Rio de Janeiro anunció el lunes un endurecimiento de las medidas contra el coronavirus, en medio de ácidas disputas entre alcaldes, gobernadores y el presidente brasileño Jair Bolsonaro, a quien el gobernador de Sao Paulo tildó de "psicópata".
Rio, con una ocupación de más del 90% de sus camas de cuidados intensivos, y la vecina Niteroi anunciaron diez días de feriado corrido desde el viernes 26 hasta el domingo 4 de abril, para restringir al máximo los desplazamientos.
En ese periodo solo se autorizará el funcionamiento de comercios esenciales, con toque de queda entre las 23H00 y las 05H00. Los bares y restaurantes solo podrán funcionar con entrega de platos preparados.
Las playas, prohibidas al público desde el fin de semana, deberían permanecer vedadas, según declaraciones de responsables a los medios.
“Respetar la vida”
"Esos diez días no son diez días para festejar nada, sino para demostrar empatía y respetar la vida", declaró el alcalde de Rio, Eduardo Paes.
Brasil, con 212 millones de habitantes, registra 295.425 muertos desde el inicio de la pandemia, según datos oficiales. El estado de Rio, con más de 35.000 muertos, es uno de los más afectados, con 204 muertos por cada 100.000 habitantes, frente a 141 en el conjunto del país.
También el estado de Sao Paulo, con más de 91% de las camas UCI ocupadas, está bajo fuerte presión. "Estamos en una situación de colapso. Estoy confrontado en este momento al peor desafío de mi vida", declaró el gobernador Joao Doria a la televisión CNN.
La intensidad de las medidas restrictivas fue motivo de crispación entre Paes y el gobernador del estado de Rio, Claudio Castro, quien quería permitir la apertura de bares y restaurantes.
"¡Ese juerguista de gobernador! Definitivamente, no entendió el objetivo de ciertas medidas", tuiteó el alcalde.
"Psicópata"
En otro frente, Bolsonaro recurrió la semana pasada ante la corte suprema contra las medidas de restricción impuestas en el Distrito Federal de Brasilia y en los estados de Bahia y Rio Grande do Sul.
Bolsonaro minimizó constantemente la pandemia, promovió aglomeraciones con sus partidarios, criticó las restricciones a la actividad económica y sembró dudas sobre la eficacia de las vacunas, todo lo cual le valió ser calificado este lunes de "psicópata" por Doria.
"Estamos en uno de esos trágicos momentos de la historia en los cuales millones de personas pagan el precio de tener un dirigente psicópata y falto de preparación al frente de la nación", declaró a CNN el gobernador de Sao Paulo, el estado más rico y poblado del país.
Entre tanto, la vacunación avanza lentamente, con recurrentes faltas de dosis y la perspectiva de un agotamiento de los insumos necesarios para la intubación de pacientes.
Ante esa desorganización, unas 2,600 alcaldías (más de la mitad) crearon un consorcio para tratar de comprar vacunas, "ante la inercia y la dificultad para hacerlas llegar a los municipios", explicó el presidente del Frente Nacional de Alcaldes, Jonas Donizette.
Una carta abierta firmada por economistas, banqueros y dos expresidentes del Banco Central de Brasil alerta que sin resolver el problema sanitario, la economía brasileña, que se contrajo 4,1% en 2020, no despegará.
"Esta recesión, así como sus consecuencias sociales nefastas, fue causada por la pandemia y no se superará mientras la pandemia no sea controlada por una actuación competente del gobierno federal", señala la carta, que ya obtuvo 500 firmas.
Los petroleros de una refinería de Petrobras en Minas Gerais (sudeste) se declararon este lunes en huelga indefinida, para exigir mayor protección contra el coranavirus.
Dos ministros de Salud
La caótica gestión de la crisis brasileña se ve agravada por la extraña coexistencia de dos ministros de la Salud.
Bolsonaro anunció el lunes 15 de marzo la sustitución del actual titular del cargo, el general Eduardo Pazuello, por el cardiólogo Marcelo Queiroga, pero el cambio aún no se efectivizó.
El gobierno alega que se trata de un "periodo de transición".
Pero la prensa atribuye la demora a la voluntad de Bolsonaro de buscar otro cargo gubernamental para Pazuello, a fin de blindarlo de las denuncias que se perfilan por su gestión de la crisis, en particular por la hecatombe sanitaria provocada en Manaos (norte) en enero por la falta de oxígeno en los hospitales.
Los medios también mencionan la necesidad de que Queiroga abandone la gestión de dos clínicas privadas en el estado de Paraíba (nordeste) antes de jurar como ministro.