Gracias al apoyo del equipo multidisciplinario del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, Jorgito celebra un año de vida luego de superar al covid-19 a pesar de haber nacido prematuro.
El 15 de junio del 2020, en el momento más crítico de la primera ola de contagio del
covid-19, el pequeño valiente llegó al mundo pesando 580 gramos y 23 semanas de vida. Pese a todo ello, los especialistas del hospital Rebagliati lograron que Jorgito superara sus problemas de salud.
Lissy Yaya, de 28 años, madre del niño y natural de Cañete, padecía de preeclampsia severa y síndrome de Hellp cuando nació el niño, pues su cuerpo rechazaba al bebé por riesgo de una falla hepática o trastorno de coagulación que ponía en peligro su vida.
Ante esa situación ingresó por emergencia al Rebagliati con un pronóstico desalentador. Su embarazo tuvo que ser interrumpido antes de los seis meses, y tras una cesárea nació el pequeño luchador al que llamo Jorge, en honor a su abuelo y al ginecólogo de guardia que lo trajo al mundo.
Madre e hijo dieron positivo al covid-19, y aunque a ella le dieron de alta al recuperarse de la cesárea, solo pudieron reunirse nuevamente un mes después.
Él se quedó más tiempo porque además de bajo peso presentó problemas para succionar la leche materna, complicación en la retina, afección respiratoria aguda y una sepsis generalizada.
Estuvo en la Unidad de Ventilación Mecánica y UCI Neonatal del nosocomio. Fue operado de retinopatía, también. Finalmente, 4 meses después, fue dado de alta el 28 de octubre del 2020, gracias al tratamiento especializado, arduo y exitoso del equipo del servicio de Neonatología del hospital Rebagliati.
La madre celebró emocionada este primer año de su único hijo, junto a los especialistas de
EsSalud, y agradeció a Dios y a los médicos por el restablecimiento de su bebé. Jorge pesa ahora 8 kilos, mide 72 cm, puede sentarse, adora las naranjas de Cañete y es feliz con la Gallina Pintadita.
La médica del servicio de Neonatología del Rebagliati Vanessa Sofia Cuya Arias señaló que el caso de Jorgito ha sido un logro para todo el equipo de este servicio (médicos, enfermeras, técnicas, nutricionistas, fisioterapistas), porque el pequeño tenía casi un 100 % de posibilidad de mortalidad, pues de acuerdo a los casos tratados para asegurar la expectativa de vida de un prematuro este debe pesar por lo menos 700 gramos y tener 26 semanas de nacido.
"Sin embargo, Jorge fue una grata respuesta al esfuerzo y profesionalismo médico", precisó.