Cuando Nelly Loayza llevó a su pequeña hija a recorrer los pasillos del hospital donde laboraba como enfermera, nunca pensó que despertaría en ella un gran compromiso y pasión por la medicina, mucho menos imaginó que en el futuro compartirían el mismo lugar de trabajo.
A los 6 años, Joahnna Gómez Loayza decidió que quería ser enfermera igual que su madre. Verla día a día luchar por sacar adelante a sus pacientes del hospital nacional Edgardo Rebagliati no solo en su condición física, sino también en la parte emocional, plantó en ella una motivación profunda por cuidar a los enfermos.
Sin embargo, Nelly proviene de una familia llena de enfermeras y conoce en carne propia las dificultades de esta loable profesión. "Quería desengañarla porque, ser personal de salud, muchas veces no te permite tener vida propia”, comenta a la agencia Andina.
Le contó a su hija muchas de sus experiencias en sus 30 años de servicio, hasta se tomó el trabajo de "pasearla" por el hospital para que tenga la certeza de lo que quería estudiar. Pero, conforme fue creciendo, su anhelo de querer ser médico se hacía más fuerte.
"Ella quería que yo vea la realidad y convencerme de que no estudiara nada relacionado a las áreas de salud. Pero mi decisión estaba tomada y nadie me quitó esa idea", reveló Joahnna, quien actualmente es radioterapeuta y trabaja en el mismo nosocomio que su progenitora.
Poco a poco la preocupación de Nelly se convirtió en orgullo. Y como toda madre decidió apoyar, acompañar y guiar a su hija en esta sacrificada labor.
Con amor y vocación
"Uno de los consejos de mi mamá que no voy a olvidar nunca es que tienes que ser profesional y persona. Así como te gusta que te traten, debes tratar a los demás”, señala Gomez.
Hoy, madre e hija, comparten más que nunca ese lazo filial, trabajan en el mismo hospital y por los pasillos del Rebagliati cruzan un par de palabras y hasta les da tiempo para darse un abrazo, reflejando ese amor e inspiración que sienten una hacia la otra.
"Yo admiro todo de mi mamá, es una persona muy luchadora, apoya al 100% a su paciente y nunca lo abandona", comenta la radioterapeuta.
Legado familiar
Nelly está casi convencida que en su familia la vocación de cuidar y salvar vidas pasa de generación en generación, incluso ve en su nieta esa misma pasión por la medicina que tenía su hija.
¿Se repetirá la historia? Solo el tiempo lo dirá, por ahora, ese ejemplo de vocación y servicio se ve reflejado en la pequeña Alejandra, de 8 años.
“Cuando alguien se hace una herida aquí en la casa o se cae, ella es la primera en correr y decir 'yo te curo', usa su bata blanca, trae su kit médico de juguete y empieza a evaluar al paciente”, narró su madre.
Joahnna y Nelly señalan que es difícil pasar en familia el Día de la Madre, especialmente para quienes trabajan en el área de la salud, pero coinciden que no necesitan un día en específico para decirse lo mucho que se aman y admiran.