Desde las cumbres de los Andes hasta las profundidades de la selva amazónica, Perú alberga una increíble diversidad de felinos que despiertan admiración y respeto en todo el mundo. los cinco felinos, cada uno único en su apariencia y comportamiento, representan la riqueza y la belleza de la fauna silvestre de Perú. Su conservación y protección son imperativos para garantizar que las generaciones futuras puedan seguir maravillándose con estas impresionantes criaturas en su hábitat natural.
Tigrillo
El tigrillo, conocido también como ocelote, es un felino silvestre que se distribuye por toda la extensión del continente americano, adaptándose a una variedad de climas que incluyen bosques tropicales, pantanosos y sabanas.
Una de sus características morfológicas distintivas es el patrón único de manchas y rayas en su pelaje, lo que facilita su identificación individual. Al igual que la mayoría de los felinos, el tigrillo es de hábitos nocturnos, lo que le otorga una excelente visión en la oscuridad. Además, posee habilidades destacadas como nadador y escalador, lo que le permite sobrevivir en una diversidad de ecosistemas y hábitats.
En el Perú, el tigrillo habita principalmente en los densos bosques amazónicos. Sin embargo, enfrenta una amenaza significativa debido al comercio y tráfico ilegal, lo que lo coloca en una situación vulnerable en términos de conservación. La protección y conservación de su hábitat se convierten así en medidas cruciales para garantizar la supervivencia de esta emblemática especie en el país.
Jaguar
También conocido como otorongo en el Perú, es el felino más grande de América, con individuos adultos que pueden medir hasta 1.8 metros y pesar más de 130 kilogramos. Una característica distintiva de esta majestuosa criatura son las rosetas en su piel, que presentan puntos en su interior, asemejando la apariencia de ojos a lo largo de su cuerpo, una característica que lo diferencia de los leopardos, otro felino silvestre con el que se le puede confundir.
Dotado de mandíbulas extraordinariamente fuertes, los jaguares pueden romper el caparazón de una tortuga grande y poseen el doble de fuerza que la mandíbula de un león. A diferencia de los gatos domésticos, estos felinos disfrutan del agua y son excelentes nadadores. El nombre "jaguar" deriva del idioma Tupi-Guaraní y significa "bestia".
Este imponente felino encuentra su hogar principalmente en bosques con densa vegetación y cuerpos de agua, así como en zonas pantanosas, pastizales inundables y bosques secos. En el territorio peruano, se encuentra en la selva baja y premontana hasta los 2,000 metros de altitud, en los departamentos de Loreto, Ucayali, Junín, San Martín, Madre de Dios, Cusco, Puno y posiblemente en Pasco.
Considerado como un indicador clave del estado de conservación de los bosques, el jaguar es una especie "sombrilla", cuya preservación asegura la de otras especies que comparten su hábitat. Es reconocido como símbolo en la lucha contra el comercio ilegal de vida silvestre, siendo fundamental para los esfuerzos de conservación de la biodiversidad en Perú y más allá.
Gato del pajonal
Conocido también como gato del desierto, es una especie de felino silvestre (Leopardus colocolo) que encuentra su hábitat en los ecosistemas costeros del desierto, bosques secos e incluso manglares. Aunque su tamaño es relativamente mayor que el del gato doméstico, oscilando entre los 43 y 80 centímetros de longitud, con una altura de hasta 35 centímetros, este felino suele ser solitario y posee un pelaje denso, ligeramente largo, de color amarillo pálido o grisáceo. Se distingue por ser un cazador hábil de mamíferos pequeños, aves y huevos.
En el norte de Perú, el gato del pajonal ha sido avistado en 10 localidades, seis de las cuales se encuentran en bosques secos y cuatro en áreas desérticas. Su presencia se ha confirmado en lugares como el Parque Nacional Cerros de Amotape, Canoas de Punta Sal, Coto de Caza El Angolo, el Caserío Chapango, el Área de Conservación Privada Yacila de Zamba y el sector El Virrey.
Asimismo, se ha registrado su presencia en el desierto de Sechura (Piura), la Laguna Ñapique, el Manglar de San Pedro de Vice, las inmediaciones de la mina Bayóvar y la zona reservada Illescas.
Aunque no existe un conflicto directo entre los pobladores y el gato del pajonal, diversas actividades humanas amenazan indirectamente su hábitat. Estas actividades incluyen la fragmentación y pérdida de su entorno natural, la tala selectiva de árboles, la ganadería intensiva, la presencia de mamíferos domésticos como gatos, perros, cerdos, chivos y burros, los incendios forestales, la caza furtiva y el comercio ilegal de fauna silvestre. La conservación de este felino y su hábitat se convierte así en una prioridad para garantizar su supervivencia en la región.
Puma
El puma, conocido también como león de montaña y científicamente denominado Puma concolor, destaca como el segundo felino silvestre más grande de América, después del jaguar, y ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en cuanto a tamaño. Este esbelto cazador posee una notable capacidad de adaptación a diversos ecosistemas, siendo la cordillera de los Andes uno de sus hábitats más comunes, aunque también se encuentra en desiertos montañosos, llanuras y zonas agrestes.
De hábitos solitarios y nocturnos, el puma exhibe una impresionante agilidad, alcanzando velocidades de hasta 80 kilómetros por hora en cortas distancias. Su cuerpo puede medir entre 1.5 y 2.5 metros de longitud, incluyendo su característica cola larga y gruesa, y su peso varía entre los 50 y 90 kilogramos, dependiendo del sexo y la disponibilidad de alimento en su entorno. Su pelaje puede oscilar entre tonalidades marrón grisáceo en regiones costeras y de sierra, hasta tonos marrón rojizos en las áreas amazónicas. A diferencia de otros felinos, el puma se comunica mediante sonidos que van desde silbidos hasta gruñidos y chirridos.
La dieta principal del puma andino se basa en herbívoros como venados, guanacos y vicuñas, aunque también se alimenta de roedores y otros pequeños mamíferos.
En Perú, el puma está legalmente protegido y, aunque no se encuentra en peligro de extinción, se le considera una especie "casi amenazada". Además, está incluido en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), lo que resalta la importancia de su conservación y manejo sostenible en el país.
Gato andino
El felino conocido como gato andino, también llamado osjollo, osjo, osqo misi, chinchay, chinachalla, titi, titire (Leopardus jacobita), se extiende a lo largo de la cordillera de los Andes, desde el extremo sur de Áncash, en Perú, hasta Mendoza, en Argentina. Su distintivo pelaje gris ceniza con manchas rojizas o amarillentas y su larga cola, notablemente gruesa y anillada con pelo café, lo hacen fácilmente identificable.
En Perú, este felino se encuentra principalmente en la zona altoandina, habitando altitudes superiores a los 4,000 metros, desde el sur de Áncash hasta la frontera con Bolivia y Chile. Ha sido avistado en varios departamentos peruanos, incluyendo Áncash, Lima, Junín, Ayacucho, Apurímac, Cusco, Arequipa, Puno y Tacna, así como en áreas protegidas como la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca, la Reserva Nacional Pampa Galeras, la Reserva Paisajística Subcuenca del Cotahuasi y la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas. Se estima que la población de esta especie en Perú es relativamente pequeña, posiblemente menos de 2,500 individuos, divididos en subpoblaciones de menos de 250 individuos cada una.
El gato andino está catalogado como En Peligro en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) a nivel global, y se encuentra en el Apéndice 1 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES).
Las principales amenazas para la conservación de este felino están relacionadas con la fragmentación, alteración y pérdida de su hábitat natural, así como la caza y la reducción de las poblaciones de sus presas. Estos problemas pueden verse exacerbados por la competencia con otros carnívoros y por la reducida cantidad de individuos en la población. La caza se identifica como una de las amenazas principales para el gato andino, y las razones varían según las regiones.
En el sur de Perú (Puno, Tacna y Arequipa), la caza está vinculada a prácticas mágico-religiosas, danzas folclóricas y supersticiones, mientras que en el centro del país se registra principalmente por motivos medicinales, alimenticios y para reducir la depredación sobre aves acuáticas.
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(FIN) VDV/MAO
Publicado: 23/4/2024