Los enigmas que encierra la majestuosa ciudadela inca de Machu Picchu siguen cautivando a millones de personas en el mundo y quienes han tenido la oportunidad de visitarla y recorrer sus instalaciones no dejan de expresar su
asombro por tan colosal obra humana y su perfecta armonía con su complejo y fabuloso entorno natural.
Al respecto, la revista
National Geographic publicó recientemente un artículo titulado
Nueve curiosidades del enigmático Machu Picchu, en el que cita datos interesantes sobre este
Patrimonio de la Humanidad y maravilla mundial que sigue sorprendiendo al mundo por su vistosidad y el conjunto de curiosidades que siguen descubriendo los investigadores.
A continuación, las nueve curiosidades sobre Machu Picchu que propone la prestigiosa revista en su sección Viajes:
Construcción de Machu Picchu
El complejo monumental fue construido en el siglo XV por órdenes del inca Pachacútec sobre la cima de la montaña llamada Machu Picchu, en el Valle de Urubamba, conocido también como el Valle sagrado de los incas.
Machu Picchu fue concebido no solo como una urbe de importancia, sino que funcionó también como centro administrativo y agrícola cuyas zonas de cultivo sirvieron para el sustento de sus habitantes.
Arquitectura
El conjunto arquitectónico, entre edificios religiosos, residenciales y zonas de cultivo, está conformado por 140 estructuras, todas entrelazados entre sí y con el entorno natural.
Al recorrer Machu Picchu se puede observar dos sectores bien marcados y divididos por un muro de aproximadamente 400 metros de largo. Uno orientado a fines agrícolas y otro con diseño urbanístico. El área agrícola se caracteriza por la presencia de terrazas o andenes que servían para el cultivo de diversos alimentos. Muy cerca a esta zona, se hallan algunas pequeñas viviendas que pudieron ser morada de los agricultores.
Por su parte, en el casco urbano se localizan la Residencia Real, caracterizada por su refinado diseño arquitectónico, mayor tamaño y mejor distribución estructural. También se puede apreciar la Plaza Sagrada, principal recinto ceremonial de la ciudad; el Intihuatana o reloj solar, un tipo de monolito de forma piramidal trunca; las Tres Portadas, un conjunto de edificios conformado por tres grandes portales; y el Templo del Cóndor, que habría tenido un uso ceremonial.
Ingeniería
National Geographic resalta que el peso de algunos de los bloques de piedra usados para construir los edificios de Machu Picchu alcanza las 150 toneladas de peso. Estas moles extraídas de canteras ubicadas en el río Vilcanota y a mucha distancia de la cima de la montaña donde fue construida la ciudad constituyen un auténtico enigma por lo que significó su traslado, teniendo en cuenta el tremendo peso de esas enormes rocas que fueron luego cinceladas y pulidas para se engarcen perfectamente entre sí y den forma a los muros de los ambientes que albergaron a la población y sus autoridades.
Hasta ahora sigue llamando la atención de todos cómo hicieron los incas para transportar las enormes y pesadas piedras procedentes del río Urubamba o Vilcanota y de otras canteras, subiéndolas por el escarpado y empinado camino hasta la cima de la montaña si no conocían la rueda, el hierro ni contaban con grandes animales de carga.
Obra maestra de la hidráulica
Según los investigadores, el 60% del esfuerzo constructivo de Machu Picchu se encuentra bajo el suelo, en una compleja red de drenaje hidráulico. Ello explica que pasados más de 600 años sigan funcionando los acueductos que abastecen de agua a la ciudadela y que sorprenden a los arqueólogos, científicos y turistas que visitan la ciudadela inca.
Otro misterio sin fácil respuesta es cómo hicieron los incas para instalar acueductos que transportan y abastecen el líquido vital a la ciudadela inca y que siguen funcionando en la actualidad. Mediante un complejo sistema de canales, acueductos e innovadores sistemas de drenaje subterráneo los incas lograron abastecer de agua a la población de la ciudadela.
Población que albergó Machu Picchu
Se estima que alrededor de 1,000 personas llegaron a vivir en el área urbana de Machu Picchu en su momento de máximo esplendor. Las dimensiones de la ciudadela y su perfecto diseño urbanístico permiten estimar que esa cantidad de personas pudo haber convivido sin problemas dado que tenían no solo el espacio para desplazarse y realizar sus actividades sin inconvenientes, sino que estaban autoabastecidos con los alimentos que se cultivaban en los andenes que conforman el complejo monumental de Machu Picchu.
Camino Inca
National Geographic señala que 42 son los kilómetros del Camino Inca que conduce a Machu Picchu y que requieren una marcha de cuatro días. Efectivamente, el tramo del Qhapaq Ñan o red de caminos que unían a todo el Tahuantinsuyo y que conduce a la ciudadela inca tiene la misma distancia de una carrera de maratón actual, aunque el trayecto es más complejo dados los diversos pisos ecológicos que hay que recorrer a pie en un rango que va desde los 1,900 metros hasta los 6,300 metros sobre el nivel del mar, todos dentro del área natural protegida, para llegar a la cima de la montaña donde se levanta el yacimiento arqueológico más colosal de América.
Por ello el tiempo que demanda el recorrido dura cuatro días, que son generalmente cubiertos por turistas extranjeros, acostumbrados a largas travesías y cultores de excursionismo. El viaje comienza en el ubérrimo Valle de Urubamba y culmina en la ciudadela inca. Esta ruta y todas las que componen el Qhapaq Ñan no solo constituían caminos de peregrinación sino también importantes vías comerciales.
Huayna Picchu
National Geographic recuerda que 2,750 metros es la altura del Huayna Picchu, que en castellano significa “montaña joven o nueva”, ubicada a la espalda de Machu Picchu, que alcanza los 2,340 metros de altura.
Desde la cumbre de Huayna Picchu es posible apreciar todo el esplendor de la ciudadela inca, Patrimonio de la Humanidad y maravilla mundial, dado que está alrededor de 300 metros más arriba, así como el formidable paisaje natural del santuario dominado por el cautivante verdor montañoso de la ceja de selva acariciada por un cielo índigo adornado por copiosas nubes. Y también divisar, cuando se observa hacia abajo, los bien conservados andenes y el discurrir del serpenteante río Vilcanota, venerado también por los incas.
De acuerdo a las investigaciones arqueológicas hechas sobre Huayna Picchu, esta montaña fue utilizada por los incas como una torre natural de vigilancia para cuidar la ciudadela de Machu Picchu y estar alertas ante una eventual incursión enemiga. Huayna Picchu alberga el Templo de la Luna, otro centro de culto religioso en el imperio inca.
Camélidos habitantes de Machu Picchu
National Geographic llama la atención sobre las 30 llamas, entre machos y hembras, que viven y pastan en Machu Picchu. Estos auquénidos tienen nombre y son alimentadas por la población local, señala con asombro la prestigiosa publicación en su sección viajes.
Pero estos camélidos no son las únicas especies de fauna que se puede identificar en Machu Picchu. Esta área natural es hogar de especies como zorro andino, puma, vizcacha, oso de anteojos, venado de cola blanca, entre otros. Además hay más de 420 especies de aves, en las que destacan el gallito de las rocas y el cóndor andino. Hasta ahora se han registrado 279 especies de helechos, 443 de aves, 84 de mamíferos, 22 de reptiles y 17 de anfibios.
Redescubrimiento
National Geographic recuerda que el explorador estadounidense Hiram Bingham redescubrió en 1911 la que fue inicialmente conocida como la “Ciudad perdida de los incas”.
Si bien las primeras referencias directas a Machu Picchu datan de 1902, cuando un grupo cusqueños visitó los vestigios de la edificación inca, fue Hiram Bingham, comisionado de la Universidad de Yale y de la Sociedad Geográfica Nacional de los Estados Unidos de Norte América, quien inició tras su llegada, en 1911, las investigaciones sobre la que consideró como la “última capital del imperio de los incas” y fue el principal divulgador de la existencia de Machu Picchu a nivel mundial.
(FIN) LZD/MAO