El distrito de Ondores, en la provincia y región Junín, está de fiesta. Con gran algarabía, música y color se desarrolló hoy la octava herranza de San Blas como parte de los carnavales del 2024.
Grandes y chicos, ataviados de trajes típicos, se sumaron al festejo de la costumbre ancestral, en la que se pide la bendición de los apus para la reproducción de sus animales. Se hizo el chacchapeo para buscar las mejores hojas de coca y ofrecerlas a la madre naturaleza; los intermedios de baile, juego y bebida matizaron la actividad.

“Estamos degustando el riquísimo calientito preparado al estilo samblasino y ondorino en esta importante fiesta; la esencia de esta actividad radica en el respeto a nuestra Pachamama. También es un homenaje a la reproducción de los animales y es una costumbre tradicional que se realiza año tras año”, manifestó el alcalde provincial de Junín, Elio Zevallos Meza.
Una vez culminado el acto de elección del nuevo padrino del año 2025 y el respectivo cumplimiento de los padrinos salientes se procedió al cintado y marcado de los vacunos de la raza brown swiss.

“Estamos contentos festejando el cumpleaños de nuestros vacunos; también estamos realizando el agradecimiento a la Pachamama y a Tayta Jirca [vegetación] porque el día de hoy nos están bendiciendo”, declaró el promotor del evento, Hever Guadalupe Navarro.
De forma colectiva se pudo culminar el marcado de los animales que crían los miembros de la comunidad campesina de San Blas para el sustento de sus familias.
En esta ocasión, los visitantes que llegaron desde las regiones de Áncash y Lima animaron aún más la fiesta que fue amenizada por una orquesta típica y un grupo de musical tropical.
¿Qué es la herranza?
La herranza —patrimonio milenario— comienza en los carnavales entre febrero y marzo; en esta actividad participa toda la población. Las parejas de hombres y mujeres se desplazan por los campos con atuendos propios de la región, acompañados por la tinya y la guitarra, señala el Ministerio de Cultura.
Los pobladores precerámicos, habitantes de la provincia de Junín, cultivaron, paulatinamente, la señalización de los animales. Lo hacían con la finalidad de identificar la propiedad.
Esta costumbre tiene una esencia meramente andina. La marcación del ganado se realiza con cintas de colores que se insertan en las orejas utilizando una aguja. Las cintas son de diversos tipos; pueden ser de seda o de lana. También existen las llamadas "peruanas", de colores rojo y blanco.
Más en Andina: