Después de dos décadas de incesante lucha, con tropiezos y logros, los vecinos de Mi Perú coronaron sus aspiraciones de que su pueblo original dejara de lado la categoría de Centro Poblado (CP) para convertirse en el distrito anhelado e independiente de Ventanilla, y en el número 7 de la Provincia Constitucional del Callao el 17 de este mes.
Desde el “Monte de Sinaí”. nombre dado a uno de los cerros que rodea a Mi Perú y donde se puede observar la totalidad del distrito anclado en una especie de hoyada en un vasto arenal cercano al mar, el burgomaestre del centro poblado comenta que la tarea de adecuar las facultades le tomará un año y que mientras tanto espera que la municipalidad de Ventanilla de la que depende lo apoye en mejorar la seguridad ciudadana y la limpieza pública.
“Mi Perú tiene una zona urbana con servicios básicos, aunque hay lugares en los que aún no se instalan, y otra ocupada por 37 asentamientos humanos donde habitan más de 30 mil habitantes. La mayoría tiene luz y agua pero faltan pistas y veredas, obras de infraestructura”, comenta a la agencia Andina.
Casado, padre de dos varones, cuenta que desde hace 24 años vive en Mi Perú, asentamiento humano regulado, como se definieron décadas atrás, y fundado el 6 de octubre de 1985. Don Reynaldo reconoce que Mi Perú es eminentemente joven. Calcula que las dos terceras partes son menores de 18 años y que el aumento de la delincuencia y las pandillas preocupan a todos los vecinos.
Por eso, tal vez, espera que en octubre, el mes morado cuando se realizan las elecciones munciipales y regionales, el proceso de cambios sea positivo y que la transición cuente con el apoyo de la comuna de Ventanilla.
Encalada Tovar seguirá como autoridad hasta el 2015 y se presentará a las elecciones municipales complementarias de ese año. Para entonces en su plan incluirá políticas que favorezcan a los niños, madres de familia, adultos mayores y personas con discapacidad, pero también incentivará el desarrollo económico a través del turismo gastronómico.
“A Mi Perú llegaron familias del norte del país, y ellas desarrollaron la culinaria de su tierra. Aquí hay conocidas cevicherias y restaurantes que pueden convertirse en la atracción chalaca y de todo el Perú”, afirma.
Los orígenes
Pedro Astudillo Costilla (77), presidente del Comité Civico Pro Distrito Mi Perú, es un reconocido dirigente con casi tres décadas de ejercicio. Es testigo de la transformación que ha vivido su comunidad húmeda y gris en tiempos de invierno y asentada en el centro de un arenal.
Don Pedro llegó en 1987 con su esposa y dos hijos desde Chimbote, el tercero de sus vástagos nació allí. El deseo de un futuro próspero lo llevó a la capital, primero, a Amancaes. en el Rimac y después a Mi Perú. Dos años antes, más de 5,000 personas ya se habían instalado en ese lugar, llamado entonces agrupamiento Mi Perú.
Pero no se apropiaron de esos terrenos como invasores. En 1985 el Estado era el propietario y los adjudicaba a quién lo solicitaba. “Me quedé en ese arenal porque sentí que era mi misión hacerlo”, recuerda.
Era técnico electricista, lo contrataron en el colegio Fe y Alegría como portero para apoyar en el cuidado y mantenimiento del local.
“Me fui metiendo en los líos del pueblo porque detectamos que unos vecinos robaban la luz de la escuela. A raíz de esa experiencia es que participé más en las actividades de la comunidad. Gané las elecciones dirigenciales, entablamos conversaciones con funcionarios de Electrolima de entonces, y aplicamos el proyecto de electrificación. Mi Perú se convirtió en una forma de vida para mí”, recuerda.
Y los cambios se fueron logrando a pulso, a pesar de las luchas entre organizaciones, de los conflictos partidarios que nunca faltaron y los trámites burocráticos para obtener pistas, veredas, más luz, agua y desagüe. La primera mitad de la década del 90 vio crecer a Mi Perú. Mejoras e incremento de la población caracterizaron esos años, al punto que se convirtieron en centro poblado.
“Lo que viene ahora es elaborar nuestro plan de desarrollo local y consultarlo zona por zona, pueblo por pueblo. Mi Perú es la comunidad emblemática del Callao porque gracias al deseo compartido por todos, niños y grandes, de querer ser un distrito, logramos muchas cosas en poco tiempo”, afirma este católico, de perfil bajo y amante de lo justo.
La lucha diaria
Paola Arrunátegui Sánchez (36) también es vecina de Mi Perú. Era una niña que cargaba en pilones los baldes con agua para ayudar a una tía que ya vivía allí. No tenía idea de las actividades que realizaba la directiva vecinal ni las dificultades por las que a veces atravesaban. Lo que si recuerda es que ya en 1994 no había niño, padre de familia, ni vecino, antiguo o nuevo que no expresara su deseo de ver a Mi Perú convertirse en distrito del puerto chalaco.
“Mis padres se mudaron acá y crecí observando las luchas de ellos por mejorar Mi Perú y sacarnos adelante. Aquí nacieron tres hermanos más. Me casé joven y cuando me independicé me mudé hacía´Los hijos de Mi Perú´ y fui secretaria general de mi zona. Logramos que nos instalaran agua y desagüe y acabar con la delincuencia a través de las rondas vecinales que organizábamos. Al comienzo yo salía solita con un pito, pero luego se sumaron mas personas”, recuerda.
Esta mujer de ojos vivaces es actualmente secretaria de la mujer del comité cívico. Su compromiso por trabajar para que las madres de familia de Mi Perú mejoren sus ingresos es su meta. Lo hace actualmente buscando que participen en programas sociales que le den empleo. “Somos sostén de nuestras familias y siento que mi deber es apoyarlas. Esta labor la hago por Mi Perú”, subraya finalmente.
(FIN) SMS/ART
Publicado: 25/5/2014