Por José Vadillo Vila“Sin Grau en la Punta de Angamos, sin Bolognesi en el Morro de Arica, ¿tendríamos derecho de llamarnos nación?”, se preguntaba Manuel González Prada en Pájinas libres. Y la historiadora Ella Dunbar Temple reflexionaba en voz alta: “Los héroes, civiles, militares, religiosos, son simplemente esos seres extraordinarios que inciden en un momento determinado en la vida de la comunidad, mezclados a la tierra que los recibe a la vida y los guarda en la muerte”. Hablaba de hombres notables. De la talla de Grau.
En la Casa de la Cultura de San Isidro, la muestra "Miguel Grau y la Guerra del Pacífico" se presenta en cuatro salas. La banda sonora que suena a bajo volumen, e impregna los ambientes de solemnidad, son los himnos castrenses. Todos los días se reciben visitas numerosas. Es la estela del héroe adscrito a la Historia.
Escuadra a escala
Ocho modelos a escala, elaborados por el modelista naval José Antonio Bedoya Harth-Terre, se ubican en las dos primeras salas. Entre ellos figuran los seis buques de la escuadra peruana (1879-1881).
El monitor Huáscar tiene un lugar privilegiado en la memoria colectiva, pero no se olvida la importancia de otros navíos vitales para contar la historia de la Marina de Guerra en el siglo XIX, como el Atahualpa, la fragata blindada Independencia o la corbeta Unión. Todos son modelos a escala 1/96, elaborados por Rodríguez con la técnica del Scratchbuild y con base en documentos y planos de cada nave.
La mirada del héroe no es severa. Es reflexiva. Serena.
Hay varias reproducciones de fotografías y óleos que salvaguarda la Marina de Guerra, como el óleo elaborado en el 2015 por Orlando Yantas (bajo el cual descansa, en una vitrina, la réplica de una gorra azulina que utilizó el almirante). O la fotografía del archivo Daniel Giannoni. O la famosa de los “4 ases de la Marina”, donde posan, junto a Grau (entonces jefe de la Primera División Naval), Lizardo Montero, Aurelio García y García y Manuel Ferreyros.
En la tercera, la historia se amplía. Se honra a los marinos que participaron con Grau en la gesta de Angamos. Se reproduce los nombres de todos los que estaban en el monitor aquella fecha de 1879: junto a los tres miembros del Estado Mayor (encabezados por Grau), los 10 oficiales de guerra, los cuatro oficiales mayores, los cuatro aspirantes de marina, los ocho maquinistas; 32 oficiales de mar. Y la lista continúa.
En la última sala hay dos elementos originales: un timón original de la corbeta Unión y un proyectil que formaba parte de las municiones del Huáscar. Joyas.
Resumen de cualidades
“Don Miguel Grau representa para el Perú un ejemplo de vida. Es el Peruano del Milenio. Es el hombre, el ciudadano, el padre, el diputado por Paita, el marino, el hombre que se sacrifica por la patria. Resume los valores que los peruanos debemos tener como norte, para construir cada día una patria mejor”, dice a la Agencia Andina el alcalde de San Isidro, Augusto Cáceres Viñas.
Es la primera vez que se monta una exposición en San Isidro –un distrito donde vivieron el expresidente Fernando Belaúnde y el historiador Jorge Basadre– sobre el notable marino.
Bautizo de fuego
Lo que la muestra subraya es que Miguel Grau no es un hombre que llega a la gloria a los 45 años, que nace en la Guerra con Chile, “sino que la trayectoria de su vida marca al Perú. Es una persona que hace una vida ejemplar y demuestra que los peruanos podemos hacer grandes cosas. Es el valor que tiene para nosotros”, dice Cáceres.
Porque a los 9 años y medio, el pequeño Miguel se hace a la vida náutica. Empieza el duro trabajo en los buques mercantes del aspirante a grumete. Primero bajo las órdenes del capitán del buque Tescua, Manuel F. Herrera, cuyo retrato está en la exposición y llama la atención de los niños: ellos también se imaginan cómo habrá sido a esa edad de los pantalones cortos aprender a convivir entre hombres rudos y, a la vez, mantener la ética.
Como escribió Jorge Basadre: “Aprendió primero en la vida que en los libros […]. Supo de galletas rancias, del agua podrida, de la carne salada, del escorbuto, del incendio, del temporal, del naufragio, de las peleas y de las juergas en los puertos. Había carecido de infancia; pero la suya fue una auténtica juventud aventurera”.
Su propio padre, Juan Manuel Grau, lo inicia en esta vida y, una década más tarde, tras discurrir en la marina mercante, recorriendo los puertos de tres continentes, solicitará el ingreso de sus dos hijos a la Marina de Guerra.
De acuerdo con el historiador Fernando Ayllón Dulanto, autor del libro El diputado Miguel Grau Seminario (Lima, Fondo Editorial del Congreso de la República, 2019), en su paso breve por la Cámara de Diputados, Grau presentó “interesantes” proyectos. Varios de ellos se relacionaron con su preocupación por la Marina de Guerra y la defensa nacional. O tro aspecto que sobresale es su desprendimiento: “En el contexto de la grave crisis económica que atravesaba el país, don Miguel Grau –junto con los diputados Manuel María del Valle, Germán Tejeda, Félix Manzanares, Manuel de Ugarteche– propuso la reducción de los emolumentos de los parlamentarios.
Grau, el grande. Escribió José Santos Chocano: “Tú, que tan generoso/ con tu adversario fuiste/ –tal Cristo en el Calvario–/ no permitas que nadie perturbe tu reposo,/ si no se muestra digno de ti con su adversario”.
(FIN) JVV
Datos
Hoy se conmemora el 198° aniversario de la Marina de Guerra del Perú y 140° del Combate Naval de Angamos.
La exposición "Miguel Grau y la Guerra del Pacífico", va hasta 31 de octubre (Av. Los Incas 290, San Isidro).
Horario de atención, de lunes a domingo de 10:00 a 19:00 horas. Ingreso libre.
Para el guiado de grupos de más de 15 personas, llamar al (01) 513-9000 anexo 1820.
Publicado: 8/10/2019