La misión OSIRIS-REx, que logró recolectar una muestra del asteroide Bennu para luego ser enviada a la Tierra, concluye este año con un científico peruano en sus filas, Dr. José Carlos Aponte, astroquímico de la NASA. Para garantizar futuras investigaciones, se reservará parte del polvo recolectado que podrán ser estudiadas por científicos de todo el mundo.
, astroquímico peruano del Laboratorio de Astrobiología en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, forma parte del programa de análisis de muestras de la
A inicio de este año se publicó un artículo científico en la revista
Nature Astronomy con los resultados de la investigación de la NASA con el
polvo extraído de Bennu como parte de la
misión OSIRIS-REX.
La muestra que llegó a la Tierra tiene cuatro distintas litologías que, en geología, caracteriza su composición. En la parte más concentrada del polvo fino extraído de Bennu se encontró amoníaco. Este compuesto químico es muy utilizado porque se evapora muy rápido es por ello que, en la Tierra, lo empleamos para limpiar vidrios, por ejemplo.
Sin embargo, la misión del científico peruano, co autor de dicha investigación, era hallar las moléculas que son relevantes para los orígenes de la vida en nuestro planeta y que forman parte del inventario químico del asteroide.
El asteroide Bennu contiene "componentes esenciales para la vida"
Para los investigadores de la NASA, la abundancia de amoníaco representa que fue componente básico para otros compuestos químicos que, en las condiciones adecuadas, pueden formar moléculas complejas como los aminoácidos. Al unirse en cadenas largas, los aminoácidos forman proteínas, las cuales impulsan casi todas las funciones biológicas.
"A diferencia de la cantidad de amoníaco que se encuentra en otros meteoritos, la cantidad es mucho más alta. Pensamos que este amoníaco se evapora o se pierda a través del tiempo cuando ingresan a la atmósfera de la Tierra", dijo el astroquímico peruano Dr. José Carlos Aponte a la agencia Andina.
La presencia de amoníaco también da una idea de dónde se formó el asteroide Bennu y las condiciones de su medio ambiente. Con ello pudieron detectar su origen: Bennu nació de los escombros de una violenta colisión y el asteroide progenitor, un cuerpo celeste más grande, ya no existe. "Ese proceso pudo haber pasado más de una vez y no sabemos cuántas veces ha pasado", sostuvo.
Lo cierto es que el asteroide Bennu, que se encuentra entre la Tierra y Marte, no nació en dicha ubicación. El asteroide padre debería haberse formado mucho más lejos debido a la gran cantidad de amoníaco que contiene, de lo contrario, este compuesto se habría evaporado. "El cuerpo celeste que dio origen a Bennu tiene que haberse formado en una locación del sistema solar a la cual Bennu no pertenece", precisó.
Si bien este componente químico fue hallado en otras rocas extraterrestres, aunque no en la misma abundancia, el científico peruano de la NASA señaló que los metereoritos que llegan a la Tierra han pasado por la biósfera de nuestro planeta por lo que han sido alterados, ya sea por contaminación o procesos geológicos propios del planeta. "Lo que analizamos en meteoritos nos da una buena indicación de lo que sucedió en el sistema solar primitivo, pero no podemos estar seguros porque siempre podría haber un componente de material terrestre que puede alterar esta composición. Con Bennu es la primera vez que podemos analizar un material prístino, y eso confirma que los materiales necesarios para los orígenes de la vida en nuestro planeta, para nuestro sistema solar y del universo, pueden ser los mismos".
Los avances de esta investigación científica son clave porque los compuestos hallados en el asteroide Bennu son los que sirven de "ingrediente" para formar moléculas más complejas como el ADN. Esto implica que los componentes que se requieren para el origen de la vida podrían estar formándose en otros sistemas solares más allá del nuestro. Sin embargo, esto no significa que hay "vida humana" explícitamente, ni algún tipo de organismo específico.
Polvo del asteroide preservado para la ciencia del futuro
El Laboratorio de Astrobiología en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA trabaja hasta el 30 de septiembre de este año con el análisis de 6 gramos de la muestra. En los próximos meses, también se facilitará que otros científicos de todo el mundo puedan acceder a este polvo para nuevos estudios.
En el 2024, la NASA intercambió 0.66 gramos de la muestra con la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón, que previamente ofreció parte de la muestra recuperada del asteroide Ryugu por su sonda Hayabusa2.
El 75% del material obtenido con la misión OSIRIS-REx ha sido preservado. "La mayor cantidad de material va a ser guardado para que tal vez en, 20 años más, nuevos científicos, con nuevas preguntas, con instrumentos más avanzados, con mejores capacidades que nosotros puedan este seguir analizando estas muestras", afirmó.
¿Por qué OSIRIS-REx pasa a ser OSIRIS-APEX?
Luego de cumplir su misión, tras el paso de la cápsula de muestra a través de la atmósfera terrestre, la nave espacial pasó a llamarse OSIRIS-APEX y fue enviada a una nueva misión para explorar el asteroide Apofis en 2029.
"La nave espacial de OSIRIS-REx cruzó por la órbita terrestre, dejó caer la muestra de del asteroide y siguió su camino. Y en ese camino va a encontrar a Apofis, que es un asteroide que tiene una pequeña cantidad de probabilidad de impactar la Tierra", precisó. Sin embargo, fue eliminado de la lista de riesgo de impacto después de que los astrónomos rastrearan a Apofis y determinaran mejor su órbita.
Según la NASA, se espera que la atracción gravitatoria de nuestro planeta altere la órbita del asteroide, cambie su velocidad de rotación sobre su eje y posiblemente cause terremotos o deslizamientos de tierra que alteren su superficie.
OSIRIS-APEX permitirá a los científicos en la Tierra observar estos cambios. Además, la sonda espacial OSIRIS-APEX se acercará a la superficie de Apofis, un asteroide rocoso compuesto de silicato (o roca) y una mezcla de níquel y hierro metálicos, y encenderá sus motores para levantar rocas sueltas y polvo. Esta maniobra permitirá a los científicos observar la composición del material justo debajo de la superficie del asteroide.
JRA