El bajo volumen de almacenamiento que registran actualmente las represas que alimentan de agua potable a Lima y Callao, a través del caudal del río Rímac, provocaría restricciones del servicio de mayo a diciembre del 2024 a la población de ambas ciudades, advirtió Sunass.
Explicó que este escenario desfavorable estaría ligado al retraso del inicio de las lluvias hasta los primeros meses del 2024 y con un nivel de precipitaciones por debajo del promedio histórico.
En esa línea, el Mauro Gutiérrez, presidente ejecutivo Sunass, informó que las represas donde se deposita el agua de la que depende Lima y el Callao registran el más bajo volumen de almacenamiento de los últimos cinco años.
Añadió que, de acuerdo con Sedapal, a julio del 2023 las lagunas que regulan el caudal del río Rímac, tienen una acumulación de 190.17 millones de metros cúbicos (MMC), cifra menor al mismo periodo de los años 2018, 2019, 2020, 2021 y 2022.
Si bien este panorama no representa un peligro de desabastecimiento para Lima y Callao durante el 2023, sí marca una señal de alerta para los siguientes meses.
Asimismo, a fin de garantizar la continuidad del servicio, en un contexto de estrés hídrico, la Sunass plantea optimizar los 416 pozos disponibles con los que cuenta Sedapal, de los cuales 275 están en funcionamiento, 111 en reserva y 30 en reparación. Esto para contar con los stocks de aguas subterráneas en caso de emergencia.
Igualmente, el regulador exige a Sedapal acelerar el ritmo de inversiones en proyectos para la mejora de la oferta de agua.
Precisa que las inversiones programadas con este objetivo, durante el quinquenio 2022-2027, alcanzan un monto de S/ 151.1 millones.
De los S/20.4 millones que se debieron usar el 2022, solo se ejecutó S/ 6.6 millones (32%). Quedan por ejecutar 13 proyectos que tienen como objetivo incrementar la cantidad del recurso hídrico para abastecer a Lima y Callao.
De otro lado, Sunass señala que, dentro de un escenario moderado, las lagunas se recargarían con el inicio de las lluvias en diciembre de 2023 con un nivel de precipitaciones similar al promedio histórico.
Este panorama, junto a la puesta en marcha del Sistema de Derivación Huascacocha–Rímac, evitarían restricciones del servicio.
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