Durante la pandemia, el Ministerio de Educación, a través de la Dirección de Educación Básica Especial (DEBE), implementó y desarrolló servicios de apoyo educativo virtual para docentes y padres de niñas, niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad.
1. Cuando A. cumplió ocho meses, Joselyn Corcino, su madre, la llevó a que la evalúe el neurólogo. En Chiclayo, los médicos se demorarían medio año en dar con el diagnóstico: retraso psicomotor por el citomegalovirus y una hipotonía generalizada.
Ahora, la niña tiene 4 años, pero no logra sentarse. Desde hace un año, ella recibe el apoyo de la psicóloga del Centro de Educación Básica Especial (CEBE) de Chiclayo. Ha recibido pautas, han trabajado cuadernos y también ha recibido videollamadas.
A ello se suma el apoyo de una especialista de la Dirección de Educación Básica Especial (DEBE) del Ministerio de Educación que cada quince días se comunica con ella mediante videollamadas.
“Las cosas que me han dicho para hacer las pongo en práctica. Le han ayudado a mi hija. Ahora ella está un poco más despierta, se da cuenta un poco más de las cosas”.
Educación para la vida
2. Norka Mamani dirige la institución educativa Horacio Zevallos Gámez, en Palca. El distrito de la provincia puneña de Lampa se ubica a 4,080 metros sobre el nivel del mar. Sus habitantes se dedican principalmente a la crianza de auquénidos, el cultivo de la quinua y a la minería. De los 121 alumnos matriculados cuatro tienen discapacidades intelectuales.
Tres de ellos egresan este año de la secundaria: Samuel, que tiene 19 años y toca muy bien la tuba; Mauricio que lee documentos con viñetas; y Lisandro que toca el bajo eléctrico y practica deportes y danzas. La maestra está orgullosa porque Lisandro y Samuel ya pasaron el 50% de la evaluación para que ingresen a la escuela de educación artística como buenos ejecutantes que son.
“En el colegio estamos muy preocupados por insertar a los chicos en la educación para la vida”, cuenta la directora, quien ha revolucionado el pueblo: son 30 chicos con discapacidad de su plantel que han ingresado a estudiar carreras universitarias y técnicas. “Ellos nos demuestran que se pueden vencer las barreras”.
Para lograrlo ha sido vital una labor permanente de la sensibilización, explica la directora. Se trabaja en fortalecer las capacidades de estos estudiantes; a la vez, hay una labor de sensibilización sobre la cultura inclusiva con los propios maestros, algunos de los cuales estaban reacios a recibir a este grupo de alumnos porque sus aprendizajes toman más tiempo.
A la par, se debe de sensibilizar al resto del alumnado para que no haya diferenciación y se evite la discriminación, fomentando valores como la hermandad y el trabajo de grupo. Finalmente, está el trabajo con las familias para que tengan la confianza de enviar a sus hijos a la escuela, donde serán atendidos sin etiquetas.
Para estas labores, la directora Mamani contó con la asesoría virtual de los especialistas de la DEBE durante la pandemia. Esto le permitió aplicar diversas estrategias, adaptar fichas para la sensibilización de sus distintos públicos y dar una atención adecuada para cada caso de discapacidad.
Realidad y pandemia
El Minedu, a través de la DEBE, ofrece una serie de servicios específicos de atención para docentes y familiares, dependiendo de la intensidad y del grado de discapacidad del niño, niña y adolescente; si se trata de discapacidad severa, de una multidiscapacidad, etcétera.
A los 404 CEBE a escala nacional, enfocados para estos educandos, se suman los Programa de Intervención Temprana (PRITE), que brindan servicios educativos a menores de 3 años con discapacidad o riesgo de adquirirlo. Los demás chicos con discapacidad leve o moderada están incluidos en todas las escuelas de educación básica regular (EBR) y educación básica alternativa (EBA).
La coordinadora de programas y servicios de la DEBE, Rocío Colca, comenta que durante la pandemia muchas familias optaron por no conectar a las clases virtuales a sus hijos con discapacidad porque pensaban que no iban a entender.
Por ello, esta dirección lanzó en agosto del 2020 un Servicio de Apoyo Virtual para brindar asesoramiento remoto a docentes y directivos que tenían chicos con discapacidad en las II.EE. EBR y EBA.
Docentes y conectividad
La nueva estrategia ha logrado llegar a las II.EE. más alejadas, entre ellas, el 67% de las escuelas de las zonas rurales, que cuentan con conectividad y necesitaban de un acompañamiento más cercano.
Para lograr esta meta, los especialistas de la DEBE se acomodaron a los horarios de los docentes.
En Huancavelica, por ejemplo, un docente camina hasta la ladera de un cerro, a 4 grados bajo cero, para recibir en su celular las instrucciones de un especialista. En otros lugares, la asesoría se daba después de las 9 de la noche, cuando mejora la intensidad de la señal. “Los equipos se han ajustado a las necesidades del docente y los temas de conectividad. Todo ello permitió validar la estrategia”, explica Colca.
La DEBE cuenta con 50 especialistas en territorio y continúa con los apoyos asincrónicos debido a la gran demanda por estos servicios virtuales. La meta es atender a 10,036 instituciones educativas donde estudian niños y adolescentes con discapacidad y sus docentes necesitan de apoyo.
La pandemia también permitió que la DEBE habilite el apoyo virtual a las familias con niños que estudian en las II.EE. EBA.
Un tercer servicio nació este año, y está dirigido a los tutores de los Prite. Por la naturaleza de los casos, explica Colca, se necesita una atención muy particular y con una mirada interdisciplinaria. Para ello, la CEBE cuenta con docentes, psicólogos, terapista de lenguaje, físico, etcétera. Ellos hacen videos y se conectan con los docentes y familias de los Prite, donde hay maestros que tienen a su cargo hasta 12 niños con casuísticas distintas.
Discapacidad auditiva
Hace un mes se ha implementado un servicio para docentes que tienen a su cargo chicos con discapacidad auditiva en las EBR y EBA. Este servicio lo ven 12 especialistas.
Se necesita para ello un ‘intérprete’ o ‘modelo lingüístico’, que medie el aprendizaje entre docente y estudiante. Mas el tema presenta una serie de desafíos. Primero se debe capacitar a los intérpretes para tener un mismo lenguaje; después, trabajar con las direcciones regionales de educación para con base en las estadísticas contratar intérpretes o llamar a un voluntariado y así fortalecer a los mediadores y docentes.
La funcionaria destaca el compromiso de las regiones Arequipa, Cusco y Lima a fin de buscar soluciones para la educación de los chicos con discapacidad auditiva y brindar herramientas a sus docentes. Otras regiones interesadas en su población estudiantil con discapacidad son Áncash y San Martín. “Aún son pocas las regiones que asumen la diversidad; algunas solo piensan en el alumno promedio”, comenta.
Explica que las cuatro herramientas para docentes y familiares de niños y adolescentes con discapacidad que mencionamos en esta nota han llegado para quedarse. Los especialistas están abocados en el rediseño de nuevas estrategias. Con ello se irá cerrando esa brecha inmensa que había con estos alumnos y hay un interés de los gobiernos locales y regionales por mayor apoyo virtual.
Cifra
50 especialistas están a cargo del asesoramiento virtual para los docentes.
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(FIN) DOP/ SMS
Publicado: 31/5/2022