Andina

Recrean batallas de Marcavalle y Pucará en la sierra de Junín

Escenificación de batalla de Marcavalle y Pucará. Foto. ANDINA/Stephanie Zollner

09:06 | Huancayo, jul. 13 (ANDINA).

“¡Adelante, hijos de la Sierra!" –arenga el taita Cáceres con la espada desenvainada y espoleando su caballo. Y ese ejército en que se confunde tropa regular, de uniformes blancos, con guerrilleros quechuahablantes y rabonas, empieza a avanzar sigiloso hacia el pueblo de Marcavalle, en busca de las tropas chilenas.

Es el 9 de julio de 1882. Son las cinco de la madrugada, y el Ejército del Centro –ése que en sólo seis meses armó “El brujo de los Andes” con campesinos, mujeres y la poca soldadesca que le quedó tras las batallas de Chorrillos y San Juan– avanza en forma de tenaza sobre el campamento enemigo.

Van a dar una paliza a los chilenos que han subido hasta el valle del Mantaro, buscando al general peruano que, con los subestimados “indios” y el apoyo de algunas familias terratenientes, ha armado un ejército que les causa mucho dolor de cabeza.

En el tiempo presente, son las 10.40 horas del domingo 12 de julio de 2009, cuando Cáceres y su ejército hacen su ingreso al escenario natural del paraje Chuo-Uclo, en el distrito de Pucará, a 20 minutos de la ciudad de Huancayo, y a más de 3,400 m.s.n.m.
Las tropas peruanas, decíamos, no sólo la integran la soldadesca.

Están los guerrilleros, campesinos inspirados por las arengas de Cáceres, que aprenden a marchar repitiendo no el clásico “un-dos”, sino “cancha-queso”. Y atrás de ellos las mujeres, pasñas y wamblas, que pasaron a la historia como las rabonas, que marchan dando dos pasos adelante y uno atrás.

Es el quinto año consecutivo que se realiza la escenificación de las batallas de Marcavalle y Pucará en esta pampa y somos más de 30 mil personas las que estamos a partir las 9 de la mañana, en pos de la mejor ubicación en los cerros aledaños, comprando paraguas, pachamancas, gaseosas y bebidas espirituosas.

Afinamos los largavistas siguiendo lo que ocurre allá abajo, en el campo de batalla, mientras unos enormes parlantes reproducen para este mar humano las escenas dramatizadas.

Abajo, en el salón de la guerra, hay más de 2,500 actores que representan a las tropas peruanas y chilenas. Un elenco, en que se confunden universitarios, colegiales, comuneros y soldados, que practicó desde hace tres meses para todo sea perfecto.

Al mando de todos ellos está Jesús Valenzuela Perales (45), un campesino pucarino que de hace cinco años encarna a Andrés Avelino Cáceres.

“Para mí es un gran honor representar a ‘taita Cáceres’, un militar muy hábil que inclusive vendió sus tierras para comprar vestimentas a su tropa”, dice orondo Valenzuela, quien logró el papel por su larga barba, saber montar a caballo y sus capacidades histriónicas.

Desde hace cuatro años también da vida a Jesucristo cada Semana Santa en el distrito de San Agustín de Cajas. Ha descubierto una gran pasión como actor, pero sobre todo le fascina personificar al militar ayacuchano, que lo saluden y le aplaudan a su paso, “¡Viva, taita Cáceres!”.

El alcalde de Pucará, Jorge Camborda, explica que la jurisdicción siempre ha recordado las batallas del 5 y 9 de julio de 1882, pero a partir de 2005 se empezó con las escenificaciones junto al Ejército, las 12 comunidades pucarinas y la organización de legionarios Mariscal Cáceres.

Al año siguiente, se incorporó el gobierno regional, el cual constituyó la comisión multisectorial que organiza la escenificación y dio la ordenanza regional 053, que institucionaliza el evento, que en 2005 tuvo 8,000 espectadores, avanzando a 15 mil, 20 mil y 30 mil, el año pasado.

Debido al aumento del turismo –el público principal ya no sólo es de las comunidades adyacentes– por las escenificaciones, Camborda proyecta, en un trabajo conjunto con el gobierno regional y el provincial, crear una vía por la margen izquierda del río Chanchas, que sea alterna a la vía que une Huancayo con Pucará, Tayacaja y Huancavelica. Esto evitaría el gran tráfico de personas y vehículos que se genera cada año por las escenificaciones en Pucará.

En el paraje de Chuo-Uclo, los actores hacen la escenificación en dos tiempos narrativos. Por un lado, está la llegada de Cáceres al valle del Mantaro, en febrero de 1882, tras la invasión chilena a Lima, y su avance hasta Ayacucho, intentando armar un ejército que enfrente a las tropas chilenas que lo perseguían.

El segundo tiempo narrativo sucede ese julio de hace 227 años, cuando Cáceres ya al frente de sus tropas retorna al valle del Mantaro, y se suceden los enfrentamientos con los 3,000 chilenos.

Retumban los cañones, las balas silban, las huaracas rompen el viento y cabezas, y los chilenos huyen en retirada de Marcavalle.

En su retroceso hacia el pueblo de Pucará, atacan al ejército peruano, pero son replegados de nuevo y en Pucará, las tropas caceristas toman rápidamente la guarnición chilena. Se alza la bandera peruana y las tropas empiezan a cantar el Himno Nacional.

Cuando se llega a esta escena, sucede un momento mágico: los miles de espectadores en pie, desde las faldas de los cerros vecinos al escenario natural de la guerra, entonan junto a las tropas de ficción el himno.

El reloj se acerca a las 13.00 horas, es cuando la escenificación termina. Los “muertos” chilenos y peruanos se levantan (se cuentan 225 chilenos en el ejército contrario y “algo más” en las tropas nacionales), el público baja apresurado para tocarlos, tomarse unas fotos y sentirse felices de este capítulo poco difundido de la historia nacional.

Cifras & datos
S/. 600,000 está invirtiendo el gobierno regional para la difusión y escenificación.

Este año ha participado por primera vez como invitada una delegación de cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos.

Está previsto para el próximo año la participación de los Húsares de Junín, que llegarán con sus caballos.

Se ha aprobado un presupuesto participativo de 500 mil nuevos soles para reacondicionar la casa cuartel y museo de sito de Andrés Avelino Cáceres, en Pucará. Las obras estarán listas para 2010.

El pueblo de Pucará cuenta, además del museo, con otros atractivos: la casa de la desaparecida cantante vernacular Flor Pucarina, una campiña de las hortalizas, siete manantiales en su cercado y tres pisos ecológicos, entre otros.

El INC-Junín trabaja propuesta para que la escenificación, debido a sus actuales dimensiones y su importancia histórica, sea considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación. Igual sucedería con la estampa folclórica “la majtada”, en honor
a esas batallas.

Para el jefe del INC Junín, Sergio Castillo, en la Guerra del Pacífico hay una serie de episodios bélicos librados en el centro del país, como Marcavalle, Pucará, Concepción, Jauja y Tarma, entre otros que sólo están enumerados pero no estudiados ni difundidos al detalle.

La Orden Legión Mariscal Cáceres-Filial Pucará está formada por 25 legionarios y tiene 12 años de existencia. Están a cargo del museo de sitio en Pucará. A su imagen se han creado otras legiones en Junín.

Hay un sentimiento de derrota a nivel nacional, mas no aquí. En Junín hay un sentimiento de victoria, por eso nuestro lema es ‘Junín, tierra de vencedores’: acá se venció a españoles, chilenos, lo cual ha generado una autoestima muy grande en la población”, Vladimiro Huaroc, presidente del gobierno regional Junín.

DOP


Publicado: 13/7/2009