A esto se suma, sostiene la docente, la limitada disponibilidad de alimentos saludables en bodegas, que atentan contra su salud. Por eso es importante que los estudiantes asuman una conducta alimentaria que lo ayude a manejar situaciones estresantes sin perder o alterar sus actividades.
“El estrés generado por las clases y evaluaciones puede afectar la relación de los jóvenes con su alimentación, esto se ve reflejado en su desinterés por las comidas, falta de apetito, no cumplir horarios de ingesta de sus alimentos o también por la compulsividad en la manera de comer”, precisó.
Ante el retorno a clases la especialista consideró crucial proponer una alimentación balanceada:
No omitir comidas: Es importante comprender que todas las comidas principales son importantes. Por ejemplo, en el desayuno se ingieren los primeros alimentos después de un largo periodo de ayuno derivado de las horas sueño. En el almuerzo se potencia la energía durante el día, y la cena se prepara una comida ligera para no indigestarse al dormir.
Hidratación constante: El cuerpo debe estar hidratado durante el día. Generalmente, se recomienda tomar más de 8 vasos de agua al día, porque otorga grandes beneficios para el organismo y piel, sobre todo, si están expuestos a exigentes actividades del día.
Evitar comida rápida o muy procesada: Todo en exceso es dañino. Para tener buena salud física y mental deben evitar consumir continuamente estas comidas, conocidas también como comida chatarra, pues estos alimentos suelen generar una satisfacción momentáne y son responsables causar nfermedades como la obesidad.
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(FIN) NDP/JAM