20:45 | Shanghai, ago. 26.
Shen Yi, Centro de Estudios sobre los BRICSEste mes se llevará a cabo la IX Cumbre de los BRICS en la ciudad china de Xiamen. El concepto “BRICS” fue asumido hace una década. Si revisamos el pasado y miramos hacia el futuro, resulta previsible que los BRICS continúen creciendo y trascendiendo en los próximos años, dirigiéndose además hacia una cooperación más pragmática.
Para hacer de los BRICS un impulsor fundamental de la reforma de la gobernanza global, el grupo debe primero perfeccionar sus mecanismos y consolidar luego su fuerza de cohesión.
En su primera década, los BRICS han experimentado una evolución. Desde ser un simple término presentado en el informe de una institución financiera han pasado a tener una existencia cuasi sustancial con gran impacto en la gobernanza global.
A medida que los BRICS van entrando en una segunda fase, caracterizada por un desarrollo relativamente maduro y estable, se enfrentan a desafíos aún más difíciles y complicados, que consisten en cómo soportar la influencia poco constructiva del mundo exterior y en cómo seguir creciendo para impulsar la reforma de la gobernanza mundial.
Para afrontar estos retos, los BRICS deben aumentar su derecho de voz y fortalecer su unión. Es obvio que algunos medios de comunicación e instituciones de investigación de Europa y Estados Unidos esperan mantener el derecho de decidir el futuro de los BRICS.
El éxito o el fracaso en la lucha por una mayor influencia en el ámbito internacional dependen en gran medida del desarrollo de los BRICS y de cómo estos se ayudan y colaboran para alcanzar su futuro desarrollo.
Al hablar de cohesión nos referimos a la forma en que los BRICS pueden superar las disparidades, las divergencias e incluso las fricciones entre sí para resistir efectivamente la influencia poco constructiva del mundo exterior.
Al respecto, un ejemplo típico es el intento de Estados Unidos de engatusar a los países de Asia Meridional para atraerlos a su lado. Para que los BRICS mantengan una estabilidad, es crucial que actúen con sabiduría y previsión estratégicas.
Objetivos estratégicos
Los BRICS necesitan encontrar su propia posición en la arena global y contribuir sustancialmente, a fin de que puedan elevar su estatus y expandir su influencia en la gobernanza global. Este es uno de los objetivos estratégicos que deben alcanzar en su desarrollo futuro.
Desde 2008, año en que estalló la crisis financiera mundial, la globalización liderada por las economías desarrolladas de Europa y Estados Unidos se fue deteniendo.
El movimiento antiglobalización que ha prevalecido desde 2016 muestra que los países desarrollados occidentales ya no pueden seguir dominando el proceso de globalización debido a sus problemas estructurales internos y a los defectos de sus sistemas de distribución.
Tales tendencias antiglobalización significan también que el marco de gobernanza global ha alcanzado ciertos límites de crecimiento. El progreso de la globalización no se detendrá ni se invertirá.
Lo que tenemos que hacer es ajustar y cambiar su superestructura, especialmente la distribución del poder de decisión en los mecanismos relevantes y en sus operaciones. La desafortunada crisis económica ha sido también una oportunidad para que China y los otros países BRICS promuevan la globalización.
En la próxima década, los BRICS deben aprovechar esta oportunidad y realizar contribuciones sustanciales para elevar su estatus y ampliar su influencia en la gobernanza global.
En este sentido, las contribuciones sustanciales incluyen promover el progreso benigno de la globalización, impulsar la reforma de la gobernanza global, y buscar un nuevo modelo y un camino de desarrollo que satisfagan necesidades diversificadas.
Gobernanza mundial
En su futuro desarrollo, los BRICS tienen la misión histórica de afilar sus capacidades y no solo participar, sino también promover activamente la reforma de la gobernanza mundial y ampliar los campos de la cooperación pragmática.
Es difícil conciliar el conflicto entre la oferta y la demanda de bienes públicos internacionales bajo el actual sistema de gobernanza global, que fue precisamente lo que motivó la formación del mecanismo de los BRICS. El actual sistema de gobernanza fue establecido después de la Segunda Guerra Mundial por los países occidentales desarrollados, con el liderazgo de Estados Unidos.
Bajo esta estructura, la gobernanza económica mundial tiene como base el sistema de Bretton Woods, mientras que la ONU es el centro del sistema de gobernanza global en seguridad. Los países occidentales desarrollados han desempeñado durante mucho tiempo un papel dominante en la elaboración de reglas y explicaciones sobre el sistema.
Por el contrario, las economías emergentes y los países en desarrollo han sido considerados como inferiores en términos de voz e influencia. Por lo tanto, sus demandas e intereses han sido a menudo ignorados.
El estallido de la crisis financiera de 2008 puso de manifiesto los inconvenientes del FMI –la principal institución financiera internacional– en cuanto a la insuficiente oferta de bienes públicos internacionales, como la vigilancia de políticas y los programas de rescate.
Esta crisis hizo que los países occidentales desarrollados comprendieran la importancia de la participación de los países en desarrollo en la solución de los problemas en la gobernanza, como la coordinación de políticas mundiales y la asistencia en casos de crisis.
El G20, un mecanismo informal de diálogo que abarca a los principales países desarrollados y en desarrollo bajo el marco del FMI, se ha convertido en una importante plataforma para que las economías desarrolladas y en desarrollo conversen sobre la gobernanza económica mundial.
Los BRICS, cuyos países son todos miembros del G20, comparten un punto de vista similar al abordar muchas cuestiones y tienen demandas comunes sobre la reforma de la actual gobernanza mundial. Esto les ha llevado a sostener consultas separadas durante las reuniones del G20 y en otras ocasiones, lo que ha impulsado aún más el mecanismo de los BRICS.
Desarrollo sostenible
Desde su formación, los BRICS siempre se han esforzado por trascender y buscar un mejor desarrollo. Debido a este espíritu, sus países miembros han evolucionado de ser un concepto de Goldman Sachs para la comercialización de un producto financiero a convertirse en un mecanismo sustancial; han ampliado su misión de mejorar la gobernanza económica global a reformar la gobernanza global; y han pasado de ser una simple política de coordinación a ser un mecanismo integral enfocado en la cooperación pragmática.
Específicamente, los BRICS deben innovar en los siguientes aspectos:
En primer lugar, deben profundizar la cooperación política y de seguridad internacional, y adquirir una mayor voz a la hora de impulsar la reforma del sistema de gobernanza global. Deben buscar la cooperación pragmática en los campos de la política y la seguridad, que encabezan la agenda de la cumbre en Xiamen.
En segundo lugar, deben mejorar las funciones de las agencias de clasificación financiera de los BRICS. Debemos tomar como referencia la experiencia del Nuevo Banco de Desarrollo y del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, y hacer que nuestra voz sea más fuerte en los sistemas de evaluación económica y financiera global, a fin de proporcionar bienes públicos mundiales en demanda.
Finalmente, en tercer lugar, deben establecer y mejorar un nuevo modelo de desarrollo con un crecimiento inclusivo y vincularlo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Los BRICS pueden, a través de su marco de cooperación estratégica, promover el establecimiento y el desarrollo de una comunidad de destino común para toda la humanidad.
Después del desarrollo alcanzado en su primera década, los BRICS continuarán creciendo y encontrarán un nuevo camino de desarrollo desde donde harán una debida contribución al mundo.
(FIN) RCH/FPQ
Publicado: 26/8/2017