Sivily Maritza Paz nació en Iquitos, lugar al que siempre tiene presente en su corazón. De no tener nada pasó a ser una reconocida chef y exitosa empresaria gastronómica en Wisconsin. Su historia es tenacidad pura. Fue muy difícil lograr sus sueños, demasiado duro, nos dice orgullosa de lo que ha alcanzado en la vida.
En la calurosa Iquitos, donde los árboles se entrelazan con los sueños, Maritza tejió su destreza culinaria desde los primeros suspiros de su juventud.
Desde los 10 años supo que la cocina sería su camino de vida. “Vivir en Iquitos me ayudó a tener coraje y perseverancia. A pesar de no tener mucho dinero siempre me las buscaba”, comenta.
Posteriormente, emigró a Lima. Alquiló un puesto en el mercado de la urbanización Santa Rosa, cerca al aeropuerto internacional Jorge Chávez. Vendía menú, pero no era suficiente.
Su vida cambió cuando apostó por una propuesta que desafió su resistencia y aumentó sus horizontes. El llamado de su prima la llevo a Estados Unidos.
Era el sostén de sus hijos y tuvo que dejar el Perú, por el bienestar de su familia.
“Mi situación era complicada, mis hijos me necesitaban y eso me impulsó a armarme de valor e irme a trabajar en lo que sea”, afirma.
Así, llegó a Miami y empezó trabajando como empleada del hogar. Después fue cocinera de una familia adinerada en Key Biscayne.
Junto a la mansión de sus jefes, vivía el cantante puertorriqueño
Ricky Martin. “Imagínate ese vecino”, añade sonriente.
Empezando de cero
Sin embargo, eso no era suficiente para Maritza. Buscó trabajó en diversos restaurantes, empezando de cero.
“Entre a un mercado laboral muy duro, yo sabía cocinar, pero me mandaron a lavar platos”, rememora para enfatizar lo complicado que es abrirse paso en otro país.
Las dificultades no la amilanaron, tuvo un efecto contrario. Le sirvió de combustible para continuar en sus objetivos.
“Trabaje en varios restaurantes, iba creciendo y subiendo de categoría. Llegó un momento en que me decía, ya soy chef y aprendí a ser competitiva”, agrega.
Ha sido una lucha constante, no podía renunciar, tenía hijos que mantener, así que solo me quedaba seguir, enfatiza.
Chef Paz
La tenacidad de Maritza la llevó a crear un negocio en Wisconsin: Chef Paz.
La excelencia aprendida entre fogones ajenos se convirtió en la brújula para su propio rumbo gastronómico. Sin temor al riesgo financiero, confió en su talento para el emprendimiento propio.
“Estaba cansada de trabajar para otros, así que decidí abrir mi propio restaurante. Sabía que todo el dinero invertido en este negocio me dejaría por un par de meses sin dinero y sin un lugar donde dormir”, relata.
Se puso manos a la obra, pintó paredes, participó en la decoración de su restaurante, supervisó cada detalle y cocinó con más entusiasmo que nunca.
“Ahora tengo 12 años con mi negocio, y me acompaña un excelente equipo de trabajo”, refiere.
De los restaurantes en los que trabajó aprendió que la clave no radica en la ostentación, sino en el sabor. Por ello, apostó por la esencia de la cocina tradicional peruana, en sus raíces y diversidad gastronómica.
En el camino hubo gente que la ayudo, pero también una persona de su propia nacionalidad que traicionó su confianza e incluso quiso perjudicarla legalmente.
“Ahora todo está muy bien, pero nada fue fácil”, reitera al borde del sollozo.
Chef Paz se ha consolidado de tal forma que atrae a viajeros de lugares como Chicago e incluso más allá. Todos tienen en común el deseo de probar el ceviche, el lomo saltado, ají de gallina, cecina y el juane, entre otras delicias.
“Lo mío es mostrar la comida tradicional del Perú, tanto de la costa, sierra y selva, tengo un plato de cada departamento”, refiere.
Más allá de sus logros en la cocina, su verdadero orgullo se manifiesta en su devoción por retribuir lo alcanzado a la comunidad. Imparte conocimientos en escuelas e iglesias, enseña la riqueza de la cultura, la importancia de los idiomas y el valor de la comida.
En la quietud de su éxito, sus ojos ya miran hacia el futuro. Nuevos proyectos, sueños que toman forma en nuevos restaurantes, en nuevas oportunidades para seguir tejiendo, con cada platillo, un lazo más fuerte con su amada tierra peruana y su comunidad adoptiva en Estados Unidos.
Maritza tiene también una clara visión de inversiones futuras en Perú, especialmente en Iquitos donde espera seguir generando negocios y enfocando su esfuerzo en sus sucursales: Iqtaska, Ikiitu, Chef Paz y Pizza Paz.
Maritza se despide con una sonrisa, plena de dicha por haber conquistado su sueño, “empezando de cero”, como ella misma dice.
Más datos:
-Maritza Paz transmite un mensaje clave a los jóvenes con aspiraciones culinarias en el extranjero: “la humildad y el trabajo duro es fundamental en el camino hacia el éxito culinario”.
-Su restaurante en Wisconsin, abre sus puertas todos los días de 12 a 5 de la tarde. Los fines de semana son los días que más clientes recibe.
-Ha sido entrevistada por diversos medios de comunicación de Estados Unidos como Univisión y Fox.