Por Ronny Isla“Mamá, me he quemado, ¿no?” A la pequeña Maia le brotan las lágrimas cuando de súbito recuerda cómo su cuerpo de 3 años terminó dentro de una olla de agua caliente el pasado mes de setiembre en su casa de Villa El Salvador. El trauma que sufrió no es solo físico, sino también emocional, asegura su madre, quien la calma cada vez que aquel episodio vuelve a su mente y la atormenta.
Betty Miranda dejó por breves momentos a su hija cerca de la cocina donde preparaba chica morada para una reunión familiar. Fue en ese instante que ocurrió el accidente: el agua caliente la quemó el cuerpo desde el ombligo hasta los muslos. Desde entonces, la han sometido a diversas intervenciones para injertarle piel. “Le falta cubrir un 5% del área quemada”, detalla la madre.

La señora Betty acompaña a Maia y la calma en los momento difíciles
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La alegría con que la inquieta Ciara corre por los pasillos del hospital contrasta nítidamente con las heridas que exhibe en casi toda su piel. A sus dos años, la niña huanuqueña acapara la atención del personal médico que comparte con entusiasmo su asombrosa recuperación, pues llegó al hospital en julio con el 65% de su cuerpo quemado y estuvo más de un mes en cuidados intensivos.
Wilmer está sorprendido de la rápida recuperación de Ciara
Ciara fue víctima de una explosión de gas en su casa en Tingo María. En el accidente, en que perdió la vida su mamá, también quedaron heridos dos de sus primos también menores de edad, pero fue ella quien sufrió quemaduras en la mayor parte de su cuerpo. Wilmer Martel, su padre, la observa con alegría recostado en el umbral de su habitación. En la asombrosa recuperación de su hija encuentra la fortaleza para atenuar el dolor por la muerte de su mujer.
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A dos habitaciones de distancia, Ulises, de cinco años, mira con desconfianza a su alrededor. Lleva vendas en una de sus piernas, brazos y la cabeza. En setiembre último, una olla de agua hirviendo se le volteó encima cuando en su casa de Huancabamba, Piura, su familia preparaba chicha de jora para compartir.
El señor Isaías entretiene a su hijo Ulises durante la hospitalización
Isaías Nayra, su padre, cuenta que las quemaduras de su hijo afectaron su rostro, brazos y manos, también parte de su estómago y espalda. Luego de ser trasladado a Lima, fue ingresado a UCI donde estuvo tres semanas y se lo sometieron a intervenciones quirúrgicas de reconstrucción, pero estas todavía no terminan. Aunque Ulises ya habla y juega, su padre ansía verlo caminar de nuevo cuando esté recuperado.
400 casos de quemaduras graves al año
Los tres niños se encuentran hospitalizados en el Pabellón de Quemaduras del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) de San Borja, que todos los años recibe hasta 400 casos de menores quemados por diferentes agentes, pero los más recurrentes son los provocados por líquidos, con el 65% de los casos; como los ocurridos con Ciara y Ulises.
Con motivo del Día Latinoamericano de la Prevención de Quemaduras, que se conmemora el 25 de octubre, la directora de la institución, Dra. Zulema Tomás, enfatiza en la necesidad prioritaria de adoptar medidas de prevención para evitar que más niños sufran estos accidentes que no solo lastiman sus cuerpos, sino que ocasionan profundas heridas emocionales.
“Las quemaduras se pueden prevenir. El 65% de las quemaduras que nos llegan son por agua caliente, cuando los niños –sobre todo en regiones- están cerca de los lugares donde se realizan preparaciones y se les vierte el líquido o caen en las ollas. Eso es algo que se puede evitar impidiendo que los niños estén en el mismo lugar donde se cocina en leña”, expresó.
Directora del INSN-San Borja, Zulema Tomas
Cicatrices físicas y emocionales perduran
“Si llegan con más de 40% de su cuerpo quemado, incluso con quemaduras internas, los niños pueden ser sometidos hasta a 10 cirugías, y permanecer entre 7 y 50 días en UCI”, sostiene la directora del hospital, quien recuerda así que el proceso de recuperación es arduo y doloroso, ya que los niños son propensos a infectarse inmediatamente.
“El tratamiento de un paciente quemado es largo y paralelamente a la recuperación física se tiene que llevar un tratamiento psicológico porque las quemaduras dejan secuelas emocionales muy graves que los acompañan toda la vida”, señaló.
El SIS asume los gastos
El INSN San Borja cuenta con los recursos necesarios para atender de manera integral a sus pequeños pacientes. Además del personal médico interdisciplinario, que incluye cirujanos, intensivistas, rehabilitadores, personal especializado en manejo anestesiológico y terapia del dolor, etcétera; posee un Banco de Tejidos y Piel, que provee piel de porcino y piel humana de cadáver para la recuperación de los niños con grandes quemaduras.
Zulema Tomás resaltó que el tratamiento que reciben los niños quemados en la institución es gratuito ya que el Seguro Integral de Salud (SIS) asume los gastos. “El banco de tejidos, los trasplantes, las operaciones, el tratamiento, la rehabilitación, los antibióticos, es cero costo para las familias, el SIS lo paga. A los papás no les damos ni una sola receta”, concluyó.
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(FIN) RAI/RRC
Publicado: 23/10/2025