Considerada una de las mayores expresiones de fervor religioso en Perú, la festividad y procesiones en honor al Señor de Luren convierten, en octubre de cada año, a la hermosa ciudad de Ica en epicentro de multitudinarias manifestaciones de fe hacia Cristo crucificado y de identidad regional y nacional que le valieron ser declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2015.
La festividad y procesiones en honor al Señor de Luren se celebra, principalmente, entre la segunda y tercera semana de octubre, realizándose la procesión principal el tercer lunes, que este año fue el 17 de octubre. La segunda gran procesión está programada para este domingo 23 de octubre desde las 08:00 horas.
El recorrido establecido para esta segunda procesión empezará en el Santuario del Señor de Luren, ubicado en la parroquia Santiago de Luren, desde donde saldrá el anda del santo patrón de Ica trasladada por los integrantes de la
Hermandad del Señor Crucificado de Luren.
A continuación, la venerada imagen recorrerá las calles Nasca y Piura, las avenidas Cutervo y San Martín, la calle Juan Pablo Fernandini, la avenida Prolongación Cutervo; las calles Antonia Moreno de Cáceres, Gerónimo de Cabrera, La Mar, Pisco, Ayacucho, Palpa, Lima y Nasca para, finalmente, ingresar a su santuario en la parroquia Santiago de Luren.
En cada una de estas procesiones, así como en las novenas y misas en honor al Señor de Luren participa una ferviente y masiva feligresía procedente no solo de la provincia de Ica, sino de las otras que conforman el departamento del mismo nombre, de diversas regiones del Perú e incluso de otros países.
Durante el recorrido, la procesión realiza varias paradas frente a los locales de las principales instituciones de Ica, las cuales rinden homenaje al Señor de Luren. La venerada imagen visita iglesias de la ciudad donde los coros parroquiales entonan en su honor cánticos y oraciones, además de ofrecerle ofrendas florales.
Asimismo, la procesión atraviesa arcos hechos de flores multicolores y transita sobre alfombras florales, expresiones de arte tradicional y religioso muy arraigados en las festividades regionales peruanas.
Al llegar al santuario, los integrantes de la Hermandad del Señor Crucificado de Luren colocan la imagen en su sitial al interior del templo, desmontan el anda y guardan a buen recaudo las joyas y el sudario, con lo cual culmina oficialmente la festividad.
La trascendencia nacional e internacional del culto y la devoción al Señor de Luren es cada vez mayor, debido a la migración de los pobladores de Ica hacia otras ciudades del Perú y del mundo, celebrándose también festividades en Lima, Camaná, Huancayo, Cusco, entre otras localidades del país, así como en las ciudades de Los Ángeles (Estados Unidos) y Turín (Italia), entre otras del extranjero.
Además de su festividad en octubre, la venerada imagen del Señor de Luren sale en procesión en Viernes Santo, y en otras ocasiones de manera extraordinaria por algún acontecimiento especial. Por ejemplo, luego de los terremotos de 1868 y 2007 que devastaron la región Ica y cuando sucedieron prolongadas sequías que afectaron gravemente la producción agrícola regional y la disponibilidad del líquido vital para consumo de la población.
Patrimonio Cultural de la Nación
La festividad y procesiones en honor al Señor de Luren fue declarada
Patrimonio Cultural de la Nación, el 1 de octubre de 2015, por el Ministerio de Cultura, por tratarse de una tradición religiosa de gran riqueza simbólica, cuyo culto y devoción se transmiten de generación en generación y son eje de articulación social, así como un referente de identidad cultural para la población regional y nacional.
La devoción hacia la imagen del Señor de Luren es considerada la segunda más importante del Perú después de la que se profesa al Señor de los Milagros.
Historia del culto al Señor de Luren
De acuerdo al expediente presentado en 2015 para solicitar su declaración como Patrimonio Cultural de la Nación, el culto al Señor de Luren empezó en 1570, tras su arribo a la ciudad de Ica procedente de Lima.
El expediente señala que, tanto el presbítero Alberto Rossel Castro, en su libro “Caciques y Templos de Ica” (1954), como el investigador Julio Ezequiel Sánchez Elías (1957) en su libro “Cuatro siglos de historia iqueña”, así como en documentos que se encuentran en los archivos del Convento de los Descalzos de San Francisco de Lima, mencionan que el encomendero Nicolás de Ribera, “El viejo”, mandó a edificar una ermita en 1556 con el fin de convertir a la doctrina cristiana católica a los indígenas de la encomienda llamada “Hurin Ica”, donde luego se construyó la iglesia en honor al Señor de Luren. En dicha ermita se colocó la imagen de un cristo crucificado que era muy pequeña y estaba deteriorada. Ante ello se vio por necesidad cambiarla por otra imagen más grande y en mejor estado de conservación.
En aquel entonces, un barco procedente de España traía al Virreinato del Perú la imagen de Cristo crucificado en tamaño real de una persona y en su recorrido fue azotado por una fuerte tormenta. Para aliviar la carga del navío y no terminar naufragando por la violencia de las olas, la tripulación arrojó al mar varios objetos, entre ellos una caja que contenía la imagen de Cristo crucificado. Al darse cuenta de lo ocurrido y tras cesar la tormenta, la caja y su venerado contenido fueron rescatados y fueron llevados al Convento de los Descalzos en Lima.
Tiempo después, fray Francisco de Madrigal, doctrinero de la parroquia franciscana de Lurín fue designado por sus superiores para viajar a la ciudad de Lima en busca de la imagen del Cristo Crucificado a fin de llevarla a la ermita de Hurin Ica. El 25 de enero de 1570 fue embarcada la imagen en el puerto del Callao y llevada al puerto de Pisco. Desde allí fue trasladada a lomo de mula con mucho cuidado hasta la recién fundada Villa de Valverde del Valle de Ica, hoy ciudad de Ica, llegando el 25 de febrero de 1570.
El arribo de la imagen de Cristo crucificado en tamaño real de una persona fue tomado por la población como un designio divino y, con el paso de los años, en el lugar donde se encontraba la ermita se construyó un templo que se convirtió en la parroquia de Santiago de Luren y santuario del renombrado como Señor de Luren.
Terremoto y reconstrucción del santuario
El terremoto ocurrido en Ica y otras provincias del sur peruano, el 15 de agosto de 2007, destruyó el santuario del Señor de Luren, aunque la venerada imagen resultó ilesa de ese violento evento sísmico que provocó muchas pérdidas de vidas humanas, damnificados e ingentes daños materiales.
La reconstrucción del nuevo santuario del Señor de Luren empezó en octubre del 2017, diez años después de que un terremoto afectara seriamente su estructura. En la obra se invirtió más de 36 millones de soles y se concluyó en 523 días conforme al expediente técnico.
Ante el pedido de la feligresía iqueña, las autoridades acordaron construir un templo idéntico al anterior, con un mayor aforo, con diseño sismorresistente y con un área temática. En el proyecto trabajaron arquitectos, ingenieros, artistas restauradores y obreros de la región Ica.
El nuevo santuario del Señor de Luren cuenta también con un centro de interpretación en el que se expone al público la historia de esta venerada imagen y de la ciudad de Ica.
Luego de dos años de suspensión debido a la emergencia sanitaria por la pandemia del covid-19, la festividad en honor al Señor de Luren volvió a celebrarse de forma presencial con la multitudinaria concurrencia de fieles devotos procedentes no solo de la ciudad de Ica sino de otras provincias del Perú e incluso del extranjero.
(FIN) LZD/MAO