Un ensayo clínico del centro médico Memorial Sloan Kettering (MSK) ha llamado la atención de la comunidad científica al concluir que 15 pacientes con cáncer de colon fueron "curados" de la enfermedad, luego de ser sometidos a meses de tratamientos con inmunoterapia. El hallazgo ha generado gran satisfacción entre los investigadores y los resultados "son tan impresionantes" que fueron publicados en The New England Journal of Medicine, para luego ser presentados en la convención de oncólogos clínicos más grande de Estados Unidos.
"Es increíblemente gratificante", dijo la doctora Andrea Cercek, oncóloga del MSK. "Recibir estas lágrimas de felicidad y correos electrónicos felices de los pacientes de este estudio que terminan el tratamiento y se dan cuenta: 'Oh, Dios mío, puedo mantener todas las funciones corporales normales que temía podría perder con la radiación o la cirugía'".
Tanto la doctora Cercek como el coinvestigador Luis Díaz Jr. explican que el estudio fue impulsado por dos ideas clave. La primera premisa es conocer con precisión qué pacientes se benefician más con la inmunoterapia para que puedan recibirla de inmediato. "La inmunoterapia ha demostrado ser exitosa en el tratamiento de un subconjunto de pacientes con cáncer de colon y recto que ha hecho metástasis, lo que significa que se ha diseminado a otros tejidos", dijo Díaz.
Los pacientes de este subgrupo tienen tumores con una composición genética específica conocida como deficiencia en la reparación de errores de emparejamiento (MMRd) o inestabilidad microsatelital (MSI). Se estima que entre el 5% y el 10% de todos los pacientes con cáncer de recto tienen
tumores MMRd, incluidos todos los pacientes en el ensayo clínico de MSK.
“Un tumor MMRd desarrolla un defecto en su capacidad para reparar ciertos tipos de mutaciones que ocurren en las células. Cuando esas mutaciones se acumulan en el tumor, estimulan el sistema inmunitario, que ataca las células cancerosas cargadas de mutaciones”, explica Díaz.
¿Cómo funciona la inmunoterapia?
Las células del sistema inmune tienen un mecanismo que evita el ataque a las células normales. Sin embargo, las células cancerígenas pueden frenar esta protección y desactivar las células inmunitarias, lo que permite que un tumor se oculte y crezca. Aquí, la inmunoterapia hace su trabajo.
Un agente llamado inhibidor de puntos de control libera el freno de una célula inmunitaria para que reconozca y ataque nuevamente a las células cancerosas. “Cuando se quitan los frenos a las células inmunitarias, las células MMRd se ven especialmente extrañas porque tienen muchas mutaciones. Entonces las células inmunitarias atacan con mucha más fuerza”, explica Cercek.
La
investigación pionera del doctor Díaz en el tratamiento del cáncer con
inmunoterapia ya había demostrado que los inhibidores de puntos de control podrían "ayudar a las personas con tumores colorrectales MMRd que se han propagado". Es así que intentaron replicar el método en pacientes con cuadros de
metástasis.
La segunda premisa del ensayo clínico fue evitar la toxicidad asociada a menudo con el tratamiento del cáncer de recto. “Nuestro primer deber es salvar la vida de nuestro paciente. Pero el tratamiento estándar para el cáncer de recto con cirugía, radiación y quimioterapia puede ser particularmente difícil para las personas debido a la ubicación del tumor”, sostuvo Cercek. "Pueden sufrir disfunción intestinal y vesical que altera la vida, incontinencia, infertilidad, disfunción sexual y más".
Para evitar estas toxicidades, muchos tratamientos para el cáncer de recto incluyen la reducción del tamaño del tumor tanto como sea posible con quimioterapia y radiación para facilitar la cirugía. Los investigadores supusieron que la inmunoterapia en pacientes con MMRd podría reducir el tamaño del tumor de manera similar para permitir una cirugía más exitosa.
Pero la doctora Cercek propuso ir más allá: en los pacientes en los que la inmunoterapia hizo que el cáncer desapareciera por completo, los médicos omitirían la quimioterapia, la radiación y la cirugía y, en cambio, controlarían de cerca cualquier signo de recurrencia. El doctor Díaz argumenta que, si funcionaba, esta decisión prometía cambiar la vida de los pacientes.
Así, todos los pacientes en el ensayo tenían tumores rectales MMRd en etapa 2 o 3, lo que hace que su cáncer sea particularmente sensible a la inmunoterapia. Los pacientes recibieron el inhibidor del punto de control dostarlimab (Jemperli) por vía intravenosa cada tres semanas durante seis meses. Sus tumores fueron analizados regularmente con imágenes, endoscopias, entre otros.
Sin síntomas de cáncer colorrectal
“La inmunoterapia redujo los tumores mucho más rápido de lo que esperaba”, afirmó Cercek. Una de las enfermeras que controlaba a un paciente señaló que este solo recibió un tratamiento y ya no sangraba más. Incluso, el dolor se había ido.
Al principio, los investigadores creían que el caso de Sascha Roth pudo haber sido atípico. A ella, oncólogos de otro centro médico le dijeron que necesitaba quimioterapia, radiación y cirugía. Al final, solo recibió infusiones de inmunoterapia cada pocas semanas en Nueva York, y sin efectos secundarios.
Afortunadamente, luego se pudo comprobar que el caso de Sascha no era una excepción. Díaz recuerda su creciente entusiasmo porque el primer paciente tuvo una respuesta completa a la terapia y no necesitó otro tratamiento. Luego, el segundo paciente no necesitó cirugía ni radiación. Pronto llegó el décimo paciente y los buenos hallazgos continuaron.
"La parte más emocionante de esto es que cada uno de nuestros pacientes solo ha necesitado inmunoterapia. No hemos irradiado a nadie, y no hemos sometido a nadie a cirugía", reitera Cercek. "Han conservado la función intestinal normal, la función de la vejiga, la función sexual, la fertilidad. Las mujeres tienen su útero y sus ovarios. Es notable".
Para el doctor Díaz, esta es la "punta del iceberg" porque la investigación continúa, además que se espera aplicar el mismo método para otros cáncer como gástrico, de próstata o de páncreas.
¿Cómo evitar el cáncer de colon?
Actualmente, hay más de 45,000 estadounidenses diagnosticados con cáncer de recto al año. La paciente Sascha Roth, al igual que ocho de las personas del estudio, tenía el síndrome de Lynch, una afección hereditaria que pone a las personas en un riesgo significativamente alto de padecer cáncer de recto y colon, entre otros.
Incluso, este mal se asocia con peores resultados luego de la
quimioterapia y la cirugía, por lo que el tratamiento con
inmunoterapia puede ser una alternativa importante.
Del mismo modo, ha habido un aumento preocupante en la cantidad de personas menores de 50 años a las que se les diagnostica cáncer colorrectal, en particular cáncer rectal. "Estamos viendo a más y más jóvenes con cáncer de recto, incluidas personas de 20 años en nuestro ensayo. La inmunoterapia podría ser una nueva opción importante para ellos", revela Cercek.
En Perú, cada año se registran
4,636 nuevos casos de cáncer de colon y 2,635 fallecimientos, según el Ministerio de Salud. Este mal, que es el
quinto cáncer de mayor incidencia en nuestro país, se presenta con más frecuencia a partir de los 50 años de edad. Su desarrollo es lento y tarda mucho tiempo antes de extenderse lo suficiente como para dar inicio a los síntomas.
Por ello, los chequeos preventivos anuales son primordiales, sobre todo si se presentan factores de riesgo, como antecedentes familiares, edad (mayor de 50 años), presentar pólipos colónicos y haber sufrido de algunas patologías como la colitis ulcerosa, la llamada enfermedad de Crohn o enfermedades inflamatorias del sistema digestivo.
También están los factores de riesgo externo relacionados con la alimentación de carnes rojas y embutidos cárnicos, el consumo de más de 30 gramos por día de etanol en bebidas alcohólicas y el tabaquismo prolongado (más de 35 paquetes al año aumenta el riesgo de
cáncer colorrectal), el sedentarismo y la obesidad.
La actividad física, la ingesta de alimentos ricos en fibra dietética, las frutas y verduras y el test de sangre oculta en heces (SOH) que se realiza anualmente; o la colonoscopía que se realiza cada diez años, contribuyen a la prevención del cáncer colorrectal. El 90% de los casos pueden ser tratados exitosamente si son diagnosticados a tiempo.