La leishmaniosis cutánea —conocida como uta en el Perú— es una enfermedad parasitaria transmitida por la picadura de insectos flebótomos que es prevalente en la sierra y la selva de países andinos como el nuestro, y que deja deja secuelas desfigurantes en las personas afectadas y a la fecha no existe una vacuna efectiva contra ella. Es por ello que un equipo de investigadores peruanos trabaja en la validación de una prueba de detección temprana.
La investigadora peruana
Vanessa Adaui, junto con investigadores de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) y de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), obtuvieron financiamiento del Concytec, con el apoyo del Banco Mundial, para el desarrollo de este proyecto, que también contribuyó en establecer un
método de detección del nuevo coronavirus.
Respecto de los métodos de detección para esta enfermedad, Adaui declara que existen tres tipos: de diagnóstico parasitológico, de pruebas serológicas y con herramientas moleculares.
Para el primero, se extrae una muestra de la lesión, la cual se extiende sobre una lámina portaobjetos y se tiñe con un compuesto para hallar los amastigotes de Leishmania con la ayuda de un microscopio. Los amastigotes son la forma intracelular del parásito, que reside dentro de macrófagos en el paciente infectado. Así, dado que su correcta detección depende de la experiencia de la persona que realiza la prueba, y considerando, además, que la leishmaniosis cutánea se caracteriza, por lo general, por presentar pocos parásitos en la úlcera, la sensibilidad de esta prueba suele ser baja.
Por su parte, los diagnósticos basados en serología presentan una sensibilidad y una especificidad heterogénea, ya que dependen del antígeno utilizado. Para la leishmaniosis cutánea, que es una inmunopatología celular, por sí sola la prueba serológica no resulta de mucha utilidad para su detección. Finalmente, los métodos moleculares basados en la PCR son los más certeros, pero son sofisticados y, además, “dado que el análisis debe hacerse en un laboratorio especializado, la confirmación de casos en zonas endémicas rurales alejadas del país demora más tiempo y, por lo tanto, también la administración del tratamiento”, añade Adaui, doctora en Ciencias Biomédicas y bióloga.
Para el caso de
lesiones de leishmaniosis cutánea, la carga (número) de parásitos en tejido es generalmente baja. Ello conlleva retos particulares para aumentar la sensibilidad de la prueba. Para solucionar ese ámbito de la investigación, el equipo optó por enriquecer la muestra biológica mediante un paso previo de captura del parásito.
Así, se encuentran desarrollando aptámeros de ADN de alta afinidad para Leishmania, que serán inmovilizados a bionanomateriales para la captura de los parásitos presentes en las muestras biológicas.
La combinación del método CRISPR-Cas con materiales biofuncionalizados por medio de aptámeros de captura les permitirá desarrollar un sistema de detección de Leishmania con una doble ventaja y valor agregado con respecto a las plataformas de detección SHERLOCK y DETECTR basadas en CRISPR existentes en el mercado: una mejor especificidad y alta sensibilidad sin necesidad de amplificación de las moléculas biomarcadoras de ADN.
Los ensayos de detección por CRISPR-Cas se realizan desde setiembre del 2020, y el equipo ha constatado su efectividad en una decena de pruebas con muestras clínicas, por lo cual publicarán un artículo científico con los resultados obtenidos.
Validar efectividad de la prueba
El siguiente paso es validar la efectividad de la prueba con el método CRISPR-Cas en una muestra más grande. Cuando eso suceda, el diagnóstico de la uta podría tomar alrededor de dos horas y generar ahorros de tiempo y dinero para los pacientes. Adaui afirma que este tipo de diagnóstico será relativamente fácil de usar, exacto, sensible, adaptable a formato simple y de bajo costo, por lo que será accesible y asequible para su uso en centros de salud de zonas endémicas, que suelen contar con equipamiento clínico y de laboratorio básicos.
Asimismo, el hecho de tener un diagnóstico preciso ayudará a darles a las personas un tratamiento oportuno y efectivo. Finalmente, es importante considerar que el campo de la biotecnología basada en CRISPR-Cas sigue en expansión y a un ritmo acelerado.
Por ello, su potencial de aplicación incluye, pero no se limita a, la edición de cultivos agrícolas, la implementación de nuevas terapias para enfermedades genéticas en seres humanos y el desarrollo de nuevos antibióticos y antivirales.
En la última década, en el Perú se reportaron alrededor de 6500 casos de leishmaniosis por año de la forma clínica cutánea y 500 casos de la forma mucocutánea.
Tecnología aplicada en detección de covid-19
En enero del 2020, el equipo de investigación empezó el desarrollo de la tecnología CRISPR-Cas para la detección de Leishmania. Por ello, cuando en marzo la pandemia del COVID-19 llegó al Perú, los avances que habían realizado les permitieron aplicar la misma
tecnología para la detección del SARS-CoV-2. Esto fue posible gracias a la gran versatilidad y al amplio rango de aplicaciones potenciales de la tecnología CRISPR: genotipificación, tamizaje de cáncer, detección de infecciones bacterianas, virales o parasitarias, y detección de resistencia a antibióticos.
Con la tecnología ya desarrollada, pusieron a prueba cien muestras clínicas, y obtuvieron resultados con alta concordancia con la prueba de referencia (RT-qPCR). “Son buenos hallazgos y validan la fase 2 de esta prueba, denominada
UnCovid. Ahora nos encontramos dedicados a publicar los protocolos para que le sean útiles a la mayor parte del mundo”, indica.
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Publicado: 4/7/2021