Brillith Gamarra, judoca peruana que trabajó en una pollería y brilló en el Grand Prix

La judoca nacional comparte su historia de lucha, los retos que enfrentó y su regreso triunfal al deporte.

Brillith Gamarra ganó la medalla de bronce en el Grand Prix 2025. Foto: ANDINA/Eddy Ramos

Brillith Gamarra ganó la medalla de bronce en el Grand Prix 2025. Foto: ANDINA/Eddy Ramos

15:46 | Lima, oct. 31.

Por Marcelo Eslava Gamarra

Brillith Gamarra se ha mostrado como una mujer de acero. La judoca nacida en Huamanga dejó su natal Ayacucho desde pequeña para perseguir sus sueños en la capital. Estuvo al borde del retiro, trabajó como empaquetadora en una pollería y hoy llora de felicidad por lograr el bronce en el Grand Prix Mundial.

En una entrevista exclusiva con la Agencia Andina y Diario El Peruano, la judoca nacional recordó sus primeros pasos en el deporte y cómo rompió estereotipos desde muy joven para abrirse camino en una disciplina tradicionalmente dominada por los hombres.

“Yo empecé a los 14 años con karate. Luego, el entrenador de karate sabía un poco de judo, un deporte que yo no conocía. En ese tiempo era algo raro que las chicas practicaran deportes de contacto, por los estereotipos y muchas otras razones. Fui una de las primeras chicas en destacar y obtener logros por Ayacucho. A los 16 años me enviaron una notificación para formar parte de la preselección nacional de judo, y así fue como vine a Lima a luchar por mis sueños, llegar a ser seleccionada nacional y ganar campeonatos internacionales”. 

Dejar Ayacucho fue una de las decisiones más difíciles en la vida de Brillith. A los 16 años, la deportista peruana se enfrentó al desafío de mudarse a Lima, una ciudad desconocida y abrumadora para una adolescente que apenas terminaba el colegio. Sin embargo, el apoyo de su madre y la guía de su entrenador cubano fueron fundamentales para dar ese salto que marcaría el inicio de su carrera deportiva.

“Fue un momento un poco complicado, porque aún era menor de edad, tenía 16 años, no salía del colegio, pero mi familia, sobre todo mi mamá, me brindó el apoyo. También estuve con un entrenador cubano, Pedro Rodríguez Dreque, que fue el que me ayudó. Recuerdo que él se quedó un mes conmigo para enseñar un poquito, porque la ciudad era grande, era nueva, y Ayacucho es un lugar muy pequeño, donde todos se conocen. Entonces, más que por la seguridad, el entrenador me acompañó a Lima, y me dieron la confianza también para poder quedarme y poder cumplir los objetivos que tenía en ese momento”. 


El duro camino de Brillith

A pesar de la fuerza y el ímpetu que demuestra sobre el tatami, Brillith Gamarra también ha tenido que enfrentar momentos difíciles. Detrás de los logros, las medallas y los viajes, hubo etapas donde la vida la obligó a poner a prueba su carácter y su determinación.

“Hace dos años fue un momento duro para mí. En la vida del deporte pierdes o ganas. Yo estaba en la cima, se podría decir, con muchos campeonatos bolivarianos y la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud en China por equipos. Entonces, estaba en la cima, pero también he estado abajo. Hubo en mi carrera deportiva un estancamiento, no tenía muchos resultados”, recuerda Brillith con serenidad, aunque en su voz aún se percibe la dureza de ese tiempo.

Aquella pausa no significó rendirse, sino aprender a empezar de nuevo. En medio de ese proceso, buscó nuevas experiencias y responsabilidades fuera del tatami, sin perder de vista sus metas ni su formación personal.

“Entonces, el año pasado estuve fuera del deporte por esos temas. Tuve que buscar trabajo afuera, recuerdo que decidí trabajar en Mediterráneo como empaquetadora. Tuve que cambiar mi currículum, así como buscar trabajo, iniciar de nuevo, y también tuve el apoyo de mi hermana. Como es abogada, tenía que hacer un poco de cachuelos para sobrevivir, porque no tenía el apoyo del deporte, porque tampoco tenía logros, y como me había retirado, ha sido difícil para mí”.

Además de su carrera deportiva, Brillith decidió continuar formándose académicamente. Esta estudiando Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la USIL, una decisión que marcó un nuevo rumbo en su vida. Antes había intentado seguir otras carreras, pero distintas dificultades la obligaron a dejar sus estudios. Todo cambió a partir de Lima 2019, cuando la universidad incorporó esa especialidad. “Como yo hago deporte, me facilita mucho. Conozco lo práctico, y eso me ayuda a desenvolverme mejor”. 

“Ya estoy de vuelta”

Con esa frase, Brillith Gamarra resume el renacer de su carrera deportiva. Volver no es fácil, y menos hacerlo con una medalla. Luego de dos años alejada del tatami, la judoca ayacuchana regresó con fuerza para inscribir su nombre en lo más alto del judo internacional. En la categoría -52 kg, Brillith hizo historia al vencer a Gadashova Khadizha, de Azerbaiyán, y convertirse en la primera exponente nacional en obtener una medalla de bronce en un Grand Prix, uno de los torneos más exigentes del circuito mundial.

“Este es el logro más importante que he conseguido. Tengo 29 años y obtuve una medalla de bronce en un Grand Prix, un evento muy importante y de alto nivel, con deportistas que compiten constantemente en Europa, campeones de Grand Slam y Grand Prix. Después de una pausa de dos años, volver y ganar una medalla en un Grand Prix algo que siempre anhelé cuando tenía 20 años me llena de orgullo y emoción. Ya estoy de vuelta”. 

Pero detrás de esa sonrisa de victoria hay una historia de lucha, sacrificio y amor familiar. Cuando pensó en dejarlo todo, fueron ellos quienes se mantuvieron firmes a su lado, recordándole quién era y por qué había llegado hasta allí.
“Esta medalla la dedico a mi familia, que fue fundamental, porque yo quise retirarme y fue mi familia la que me impulsó. Ellos siempre confiaron en mí, creyendo que sí podía volver de la mejor manera”. 

Algo que llamó la atención fue una publicación que Brillith compartió en sus redes sociales, donde expresó su profundo agradecimiento a su familia, que estuvo presente en el Coliseo Eduardo Dibós con una pancarta hecha a mano para alentarla. Aquel gesto, sencillo pero inmenso, se convirtió en un símbolo de todo lo que la sostiene: el amor, la fe y el orgullo de quienes siempre creyeron en ella, incluso cuando ella misma dudaba.


Sueña con el oro en Lima 2027

Tras caer, Brillith volvió a levantarse. Hoy, con el corazón curtido por la lucha y la mirada fija en el horizonte, la judoca ayacuchana vuelve a soñar en grande. Su regreso no es solo una vuelta al tatami, es un grito silencioso que dice que nunca es tarde para volver a brillar.

“El motivo por el que también estoy retornando al deporte es porque quiero participar y ganar una medalla de oro en los Juegos Panamericanos 2027 y en los Juegos Bolivarianos, y hacer el circuito olímpico para Los Ángeles 2028”. 

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(FIN) MEG

Publicado: 31/10/2025