Escribe: Luis M. Santa CruzUn día en el Parque Zoológico Huachipa puede no ser suficiente para las familias y parejas que desean conocer a los más de mil animales que viven en este espacio. Y más si quisieran conocen las historias de los hombres que los cuidan.
Cátedro Montes es el encargado de los cuidados a “Yungay” y “Civa”, la pareja de tigres de bengala. Son animales majestuosos que pueden parecer peligrosos. Pero el miedo no está en la agenda de Cátedro.
“No les tengo miedo. Los acaricio, les hablo al oído por su nombre. Desde la mañana hasta la noche, ellos son mi compañía y no hay espacio para un sentimiento como el miedo cuando tenemos tanta cotidianidad”, cuenta.
Montes tiene un respeto por los tigres de bengala generado por la experiencia: “Puedo presumir luego de 14 años de trabajo con felinos de no tener ni una mordida ni un arañazo porque yo no los veo como seres inferiores. Para mí, son personas a las que tengo que cuidar y proteger”.
Mirando las alturas
Hugo Pastrana comienza su rutina diaria mirando las alturas. Como el encargado del cuidado de las jirafas de este zoológico, sabe que su labor puede ser definida fácilmente como titánica: debe alimentar a estos seres que miden más de 5 metros y pesan casi una tonelada. “Pero necesitan que cepilles su piel, que los bañes, que cuides sus cascos… es una responsabilidad cuidar a un animal inmenso y solamente se puede lograr con vocación”.
Pastrana tiene experiencia en la crianza de caballos de paso desde niño. Siempre pensó en grande, cuenta, y finalmente puede ver cómo sus sueños se hacen realidad al ser un respetado especialista en el cuidado de animales salvajes. Mientras reflexiona sobre estas ideas, “Chango” una de las jirafas a su cuidado se acerca y le demuestra su cariño al darle un peculiar beso.
“Son seres vivos. No son una atracción o un espectáculo, son nuestros amigos. Son nuestros hermanos y son embajadores de su raza en una metrópolis como la nuestra”.
La vida con “Coco”
Similar es la historia de José Flores, más conocido entre sus amigos como “El cazador de cocodrilos”, aunque su misión es completamente opuesta a la caza. A diario debe encarar sin mayor protección que su experiencia al imponente “Coco”, un cocodrilo de Tumbes.
“No hay barrera que me proteja por lo que si el animal desea atacarme, lo hará. Y no hay que ser científico para saber que la mordida es fatal. ¿Sabes por qué no lo hace? Porque ellos sienten mi respeto y mi cariño”, dice José.
Sumergido en la laguna de “Coco”, nombre opuesto a la ferocidad que aparenta este reptil, José lo alimenta y posteriormente se encarga de limpiar cada diente de su tremenda mandíbula. Su rostro no se inmuta.
“Me dicen ‘cazador de cocodrilos’ pero es una broma entre amigos porque sé que mi trabajo nunca es fácil. No son monstruos como pueden pensar los que observan a través de un vidrio. Yo puedo dar certeza de eso”.
Dato
Alrededor de 800 animales del parque fueron rescatados del tráfico ilegal o de situaciones de riesgo. La finalidad es que utilicen las instalaciones del parque como ambiente de su recuperación.
Cifra
S/. 30,000 al mes son destinados para la alimentación de los animales para adquisición de carnes, concentrados y verduras.
(FIN) LSC/RRC
Video: En zoológico de Huachipa vive oso hormiguero más pequeño del mundo
Publicado: 3/6/2015