“Si sentimos que nuestra irritabilidad es muy continua y además tengo problemas para dormir, mi energía no es la misma, no disfruto la vida y tengo descontrol de mis emociones, entonces debo sospechar que todo ello está asociado a una sobrecarga emocional o un problema de salud mental”, explica la psiquiatra del Ministerio de Salud (Minsa), Vanessa Herrera.
Y es que, como señala la especialista, los múltiples estresores que vivimos por la pandemia, múltiples duelos, el confinamiento prolongado, la elevada incertidumbre, la pérdida de empleo y el escaso apoyo social que se percibe, suman eventos negativos que pueden generar mayor irritabilidad con nosotros mismos y los demás, afectando a las relaciones interpersonales y mayor riesgo de conflictos.
Dijo que actualmente vivimos una sobrecarga de estrés y que en este contexto muchas veces no hablamos de cómo nos sentimos o no tenemos tiempo de autocuidarnos y de gestionar nuestras emociones.
“Entonces, sugerimos incrementar el tiempo de autocuidado y prácticas diarias de relajación y autorregulación emocional, que ayudará a regular la intensidad de nuestras emociones, de lograr un balance emocional y de resistir a la adversidad en el contexto de la pandemia”, asegura Herrera López.
Pero, ¿qué tan complejo es regular nuestras emociones? Para la psiquiatra es necesario, pese a nuestras diversas ocupaciones, destinar al menos de 15 a 20 minutos al día a ejercicios de relajación, respiración abdominal, tiempo de descanso, realizar actividades que disfruten, practicar la meditación y activar nuestra espiritualidad.
Asimismo, es importante realizar pausas activas entre horas laborales y dedicar un tiempo para la actividad física, de forma diaria.
Sin embargo, indica Herrera López, algunas de las principales barreras para no hacerlo es la sobrecarga laboral, el estar buscando un empleo, la sobrecarga de muchas mujeres en el trabajo doméstico y cuidado de hijos, el retorno a la presencialidad, entre otros.
Dichas situaciones parecieran que nos dejan sin tiempo para nosotros y hablar sobre cómo nos sentimos y muchas veces “explotamos” y descargamos nuestra ira, rabia o frustración con personas extrañas o seres queridos.
Por ello, la psiquiatra Vanessa Herrera enfatizó la importancia de cuidar la salud mental, dejar atrás los prejuicios para abordarla y permitirnos acudir a un servicio de salud mental del centro de salud cercano.
Manejo desde la infancia
Un aspecto importante, detalla la especialista, es que en la infancia es cuando podemos aprender a gestionar nuestras emociones, siendo los primeros modelos de aprendizaje nuestro padre, madre o cuidadores significativos.
Entonces, si quienes nos cuidan han normalizado la violencia, la impulsividad y agresividad con otras personas, el desborde de la ira, y hemos visto escasas habilidades para evitar que el conflicto escale, repetiremos esas prácticas de riesgo y reproduciremos los mismos errores de autorregulación emocional, impactando en nuestro bienestar y entorno.
“Es importante fortalecer la capacidad de escuchar activamente, de permitir expresar las emociones del otro, tener un diálogo respetuoso con los demás, una actitud compasiva al considerar sus adversidades, pues las personas tenemos sobrecargas y tensiones cotidianas, y si no actuamos así, podría repercutir en nuestros hijos”, advirtió.
En ese sentido, la especialista del Minsa considera que sí es posible que una persona adulta aprenda a gestionar sus emociones, pero para ello es importante solicitar apoyo profesional, al servicio de salud mental más cercano, pues ello permitirá fortalecer la capacidad de regular sus emociones.
“Muchas veces se cree que no debemos hablar de nuestras emociones, y que todo lo puedo resolver solo o no puedo ya cambiar en mi capacidad de manejo de la ira. Esto es posible al priorizar nuestra salud mental, acudir a tiempo al servicio de salud mental del establecimiento de salud más cercano”, resalta Herrera.
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Publicado: 3/7/2022