Andina

Perdió la visión y el brazo, no se rindió…hoy es abogado y escritor en EE. UU

La ejemplar historia de coraje y lección de vida de Carlos Serván

ANDINA

ANDINA

07:25 | Lima, mar. 30.

Por Valery Díaz Vásquez

Primero de abril de 1986, imposible olvidar esa fecha. “El día se convirtió en una noche eterna, la luz se extinguió”, nos dice Carlos Serván, al recordar que la última imagen que sus ojos pudieron ver ese día quedó atrapada en los cerros del Fundo Barbadillo en Ate. Tenía apenas 20 años, era cadete del cuarto año de la Escuela de Oficiales de la Policía de Investigaciones del Perú.

En uno de los habituales ejercicios de campo, Carlos tuvo el infortunio de tropezar con una granada. La explosión le arrebató la visión y la mano derecha. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos, su cuerpo sangraba, mientras él maldecía su destino. En ese trágico momento, y como un inesperado flashback, por su mente pasaron los rostros de sus padres, dos esforzados provincianos que sacaron adelante a su familia a punta de esfuerzo. También la de sus queridos hermanos.

“Me resistía a morir, sería una tragedia para mi madre”, se dijo al evocar que su padre había fallecido un año atrás y su progenitora sufrió demasiado por esa perdida. 

Aún recuerda a Jesús Sedano, su compañero de promoción, gritando desesperado por auxilio. Carlos sobrevivió, pero sus sueños, y la de su familia, fueron despedazados.

¿Y ahora qué será de mí?, fue una de las preguntas sin respuesta que martillaban su cabeza. Sentía que lo había perdido todo.


Volver a empezar

“Todos me hablaban de prótesis y que me llevarían a Estados Unidos. Sentía que me trataban diferente, con condescendencia y eso no me gustaba”, señaló.

El primer año del accidente, intentó todo para recuperar la vista. Y los siguientes dos años hacía una y otra cosa para ganar dinero. Nada fue suficiente, a pesar de que había podido enfrentar con entereza a la depresión.

Tres años le bastaron para darse cuenta de que no había oportunidades en el país para personas en su condición. Así, con 23 años, llegó a Estados Unidos con la esperanza de rehabilitarse y salir adelante. Empezaría de cero.

Comenzó un riguroso entrenamiento en ceguera, aprendió palabras en código Braille, se convirtió en zurdo a la fuerza y aprendió inglés, carpintería y computación. Si algo quedaba claro, era que no iba a permitirse quedarse postrado.

No solo fue eso. Ingresó a estudiar derecho en la Universidad de Nuevo México. Su desenvolvimiento académico lo llevó a ganar la principal beca NFB Ezra Davis Memorial en 1992, un logró que resalta con suma emoción y orgullo. Más adelante, obtuvo el título de doctor en jurisprudencia y una maestría en administración pública en la misma casa de estudios.

“Pude salir adelante gracias a mi capacidad de resiliencia y superación, todo depende de uno mismo”, remarcó.



Mentor de invidentes

Mientras estudiaba, Carlos fue mentor de estudiantes ciegos y con problemas de la vista. Su historia podría servir como un combustible, un bálsamo de fe y esperanza, a quienes pasaban por los mismos problemas que él afrontó.

“Me chocó quedarme ciego, y sobre todo creía que no sería productivo y luché para serlo. Por eso intenté involucrarme con gente ciega, quería ayudar”, refirió.

Su fuerza e ímpetu le permitió ser presidente de la Asociación Nacional de Estudiantes Ciegos (NABS) y líder en la Federación Nacional de Ciegos.

En la actualidad, Carlos tiene 57 años, lleva 34 viviendo en Estados Unidos. Ha sacado adelante a su esposa e hijos, que son una piedra angular en este difícil proceso de superación. 

Es director ejecutivo de la Comisión de Nebraska para Ciegos y Discapacitados Visuales, también forma parte del comité ejecutivo del Consejo Nacional de Agencias Estatales para Ciegos y participa activamente en la Asociación Nacional de Rehabilitación y en el Consejo Nacional de Administradores Estatales para la RehabilitaciónVocacional.


Vivir para contarlo

Carlos es un testimonio de vida que nos demuestra que las situaciones difíciles también pueden ser un nuevo punto de partida, y que, a pesar de que sobrevenga en la oscuridad, somos capaces de restablecer la luz con nuestros actos. 

Además de ser un abogado y ferviente defensor de los derechos de las personas con discapacidad, es escritor.
Motivado por sus colegas y por las personas a las que les brinda charlas, se metió de lleno a la escritura. De esta forma, lanzó “Running Dreams", traducido al inglés y publicado en EE. UU., así como “Aprendizaje de la oscuridad”, el último libro de memorias que acaba de publicar y presentar en Lima.

Es un peruano que inspirar fortaleza a cualquier persona que se cruce con su historia. Y si bien se define como una persona perseverante y trabajadora, él representa mucho más que eso.


Más datos:


- Carlos Serván señaló que cada vez que tiene la oportunidad de regresar a Perú, lleva donaciones para diferentes grupos de personas que sufren ceguera.

- Manifestó que le gustaría dirigir una Agencia Federal en el área de rehabilitación y se está enfocando en lograrlo-.

- “Running Dreams” ha sido ganador del premio al libro de plata del Titán Literario, así como el segundo mejor vendedor en la categoría memorias en la Feria Internacional del Libro de Lima.


Más en Andina 




(FIN)VDV/RES

Publicado: 30/3/2023