Este 8 de octubre, la Marina de Guerra del Perú conmemora el 146 aniversario del Combate Naval de Angamos, acontecimiento que marcó profundamente la historia del país y el espíritu de la institución. La fecha coincide con el Día de la Marina de Guerra y el 204 aniversario de su creación, una jornada de homenaje al almirante Miguel Grau Seminario y a los hombres que, junto a él, entregaron su vida por la patria.
“El combate naval de Angamos representa un momento trascendental en la campaña naval de la Guerra del Pacífico. Un grupo de peruanos dio todo: su tiempo, su energía y más de seis meses de campaña en el mar, con las carencias propias de estar embarcados en una unidad naval”, explica el capitán de Fragata Michel Laguerre Kleimann, Director de Patrimonio Histórico y Cultura Naval.
Para Laguerre, el valor de esta gesta no se mide solo en términos bélicos. “En Angamos hubo una derrota militar, hubo una derrota material, pero hubo una victoria moral, totalmente en contraste. Es la elección del sacrificio lo que hace de esta gesta algo maravilloso”, reflexiona.
El oficial naval recuerda que, en esa jornada del 8 de octubre de 1879, Miguel Grau, Elías Aguirre y Diego Ferré murieron sabiendo que el resultado era adverso. “Era materialmente imposible ganar en Angamos, pero demostraron que el peruano, cuando está convencido de la causa que defiende, da lo último que puede dar: su vida”, enfatiza.
Un detalle histórico poco difundido, destaca Laguerre, es que Grau murió en aguas que en ese entonces pertenecían a Bolivia. “Angamos era territorio boliviano. Por eso, Grau también es considerado héroe nacional en Bolivia. Chile aún no había conquistado esa zona marítima ni terrestre”, precisa.
El liderazgo moral del Caballero de los Mares
Cuando estalla la guerra, Miguel Grau era diputado por Paita en el Congreso de la República. “Era un hombre respetado, esposo y padre de ocho hijos. Pudo excusarse, quedarse en su cargo político, pero no lo hizo. Pidió licencia para asumir el comando del monitor Huáscar y ponerse en la primera línea de defensa de la patria. Eso demuestra su coherencia y sentido del deber”, señala Laguerre.
Durante seis meses, el Huáscar —bajo el mando de Grau— impidió que las fuerzas chilenas pisaran territorio peruano. “Solo pudieron hacerlo una vez que el Huáscar fue capturado. Ese es el impacto de la campaña de Grau y sus más de 230 tripulantes”, resalta el marino.
Su liderazgo también se reflejó en la humanidad de sus actos. En el combate de Iquique, el 21 de mayo de 1879, Grau rescató a 62 náufragos chilenos. “Pudo no hacerlo. No estaba obligado, pero lo hizo. Esa acción revela su temple y su ética”, sostiene Laguerre.

El ejemplo que forma a los marinos de hoy
El legado de Miguel Grau se encuentra presente en cada espacio de la Escuela Naval del Perú, donde se forma la nueva generación de oficiales. En el centro del campus se levanta la cripta del almirante Grau, un lugar simbólico que resume la filosofía de la vida naval. “En la base de su estatua se lee la frase: Cadetes navales, seguid su ejemplo. No es solo un lema: es una guía de vida”, afirma el Director de Patrimonio Histórico.
“La cripta está ubicada en el centro de la Escuela Naval. A su alrededor están los edificios de formación académica, deportiva y náutica. En el corazón de todo eso está la formación espiritual y humana. Eso es lo que irradia Grau”, comenta.
Cada año se gradúan entre 90 y 105 alféreces de fragata, jóvenes que concluyen una formación exigente, basada en valores y disciplina. “La Marina de Guerra ofrece una alta preparación técnica y humana. Si nuestros oficiales no son honestos, no son transparentes, no tienen disciplina, no ganamos ninguna guerra”, afirma Laguerre.
“La formación de un marino es para la guerra, pero no significa que la busque”, aclara el capitán de Fragata. “Hablamos de personas que se preparan para defender la patria, pero que también están capacitadas para aportar al desarrollo del país en otros campos, una vez cumplido su servicio.”

Esa entrega, dice, es el reflejo del ejemplo que dejaron Grau y sus tripulantes. “Cuando a un marino se le encomienda una tarea, la cumple al 100%. Lo vemos hoy en misiones en el Vraem, en Putumayo o en las operaciones humanitarias. Esa es la proyección moderna del legado de Angamos.”
Una familia naval que se forja en valores
Hoy, 146 años después de esta gesta heróica, los jóvenes deben saber que “la Marina ofrece ser parte de una institución con historia, con prestigio y con una gran hermandad. Aquí se forja la gran familia naval y amistades que duran toda la vida.”
El espíritu de Angamos, asegura, sigue vivo en cada marinero peruano. “Grau no es un héroe inventado. Es la coherencia entre lo que creía, lo que pensaba, lo que decía y lo que hacía. En eso radica su verdadero heroísmo”, concluye.
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(FIN) DOP/RRC
Publicado: 8/10/2025