La anemia en las familias peruanas obedece en gran medida al desconocimiento de cómo alimentarse correctamente y puede ser muy peligrosa en menores de edad, advirtió el Ministerio de Salud (Minsa), el cual desarrolla una estrategia totalmente gratuita para combatirla a nivel nacional.
“Ahora hay muchas madres jovencitas que no saben cómo alimentar a sus niños y tampoco ellas mismas. Les falta paciencia, experiencia. Si bien es bien es cierto que las verduras tienen hierro, lo tienen en menor cantidad y además lo absorbemos menos que el hierro de fuente animal. Hay mucho desconocimiento sobre la importancia del hierro y de dónde obtenerlo”, manifestó a la Agencia Andina, Lily Sandoval Cervantes, coordinadora de la Unidad Funcional de Alimentación y Nutrición Saludable del Minsa.
Cuando hay anemia, el cuerpo carece de los suficientes glóbulos rojos sanos para transportar un nivel adecuado de oxígeno a todos los tejidos del cuerpo, incluido el cerebro, generando decaimiento, apatía y cansancio. Cuando se trata de una anemia leve, muchas veces pasa inadvertida, pero es igualmente dañina para quien la presenta.
Actualmente cuatro de cada 10 niños en el Perú, con edades entre 6 a 35 meses tienen problemas de anemia y muchas veces los padres no lo saben.
“Si la anemia se presenta en los primeros 1000 días del menor (tres primeros meses), afectará su desarrollo de por vida, habrá consecuencias graves en la persona. La desnutrición crónica infantil y la anemia son problema de malnutrición, ambos son problemas de salud pública y su combate son una prioridad nacional”, refirió la experta del Minsa.
Explicó que, gracias a la estrategia permanente de lucha contra la anemia, el porcentaje de su incidencia en el país ha empezado a disminuir.
“Desde el 2011 al 2020, hemos estado estacionados en un 40% (de menores con anemia), pero en el último reporte del Endes (2020-2021) hemos bajado a 38.8%. Este 1.2% que puede parecer poco es enorme porque representa más de 16 mil niños que ya no tienen anemia. Son vidas, son niños que ahora estarán mejor”, sostuvo.
Para la especialista, esta cifra descenderá mucho más en la medida que más familias entiendan a) la importancia del hierro en la alimentación de sus hijos, b) sepan dónde encontrarlo y c) y acudan a los centros donde se ofrece tratamiento gratuito para este problema.
Buena alimentación
Sobre este primer aspecto, la licenciada Sandoval refiere que la buena alimentación se inicia en el vientre materno.
“Debe asegurarse que la madre reciba todos los nutrientes que su cuerpo necesita para que su bebé nazca con buen peso, buena talla y tenga sus buenas reservas de hierro al nacer”.
Una vez que el bebé nace debe ser alimentado expresamente con leche materna y cuando empiece a comer, debe procurarse que reciba alimentos ricos en hierro, que los hay baratos y al alcance de la mano.
“Deben evitarse las sopitas porque no tienen la cantidad de calorías, proteínas y hierro que necesitan. Los bebés deben recibir alimentos consistentes, purés variados, con sangrecita, hígado o bazo”.
La coordinadora de la Unidad Funcional de Alimentación y Nutrición Saludable del Minsa recomendó incluir alimentos de origen animal de forma diaria en sus comidas.
“Por ejemplo, se le puede hacer un puré de papa, zanahoria e hígado y siempre sin sal. Otro día puede ser camote, brócoli y sangrecita y así variar las combinaciones. Los niños menores de 2 años no deben consumir sal ni azúcar. Ellos no conocen esos sabores, la leche materna tiene un sabor neutro”.
Indicó que, por desconocimiento, muchas familias suelen optar por alimentos no tan altos en hierro o durante su preparación les quitan las partes que sí lo contienen.
“Por ejemplo, les quitan la parte oscura al pescado cuando es allí donde hay mayor concentración de hierro. Muchas mamitas piensan que darle el pecho de pollo, pura pulpa, es mejor, pero ese tipo de carne solo tiene 1,5 miligramos de hierro, en comparación con otras fuentes como la sangrecita y el bazo de res, que tienen cerca de 30 miligramos de hierro. El pescado contiene 3 miligramos”.
Se sugiere también restringir el consumo de mates o café con las comidas para evitar la ingesta de inhibidores de la absorción del hierro, sobre todo los de origen vegetal.
Además de la buena alimentación, es fundamental asegurar el agua y saneamiento del hogar porque, cuando no los hay, los menores pueden sufrir de constantes parasitosis y diarreas, que impiden la absorción de nutrientes y de hierro.
Pruebas y tratamiento
“El problema es que la anemia es una enfermedad silenciosa, que no se visualiza hasta que tiene niveles altos de severidad. Cuando se trata de una anemia moderada observamos a un niño o niña pálidos, se les baja la conjuntiva del ojo y esta se ve muy blanca”, manifiesta la experta del Minsa.
La mejor manera de detectar la anemia es midiendo la hemoglobina a través de un análisis de sangre, el cual se realiza en cualquier establecimiento de salud a un costo accesible y en forma gratuita para los afiliados al Seguro Integral de Salud (SIS).
Un niño con hemoglobina normal debería tener 11 miligramos a más. Una anemia severa es cuando el menor tienen por debajo de 7 de hemoglobina.
“Es fundamental que el niño reciba sus controles de crecimiento de forma mensual. A los 6 meses le tocaría una prueba gratuita de hemoglobina, descarte de anemia. Si sale positivo empezará el tratamiento, que consiste en jarabe y gotitas de hierro totalmente gratuitas por seis meses”.
Al mes de iniciado del tratamiento se le hará un nuevo control de hemoglobina para ver cómo avanza con el tratamiento. Se requiere que los padres sean constantes para lograr el éxito de la estrategia.
“El hierro es un mineral que puede causar un poco de estreñimiento y puede oscurecer las deposiciones. Eso a veces asusta a los padres y dejan de darle las gotitas. Lo mismo pasa cuando empiezan a dentar y el hierro hace que sus dientecitos se oscurezcan, pero no es un gran problema porque pueden limpiarse”.
Lo mismo pasa cuando se estriñen, solo se les debe dar alimentos que contengan más agua, fibra; como frutas, verduras. “Los padres deben tener mucha paciencia y ser constantes con el tratamiento para que el niño logre estar sano”.
Para un mejor cumplimiento de la estrategia de intervención, el Minsa ha implementado el seguimiento de cada caso, a través del telemonitoreo y visitas domiciliarias con actores sociales.
“Cuando el niño no mejora es básicamente por una mala alimentación y casi siempre por desconocimiento, por eso hacemos también consejerías nutricionales de acuerdo con el contexto y disposición económica de cada familia”.
Pasados los 6 meses de edad, el Ministerio de Salud recomienda nuevas mediciones de hemoglobina a los 12 meses, al año y medio y a los 2 años. Para saber si un niño entre 5 a 11 año no tiene anemia debe presentar 11.5 de hemoglobina como mínimo.
“Hay un grupo importante que también se encuentra priorizado en la lucha contra la anemia y son las adolescentes entre 12 y 17 años. Para ellas hay un tratamiento con tabletas de hierro y ácido fólico, porque en un futuro se convertirán en madres y hay que prevenir la anemia de forma temprana. Ellas reciben el tratamiento por seis meses continuos al año”.
En todos los casos, es necesario que pasen por un control pediátrico y una posterior prueba de sangre para saber si tienen anemia. En caso de tenerla, los tratamientos son completamente gratuitos para todos los menores de edad del país, tengan o no seguro, a partir de los 4 meses -que reciben una intervención preventiva- hasta los 17 años.
“Es importante que se entienda que la anemia es un problema que afecta la vida de los niños. Quienes la tengan tal vez no podrán resolver un problema matemático, no van a poder memorizar lo que aprendan en la escuela, no van a poder interrelacionarse tan fácilmente porque hay una afectación del sistema nervioso central y con eso todas su relacionales personales. Lo importante es que puede prevenirse y atenderse”, finalizó la experta.
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(FIN) KGR
Publicado: 10/6/2022