En lo que va del año se ha registrado un total de 10,347 casos de violencia entre escolares a nivel nacional, un fenómeno que no deja de crecer y tiene un gran impacto en la salud mental de los menores, ya que trae consigo ansiedad, depresión, problemas de aprendizaje, aislamiento social y hasta pensamientos suicidas.
Así lo dio a conocer el psicólogo y psicoterapeuta, Manuel Saravia Oliver, director del Instituto Guestalt de Lima (IGL), quien explicó que el mayor número de casos se registra entre adolescentes de secundaria y se presenta con agresiones físicas.
“La lucha contra el bullying debería ser una prioridad en los colegios, ya que este problema sigue en aumento año a año. Desde el 2013 a la fecha, el portal del Siseve del Ministerio de Educación ha recibido 39103 casos de violencia entre escolares”, dijo.
El bullying o acoso escolar es un comportamiento agresivo e intencional que busca dañar física o emocionalmente mediante lesiones, malos tratos dentro o en las inmediaciones de la escuela, insultos verbales o en medios digitales de información y comunicación (Facebook, YouTube, Whatsapp, mensajes de texto, etc.).
“Hay que tener en cuenta que los niños y adolescentes son seres sociales que dependen del juicio de los demás. Por eso cuando se sienten acosados o ridiculizados no son capaces de afrontarlo ni comunicarlo pudiendo generar en él un sentimiento que conduzca a la depresión y los pensamientos suicidas”, explicó Saravia.
Señales de alerta
Las principales señales de alerta son: tristeza acumulada, no quiere ir al colegio, frustración, enfado o irritabilidad, aislamiento, falta de higiene personal y cambios en los hábitos de sueño y en la alimentación.
Saravia Oliver aconsejó a los padres a estar alertas para prevenir el acoso escolar. “Las niñas, niños y adolescentes que son víctimas de bullying la pasan mal, sufren y en ese sufrimiento tienen ideas suicidas. Por ello hay que darles la confianza de hablar y buscar ayuda”, comentó.
“Es importante decirle al niño que sufre de bullying qué acciones vamos a tomar para cuidarlo: ‘voy a hablar con tu profesor’, voy a hablar con tu director’, etc. En todo momento el niño tiene que sentir que vamos a hacer acciones concretas para ayudarlo”.
Con respecto al niño que agrede, el especialista dijo que hay que tener cuidado con estigmatizarlo o decirle agresor. “Hay que hablar de conductas inadecuadas o comportamientos a corregir con mucha empatía y enseñar nuevas maneras de resolución de conflictos sin golpes, sin insultos y sin ofensas”.
“Los padres deben fomentar espacios de diálogo en el hogar y la escucha activa para dar confianza a sus hijos y detectar tempranamente estas situaciones de violencia”, enfatizó.
La mejor forma de prevenir comienza en el hogar, y son los padres quienes deben brindarles toda la información necesaria con ejemplos de lo que es una conducta agresiva o de la recepción de la agresividad.
Se debe considerar la búsqueda de ayuda profesional si cree que su hijo necesita apoyo psicológico para superar el bullying en ambos casos. Hay que trabajar con las familias de las víctimas y agresores.
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(FIN) NDP/KGR
JRA
Publicado: 9/11/2023