Cuando cumplió 10 años, Georgina Huamanchumo Neciosup tuvo su primer acercamiento con las banderas más representativas de su amado distrito de Eten, provincia de Chiclayo, departamento de Lambayeque: la gastronomía y el tejido artesanal de sombreros.
Desde ese momento, quedó asombrada por la magia que podían lograr sus manos al combinar una serie de ingredientes para servir un exquisito platillo o entrelazar diversas fibras de palmeras para obtener una prenda característica de su localidad.
“Mi mamá me tuvo mucha paciencia. Al principio tejía todo muy grueso, ella me miraba seria, pero luego se le ablandaban los gestos y me decía: 'Es los mismo que comer, no podemos pasar alimentos sin masticar'. En la cocina era igual, ella me enseñó sus secretos para resguardar las recetas típicas de Eten, como el pollo alverjado o la famosa tortilla de raya”, declaró.
Tras combinar raya deshilachada, tres huevos, media cebolla picada, cebollita china, sal, ajo molido, pimienta, entre otros elementos, en un plato hondo de loza; confesó que el insumo más importante es el cariño con el que se hacen las cosas para los demás. “Doy mi tiempo, mi amor y parte del aprendizaje que absorbí por años”, agregó.
Otra de las especialidades de la adulta mayor es el pollo alverjado, un plato donde el guiso tiene un picante único, y, aunque es imperceptible al inicio, cada bocado es una explosión de sabores que satisface el alma. “Todas estas preparaciones se sirven con un tazón de arroz, una fresca sarsa criolla y una porción de chifle”, enfatizó, mientras dejaba sus increíbles potajes encima de su mesa de madera.
“Chiclayo tiene una variedad de platos. El arroz con pato y el seco de cabrito son los más conocidos, pero también hay otros que valen la pena disfrutar”, dijo la usuaria de Pensión 65, que además aprovecha los encuentros de saberes productivos que organiza la Municipalidad de Eten y el programa social para exhibir las habilidades de los adultos mayores.
Tejidos en el mar
Georgina, o más conocida en su localidad como Gina, también es una experta en el tejido de sombreros de ala ancha, armados a base de fibras de palma o macora. Con profunda emoción, recordó las clases de su madre y el acompañamiento que recibió de su tía, que le ayudó por años a tener un buen acabado.
“Lo primero que hice fue el chalán, el tradicional sombrero que se usa para la marinera y para protegernos del sol. Me enseñaron a tejer con calma. Por eso, decidí ir a las orillas de la playa de Puerto Eten para encontrar la paz que necesitaba. A mis años, agradezco todo lo que me inculcaron. Gracias a mi madre y mi tía, mis manos protegen los grandes sabores y costumbres de mi bello Eten”, concluyó.
Amiga e inspiración
Georgina Huamanchumo es una de las sabias y maestras del trabajo artesanal. En el camino, encontró la amistad de Catalina Velásquez, una usuaria de Pensión 65 que se convirtió en la tejedora más longeva del distrito. Gina se mostró muy feliz porque su amiga e inspiración, fue inmortalizada en un mural de la I.E. Pedro Ruiz Gallo de Eten, que alcanzó el segundo puesto del concurso de murales “Los rostros de la experiencia”. “Es una forma de que nuestro legado permanezca vivo en los más jóvenes”, determinó.
(FIN) NDP/LZD