02:15 | Trujillo, jun. 13.
A lo largo de la historia, el Fenómeno de El Niño ha significado un gran desafío para las antiguas sociedades peruanas que dominaron lo que hoy conocemos como el norte del Perú. Investigaciones han demostrado que los chimú, por ejemplo, en su cosmovisión del mundo, ofrecieron masivos sacrificios de niños y animales en Huanchaco para calmar la furia de alguna deidad que los castigaba con lluvias intensas; sin embargo, poco se sabe de cómo otros grupos humanos enfrentaban la furia de la naturaleza lejos de la ciudad de Chan Chan.
Un equipo de arqueólogos peruanos de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) inició hace dos semanas una investigación para lograr entender precisamente el desarrollo sociocultural y las diversas formas de adaptación al medio ambiente de las antiguas sociedades que se desarrollaron en el valle de Virú, en la región La Libertad.
En diálogo con la Agencia Andina, Feren Castillo Luján, director del Proyecto de Investigación Arqueológica Valle de Virú (PAVI) y profesor de la UNT, contó que, para esta primera temporada, que durará 12 meses, se han elegido analizar 44 de los 544 bienes prehispánicos registrados y que datan desde la época arcaica (2,500 antes de Cristo) hasta la inca (1532 después de Cristo).
El punto de partida es el lado sur de la zona arqueológica Queneto, que tiene varios sectores, el más conocido es el templo Queneto 1. También destacan sus espacios cuadrangulares. Está rodeado por tres quebradas: San Juan, Queneto Centro y Queneto Sur y en la cima se encuentra el cerro El Diablo.
La zona arqueológica de Queneto registra ocupaciones desde la época arcaica (2500 antes de Cristo) hasta el Chimú tardío (1300-1470 después de Cristo).
“Uno de nuestros objetivos también es comprender los orígenes y adaptaciones al Fenómeno El Niño por parte de los grupos humanos de afiliación Chimú que estaban asentados en el valle Virú. Cuando en los 1400 se estaba sacrificando masivamente niños y llamas en Huanchaco, queremos saber qué estaban haciendo estos otros chimú en esta parte de la región La Libertad”, indicó.
Castillo Luján sostiene que existen evidencias para pensar que al igual que ahora, los chimúes también ocuparon las quebradas ante la necesidad de viviendas, y que luego fueron destruidas o afectadas por los huaicos y/o la crecida de estos cauces.
“No hemos visto sacrificios, pero si estamos viendo en las primeras etapas que la gente se está adaptando, están desviando canales, expandiendo la frontera agrícola, y hemos encontrado también evidencia de muros de superficie de viviendas de gente chimú de clase baja que ha estado en el cauce de quebradas y obviamente ha venido los huaicos y les ha pasado lo que suele pasar ahora”, expresó.
Aerofotometría
Otros de los objetivos que Feren Castillo y su equipo pretenden conseguir con ayuda del análisis sintáctico y la aerofotometría es elaborar un mapa actualizado de los bienes prehispánicos, y hacer un balance de qué tanto se han destruido los sitios que han sido destruidos por el avance de la agricultura y los tráficos de terrenos.
“Con lo que pasó con la huaca Tomabal despertó el interés en mí por saber qué tanto se han destruido estos sitios. Hemos realizado trabajos de aerofotometría de manera preliminar y hemos evidenciado que al menos el 51% de los 544 sitios declarados por el Proyecto Especial Chavimochic”, apuntó.
Sé que es difícil lograr todo eso en una sola temporada de investigación, pero hemos decidido intervenir 44 sitios para cumplir los objetivos.
“No buscamos culpar a las autoridades, culpables son los traficantes de terrenos, pero sí queremos identificar las zonas donde más han sido afectadas, pues creemos que muchos de estos sitios podrían desaparecer en cualquier momento”, agregó.
Conservación con láser
Otros de los objetivos de la investigación es poner en prueba las pistolas láser para la conservación de bienes muebles e inmuebles que permitan entender la historia del arte mural prehispánico, trabajo que se realizará en coordinación con Claver Aldama, responsable del Laboratorio de Óptica y Lásreses del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la UNT.
“Hemos obtenido buenos resultados en la aplicación de esta herramienta en metales, pero ahora queremos usarlo en pintura mural. Por los tiempos y presupuestos vamos a aplicarlos en fragmentos de pintura mural, pero si funciona sería algo bueno, pues muchos lugares como Huaca de la Luna, por ejemplo, podrían ser conservados con ayuda de estas pistolas láser”, refirió.
Escuela de campo
Pavi también se convertirá en una escuela de campo para estudiantes de Arqueología de la UNT, quienes podrán obtener su licenciatura al finalizar los trabajos.
Antony Brito será el arqueólogo residente, mientras que los bachilleres Arturo Marin, Kelly Castañeda, José Gamboa, Oswaldo Ezeta, Luz Monzón, Zafiro Vilchez, Zenaida Villa, Zamia Cárdenas y Steysy Aranda buscarán obtener su licenciatura.
Asimismo, se contará con el apoyo del Dr. Ramiro Mach, investigador de la Universidad de Rennes, en Francia.
Feren Castillo Luján es licenciado en Arqueología por la Universidad Nacional de Trujillo y maestro en la Universidad de Rennes, Francia. Ha trabajado en diversos programas y proyectos arqueológicos en La Libertad y Cajamarca.
A finales del 2019 recibió el reconocimiento a “Mejor descubrimiento de campo” en el 4to Foro de Arqueología Shanghai, en China, por el hallazgo del mayor sacrificio de niños y llamas en Huanchaco junto al doctor Gabriel Prieto.
Actualmente también es investigador calificado por Concytec y profesor del Departamento de Arqueología y Antropología de la UNT.
Más en Andina:
(FIN) LPZ/MAO
Publicado: 13/6/2023