Durante el verano la comida es más propensa a descomponerse debido a las altas temperaturas, por lo que muchos optan por
. Sin embargo, si no se almacenan correctamente, pueden favorecer el crecimiento de microorganismos, capaces de generar enfermedades o infecciones estomacales.
Así lo informó el biólogo Juan José Quispe, del Centro Nacional de Alimentación y Nutrición del Instituto Nacional de Salud (INS), quien resaltó que, si bien la refrigeradora ayuda a prolongar el tiempo de vida útil de los alimentos, no garantiza que estén libres de patógenos dañinos para la salud.
Esto puede atribuirse a diversos factores, que van desde la ubicación dentro del refrigerador donde guardamos la comida recién preparada hasta el tiempo de almacenamiento y el tipo de recipiente que usamos.
¿Dónde guardar los alimentos cocinados?
En diálogo con la
Agencia Andina, el especialista señaló que durante esta temporada, donde
las temperaturas están por encima de lo normal, el refrigerador es un gran aliado para conservar alimentos y otras sustancias perecederas, por lo que hay que utilizarlo de manera adecuada.
Este equipo doméstico se divide en dos zonas: la zona de congelación, de menor temperatura (entre -4 °C y -10 °C), que sirve para conservar alimentos por semanas o meses, y la zona de refrigeración (entre 0 ºC y 8 ºC), donde los alimentos pueden mantenerse frescos durante varios días.
Los platos ya preparados, que han pasado por un proceso térmico y están listos para su consumo, deben ir en la parte superior de la refrigeradora, debajo del congelador. “Esta es la zona más fría, por lo que se va a conservar un poco mejor. No obstante, esta conservación debe ser lo mínimo. No podemos darle refrigeración más de tres o cuatro días porque empezará a deteriorarse”, comentó.
Asimismo, recomendó ordenar los recipientes de comida dependiendo cuándo se van a consumir. Si guardaste el almuerzo para la cena, entonces debe ir en la parte de adelante, cerca a la puerta, pero si lo vas a almacenar para el día siguiente, debe ir en la parte de atrás.
En el caso de la congeladora, los alimentos frescos, como carnes y pescados, deben colocarse al fondo y los que tienen más tiempo congelados en la parte delantera.
Quispe también aconsejó no obstruir las entradas de aire frío del refrigerador para garantizar una circulación adecuada. Esto ayuda a mantener una temperatura constante y previene la proliferación de microorganismos.
“No hay que atiborrar de alimentos. Si tapamos la entrada del aire frío, no va a refrigerar toda la parte de abajo, la temperatura se va a incrementar y puede entrar a la ventana de 5 °C a 65 °C, que es la temperatura ambiental, donde la proliferación de microorganismos es más alta”, agregó.
¿Taper de vidrio o de plástico?
Según el biólogo del INS, en el verano, la comida cocinada no debe pasar más de una hora a la intemperie, pero tampoco debe meterse directamente en la refrigeradora.
“Lo mejor es esperar hasta que se enfríe y ponerlo en un táper de vidrio, que permite menos porosidad y que el alimento no se contamine con otras sustancias o adquiera un sabor extraño, como en el caso de los envases de plástico”, anotó.
Los recipientes herméticos también ayudan a evitar la contaminación externa y mantener la frescura de los alimentos, mientras que los envases al vacío pueden multiplicar cinco veces el tiempo de vida útil.
No se recomienda almacenar la comida en el mismo plato debido a la contaminación cruzada. “Todos los alimentos pueden tener una carga microbiana y estos microbios pueden pasar de un alimento fresco o crudo a un alimento procesado, por eso hay que evitar tenerlos expuestos”.
Tampoco se debe colocar la olla directamente en el refrigerador porque puede alterar la cadena de frío y aumentar la temperatura interna, lo que puede comprometer la seguridad de los alimentos y el funcionamiento del electrodoméstico.
¿Cómo recalentar en el microondas?
El especialista recalcó que, antes de recalentar, es fundamental mantener las manos limpias y asegurarse de que los recipientes estén sin derrames. Si vas a utilizar el microondas, recuerda hacerlo en etapas.
Esto se debe a que el microondas calienta la parte externa primero y puede no penetrar uniformemente en el centro del alimento. Se recomienda remover y volver a calentar en intervalos para asegurar una distribución uniforme del calor.