Andina

Conozca al talento de Beca 18 que quintuplicó los cuyes de Huayllaspanca

Estudiante de Medicina Veterinaria Abel Rojas implementó Nutricuy, un programa para tecnificar crianza

Primitiva de la Cruz, pobladora de la comunidad de Huayllaspanca (Junín), ahora alimenta a 50 cuyes, tan grandes y saludables que acaban de ser distinguidos en una competencia.

03:00 | Huancayo, abr. 26.

Abel Rojas Pozo es de aquellas personas que deberían multiplicarse. El joven ayacuchano cursa el último ciclo de Medicina Veterinaria y Zootecnia, gracias a Beca 18, e implementó un novedoso programa que ha permitido quintuplicar los cuyes de la comunidad de Huayllaspanca, región Junín, y así contribuye a reducir la pobreza de los pobladores. Vea aquí la galería fotográfica

Decenas de pobladores han apostado por la iniciativa denominada Nutricuy y viven agradecidos con el aplicado estudiante de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).

A Primitiva de la Cruz le quedaban ocho cuyes pequeños y flacos cuando Abel llamó a la puerta de su casa. La noche anterior, el noveno de sus animalitos había muerto repentinamente y su tristeza se había transformado en preocupación por lo que podría sucederle a los demás.

Familias de la comunidad de Huayllaspanca, región Junín, participan en el programa Nutricuy y han logrado multiplicar el número de ejemplares.

Sin embargo, luego de escuchar al entusiasta joven de 24 años, que la animó a participar en un proyecto para tecnificar la crianza de cuyes, vio la luz al final del túnel.

Los pequeños mamíferos, le aseguró Abel, podrían alimentar no solo a su familia sino también a decenas de clientes, que pagarían buen precio por la exquisita y nutritiva carne.

“Antes de iniciar el proyecto, en Huayllaspanca se criaban cuyes a la usanza tradicional de nuestra sierra, es decir, dentro de las casas, corriendo por el patio o en la cocina. Los animales no tenían un espacio propio ni eran separados según sus roles como mamíferos", explicó.

Pobladores de la comunidad de Huayllaspanca (Junín) no solo se alimentan con la carne de los cuyes que crían, sino sino también los venden y generan ingresos para sus familias.

De esta manera era fácil que se enfermen o que no crecieran ni se reprodujeran en todo su potencial, advirtió el becario ayacuchano, pero de corazón huancaíno, según confiesa, de la convocatoria 2014. 

El poder de la educación 

En su infancia y adolescencia en Huancayo, adonde huyó su familia por la violencia que azotó nuestro país en las décadas de 1980 y 1990, creció observando cómo la población perdía oportunidades para prosperar con la crianza de animales de granja debido a la falta de información y recursos.

Así, cuando en el 2018 se presentó al VI Concurso de Proyectos de Promoción de la Responsabilidad Social organizado por la universidad propuso revertir esta situación con el programa Nutricuy.

Se trata de una iniciativa para sistematizar la crianza de cuyes y contribuir con la economía y nutrición de sus propietarios. Su propuesta se alzó con el primer lugar del certamen y un premio de 10,000 soles para implementarla.

“Elegimos Huayllaspanca por su condición de zona agrícola y la gran necesidad de su gente. Al cabo de 11 meses de trabajo, con la participación activa de la mayoría de sus 225 familias, se ha logrado aumentar en casi 500 % el número de cuyes de los participantes”, explicó Abel, orgulloso de su alumna más aplicada, doña Primitiva.

Atrás dejó su preocupación y ella ahora alimenta a 50 cuyes, tan grandes y saludables que acaban de ser distinguidos en una competencia del voluntariado Salud Pública Veterinaria (Sapuvet), integrado por docentes, alumnos y egresados de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UPCH.

Una vida sembrando

Otra historia de éxito es la de Adelaida Porras Quispe (70), quien afirmó: “Toda mi vida me dediqué a sembrar y cosechar la tierra, por lo que no tomé en serio la crianza de cuyes. Pero la tierra ya no rinde como antes, paga poco y exige mucho para alguien de mi edad. Con los cuyes ahora tengo una forma más tranquila de trabajar”.

Abel confía en que los resultados de Nutricuy continúen siendo óptimos conforme las familias participantes afiancen las técnicas aprendidas y las historias de doña Primitiva y Adelaida se cuenten por cientos o miles.

El reto vale la pena, pues, de acuerdo con el Ministerio de Agricultura y Riego, el kilo de carne de cuy cuesta alrededor de 13 dólares y Perú es el primer exportador mundial de ese tipo de carne, con una participación de 71.3 % en el mercado internacional.

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(FIN) NDP/JOT

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Publicado: 26/4/2019