Por Yvonne VásquezLa luz ultravioleta ha empezado a usarse en los países que ya están levantando las restricciones de distanciamiento social para desinfectar los espacios públicos expuestos al SARS-CoV-2, y así frenar el contagio del covid-19. En el Perú, un equipo de investigadores asociado a la Universidad Nacional Agraria La Molina está desarrollando un sistema de purificación de aire mediante esta tecnología.
La propuesta es una de las ganadoras del
Reto Innova- Covid-19, por lo que cuenta con un financiamiento de 275 mil soles de Innóvate Perú y 40 mil soles de parte de la empresa Tecnofood.
Con la finalidad de garantizar la efectividad del sistema, denominado
SaniAir, los
investigadores utilizan la luz ultravioleta del tipo C (UV-C) -que se fabrica artificialmente-, ya que la UV-C natural no llega hasta la superficie de la Tierra, debido a que es absorbida en la estratósfera por la capa de ozono.
El investigador Álvaro Tello Loli, coordinador del proyecto, explicó a la
Agencia Andina que el sistema SaniAir funciona como un filtro, compuesto por una lámpara de
luz ultravioleta (UV-C), la cual opera en una frecuencia de 254 nanómetros.
Esta va contenida en una cubierta de acero inoxidable, que se conecta a un extractor, el cual permite que el aire “contaminado” ingrese al interior de este espacio donde es expuesto a la
luz desinfectante ultravioleta, generada por la lámpara. Posteriormente, el
aire purificado es devuelto al ambiente exterior.
"De esa manera se puede obtener un sistema a un costo accesible utilizando solo las lámparas necesarias para desactivar el virus", sostuvo Tello Loli. Agrega que el equipo de investigadores apunta a un sistema “listo para enchufar”, que puede ser activado mediante un switch de seguridad, por ello están buscando la validación internacional para que este filtro sea usado mientras las personas están en el ambiente, a la vez que el aire se va purificando, ya que no hay una exposición directa a la radiación.
¿Cómo funciona el sistema?
La luz UV-C es de onda corta y su frecuencia fluctúa en un rango de 100 a 280 nanómetros. Los otros dos tipos de luz ultravioleta van en el siguiente rango: la ultravioleta B (UV- B) tiene una longitud de onda que va desde los 280 a 315 nanómetros, y tampoco está muy presente en la superficie terrestre, aunque artificialmente suele ser usada para las cámaras de bronceado. La luz ultravioleta A (UV-A) oscila en una frecuencia de radiación que va desde los 315 a 400 nanómetros. Esta es la más común en el ambiente, ya que no es retenida en la atmósfera.
“Si la luz UV-C lograra pasar la atmósfera, simplemente no habría vida en el planeta. Pero, así como es capaz de acabar con la vida humana, la luz UV-C también rompe las moléculas de ARN y ADN del virus, inactivando de esa manera su capacidad de hacer más copias de sí mismo e impidiendo el contagio”, señaló, por su parte, el microbiólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Jorge Gavidia, representante de TersusMax, empresa peruana que también apunta al desarrollo de equipos de radiación ultravioleta C, cuya propuesta es que estos sean manipulados a través de dispositivos digitales para evitar el contacto humano.
Si bien la luz UV-C, descubierta el año 1878, se utiliza desde hace décadas para desinfectar agua, aire y super?cies, en los últimos años se demostró que era efectiva para reducir el contagio de los coronavirus SARS-CoV y MERS-CoV. “Por ello, ahora los científicos recomiendan su uso para frenar el contagio con el nuevo coronavirus”, afirmó Gavidia.
Es importante indicar que no se ha demostrado que los equipos de luz ultravioleta, comercializados para un manejo directo de los usuarios (con luz UV-A o UV-B), tengan un efecto germicida. Por ello, refiriéndose a la luz UV-C, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido una severa advertencia hacia las personas que pretenden usar esta radiación para esterilizar sus manos o cualquier otra parte de su piel.
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(FIN) IVCh/ SPV
Publicado: 15/6/2020