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"Roma": sin nostalgias y en el blanco y negro

Lea la columna de opinión del periodista José Vadillo Vila sobre la cinta "Roma", del mexicano Alfonso Cuarón.

INTERNET/Medios

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15:07 | Lima, dic. 25.

Cuando una película genera tantas emociones encontradas es que tiene algo mágico. Por ejemplo, el blanco y negro por el que optó el director Alfonso Cuarón en "Roma" (cinta distribuida por el canal streaming Netflix) no conduce a la nostalgia, tampoco el ritmo lento de las escenas.

La magia surge en el uso adecuado de los elementos técnicos. Entonces el “blanco y negro contemporáneo” –como lo define Cuarón– de la cámara digital de 65 mm nos lleva a la colonia Roma de la ciudad de México de los setenta para vivirla como una historia actual. Es el primer puntillazo. 


Lo otro, y que ha causado gran controversia, es que para contar esta historia semibiográfica de su niñez, ergo, la niñez de la clase alta mexicana de esos años, Cuarón la narra desde el punto de vista de los personajes invisibilizados en los grandes relatos en todas las cinematografías: los sirvientes. La parquedad del papel de Yalitza Aparicio, como Cleo, es elocuente. 

Cleo es una de las dos empleadas que trabajan en un hogar de cuatro hijos que se acaba de romper. Se pone en valor la importancia sentimental que tienen las empleadas del hogar, no solo como fuerza laboral, sino también en lo emocional, para esa trastienda de los héroes que es el hogar, el día a día. Cleo deja en segundo plano su propio duelo, para seguir junto a esta familia. 

La reacción xenófoba de un sector de mexicanos criticando el protagonismo dado a Yalitza, de rasgos indígenas, hace recordar que la idiotez no es exclusividad de los peruanos, ya lo vivimos cuando Magaly Solier empezó a brillar. Alfonso Cuarón dio en el blanco.


Publicado: 25/12/2018