12:06 | Trujillo, jul. 31.
Hace más de 500 años, las élites chimús asentadas en lo que hoy conocemos como el valle de Virú, en la región La Libertad, al norte de Perú, decidieron ocupar las partes más altas de los cerros para poder protegerse del Fenómeno El Niño.
Esta estrategia de supervivencia frente a los eventos atmosféricos obligó a los chimú a cambiar la forma de acceder a las principales fuentes de agua y alimento; sin embargo, lo que no cambió fueron las posiciones sociales en las que se encontraban estos grupos humanos.
La evidencia de esta teoría fue encontrada recientemente en el cerro El Diablo, en el sitio arqueológico de Queneto, en la provincia de Virú, donde Feren Castillo y su equipo realizan trabajos de excavación como parte del Proyecto de Investigación Arqueológica Valle de Virú (PAVI).
En diálogo con la Agencia Andina, Feren Castillo, director de PAVI, revela que en la parte más alta del cerro El Diablo se halló estructuras de viviendas con muros de piedras muy sofisticadas y divisiones complejas que indicarían que fueron ocupadas por la élite chimú local.
“Hemos excavado en un área de 7 x 14 metros cuadrados y nos ha permito registrar parte de una vivienda, que tiene un ambiente con banqueta para descansar junto a depósitos a los costados. Además, tiene una tradición muy serrana, pues para ganar nivel en los muros les ponen unas piedras que sobresale llamadas ménsulas, que son usadas como soporte para los techos y se conectaban con escalinatas bien elaboradas. Incluso restos del techo caído fue encontrado en uno de los depósitos de la casa", indicó.
Diferencia de clases
Sin embargo, no son las únicas casas encontradas por los arqueólogos peruanos, pues también se hallaron a mitad del cerro otras viviendas siguiendo la misma técnica constructiva de mampostería, pero con la diferencia que son muros más bajos, que posiblemente los mesclaran con quincha. Allí se han encontrado pequeños fogones y los espacios son más reducidos, diferencia que marca los niveles de estatus.
Este segundo grupo de viviendas, que quizás fueron habitadas por artesanos o de otro oficio de importancia para el desarrollo de este grupo chimú, están más próximas a las quebradas, pero sin que representen peligro de ser destruidas por la activación de las mismas.
Feren señala que al pie del cerro y dentro del cauce de la quebrada se han encontrado evidencias de la existencia de otras viviendas más rudimentarias, las mismas que pertenecerían a la clase baja chimú y ellos habrían sido los encargados abastecer de suministros a las clases media y alta.
“Tras lo analizado podemos señalar preliminarmente que las élites chimús están asegurando su supervivencia y que están dejando pocas opciones a la clase baja, quienes son los que cultivan la tierra, proveen alimentos, y sufren de una escasez de espacios para poder construir sus viviendas y por eso terminan ocupando los cauces de las quebradas, tal y como pasa en la actualidad, lo que quiere decir que los patrones se repiten”, agregó.
Refiere también que se ha encontrado un gran muro de piedra de varios kilómetros de largo que separa la clase baja de las otras clases, lo que reafirma la diferencia de estatus en dicha sociedad chimú en Virú.
Abastecimiento
El abastecimiento del agua fue uno de los grandes retos para dicha élite chimú; sin embargo, la respuesta de cómo lo hicieron está muy cerca de las viviendas de la clase media, pues se han encontrado más de 30 huecos en la tierra que habría servido para almacenar el agua que se presume eran llenados por los aguateros de la época, oficio que fue ocupado por la clase baja.
“Esta zona la demos denominado Las Tinajas, pues es una zona plana y hay muchos huecos en cuyo interior hay tinajas, mientras que en la superficie tienen un muro de piedras, por lo que pensamos que sirvió para almacenar agua o chicha, pues las fuentes del líquido elemento se encontraban bastante lejos del alcance de la élite chimú”, menciona.
Esta estrategia en el modelo social se repite en otros dos lugares aún no excavados por Feren y su equipo, pero que confirmarían que los chimús se adaptaron a las circunstancias por sobrevivir.
“Estamos hablando del periodo Chimú tardío, entre 1350 a 1470 años después de Cristo. La cerámica encontrada corresponde a una época tardía que coincidiría con los sacrificios humanos en Pampa La Cruz excavados por el arqueólogo Gabriel Prieto en Huanchaco. De manera que mientras allá estaban haciendo sacrificios humanos, los chimú del valle Virú adaptaron sus aldeas”, apunta.
Piezas arqueológicas
Feren Castillo comenta que hasta el momento en dicha zona solo han encontrado fragmentos de cerámica, restos óseos y algunas agujas de coser, pero lo que no se ha encontrado son textiles, por lo que se presume que las condiciones del clima habrían evitado que estas se conserven, aunque se necesitaría más periodos de excavación para afirmarlo.
Queneto
Feren Castillo y su equipo tienen planeado intervenir por un periodo de 12 meses en 44 de los 544 bienes prehispánicos registrados en el valle Virú, que datan desde la época arcaica (2,500 antes de Cristo) hasta la Inca (1532 después de Cristo).
El punto de partida es el sitio arqueológico Queneto, una gran extensión de terreno intangible, donde se han colocado hitos, se ha hecho mapeo con drones y trabajo de recolección de cerámica u otros fragmentos arqueológicos.
Para facilitar el trabajo, Queneto ha sido subdividido en cinco sectores, uno de ellos es quebrada San Juan, que a su vez ha sido subsectorizado en ocho sectores, a partir de los caminos que se han encontrado en la zona.
El equipo de arqueólogos ha intervenido en los primeros sub-sectores que están asociados a campos de cultivo, mientras que el tercero se han hallado viviendas domésticas. Los demás se han dejado para una próxima temporada en caso se alcance el presupuesto necesario.
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(FIN) LPZ/MAO
Publicado: 31/7/2023