La temporada de verano trae consigo males habituales que se manifiestan en los niños: resfríos, infecciones estomacales por la fermentación de alimentos y problemas dermatológicos por picaduras de insectos, son los más comunes. Pero oculto y disfrazado de síntomas aparentemente leves acecha ahora el coronavirus.
“Hemos estado habituados a niños con cuadros febriles, diarreas, algunas deshidrataciones como propios de la época. Pero hoy en día debemos ir más allá en la observación, antecedentes epidemiológicos por covid-19 en la familia y, si el niño salió fuera de casa, hay que sospechar que se trata de un cuadro de covid”, explica.
En enero el hospital Rebagliati registró 15 hospitalizaciones de menores por coronavirus. Otros afortunadamente se estabilizaron rápidamente y continuaron atención ambulatoriamente, pero los niños con cuadros de leucemia están siendo los más afectados, a diferencia de la primera ola.
“A diferencia de la primera etapa,
ahora sí hay repercusión en los niños. Hasta ahora los papás creen que comió algo, que le cayó mal, se resfrió, pero muchas veces detrás de esa enfermedad, aparentemente leve, tenemos al coronaviru. Hemos tenidos chicos oncohematológicos que venían a su control por el problema de fondo y daban positivo a covid sin mayores manifestaciones. Pero hoy en día estos chicos hacen manifestaciones muy severas y, en algunos casos, letales”, señala.
“Los papás se confían, los niños vienen multimedicados después de varios días y hay niños que en 24 horas llegan graves. Podría ser algo menor, sí, pero para eso es importante la observación. Si hay fiebre persistente, vómitos, diarreas continuas, sumados a la fiebre y dificultad respiratoria, ese es un cuadro mayor y estamos aquí las 24 horas para atenderlo”.