Visitar Mesa Redonda en los días previos a la Navidad, especialmente en compañía de niños pequeños o adultos mayores, implica asumir riesgos que suelen pasar desapercibidos entre la multitud. Ante un sismo o un incendio, este emporio comercial -saturado y de accesos limitados- podría convertirse en una trampa mortal con los más vulnerables. La prevención y la responsabilidad ciudadana son claves para evitar tragedias.
Frente a ese panorama, el gerente de Gestión del Riesgo de Desastres de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), Mario Casaretto, exhortó a la población a evitar la presencia de personas en situación de vulnerabilidad en áreas de alta concentración, a fin de prevenir tragedias como la ocurrida el 29 de diciembre de 2001.
En declaraciones a la Agencia Andina, Casaretto advirtió que el país aún carece de una sólida cultura de prevención, lo que lleva a muchas personas a desatender las recomendaciones formuladas por la municipalidad, Defensa Civil y el Cuerpo General de Bomberos orientadas a proteger la integridad y la vida.
“Muchas personas vienen con pequeños, adultos de la tercera edad o persona con discapacidad solo para que miren lo que van a comprar, pero no toman en cuenta las recomendaciones que les damos. De ocurrir una evacuación por un terremoto o incendio, las criaturas en coche, en brazos, o adultos mayores serían las primeras víctimas. Sin embargo, la población cree que las estamos fastidiando al advertirles”.
En un recorrido por Mesa Redonda, previo a las fiestas de fin de año, se pudo observar que la mayor afluencia de personas ocurre entre las 12 p. m. y las 2 p. m. y entre las 6 p. m. y 8 p. m. En estos horarios, las puertas de ingreso se congestionan considerablemente, es especial la ubicada en el cruce de la avenida Nicolas de Piérola con jirón Ayacucho, lo que vuelve lento el desplazamiento de los visitantes.
De acuerdo con el funcionario, en cada una de las 15 puertas de acceso existen cinco efectivos de distintas áreas ediles: Movilidad Urbana, Servicios a la Ciudad, Gestión de Riesgos, Seguridad Ciudadana y Fiscalización y Desarrollo Económico, quienes buscan manejar el orden en estos puntos.
¿Cómo se mide y controla la afluencia del público?
Uno de los principales riesgos en el conglomerado comercial es la sobrecarga de público, por lo que la comuna limeña ha establecido un aforo máximo de 39,000 personas para toda la zona de Mesa Redonda y Mercado Central.
Casaretto explicó que, cuando se supera este límite, se activa un sistema de redistribución del público mediante los 15 accesos habilitados, orientando el flujo hacia zonas menos congestionadas. Este mecanismo, indicó, fue puesto a prueba el pasado 8 de diciembre, fecha en la que se registró la mayor afluencia de visitantes.
“Ninguna puerta se va a cerrar (al alcanzar el máximo de aforo). Lo que haremos es orientar a las personas hacia otras puertas que se encuentren menos congestionadas”, aseveró.
Otros de los problemas es el comercio ambulatorio. Pese a los esfuerzos del serenazgo y los fiscalizadores municipales, los alrededores de Mesa Redonda continúan mostrando calles abarrotadas de comercio informal, algo que dificulta el libre tránsito y la evacuación.
Casaretto indicó que se realizan barridos permanentes con apoyo de la Policía Nacional para restablecer el principio de autoridad y liberar las vías, pero muchas veces los esfuerzos no son suficientes, más aún, en días cercanos a la Navidad.
Enrejados
Algunos visitantes a Mesa Redonda manifestaron su malestar por las rejas ubicadas en esta zona, porque consideran que es un peligro a la hora de evacuar ante una situación de emergencia. Además, señalaron que el ingreso por las puertas laterales es muy angosto para la cantidad de gente que acude a Mesa Redonda.
Con respecto a estos cuestionamientos, Casaretto sostuvo que estas estructuras, lejos de ser un peligro, permiten ordenar el ingreso y controlar actividades de riesgo, como el acceso de estibadores.
Las rejas, instaladas desde noviembre del año pasado, regulan horarios específicos para estas labores y evitan desplazamientos desordenados que podrían complicar una evacuación, señaló.
“Las rejas se instalaron en noviembre del año pasado y no ha pasado nada. Al contrario, se regula el ingreso y la cantidad de estibadores que puede pasar. Hemos tenido en cuenta cómo ha funcionado durante el año y creo que ha dado el resultado esperado”.
Galerías clausuradas
Otro foco de riesgo identificado es la congestión en galerías, por lo cual el personal municipal bloquea temporalmente el ingreso cuando se supera el aforo permitido, establecido en los certificados de Defensa Civil.
En este contexto, mencionó que ocho galerías han sido clausuradas por desacato, principalmente por almacenamiento indebido en pisos superiores y pasadizos, una práctica prohibida por ordenanza municipal.
Además, precisó que la municipalidad ha clausurado más de 800 almacenes clandestinos en lo que va del año, como parte de las acciones para frenar la proliferación de depósitos informales en el centro histórico de Lima, los cuales representan un alto riesgo ante eventuales emergencias.
Complementariamente, el funcionario subrayó que se ejecutan cuatro barridos diarios para despejar los corredores centrales del emporio comercial, una medida clave para garantizar el ingreso inmediato de ambulancias y unidades del Cuerpo General de Bomberos en caso de incidentes.
Tecnología
Como parte del refuerzo preventivo, agregó, se han incorporado cuatro drones tipo Cometa y 21 cámaras con inteligencia artificial, que permiten monitorear en tiempo real los mapas de calor y el flujo de ingreso y salida de personas.
Estas herramientas también apoyan a la Policía Nacional en la identificación de personas requisitoriadas mediante reconocimiento facial.
De igual forma, remarcó que se ha implementado un sistema de orientación que incluye 338 señales de salida, 58 postes informativos y cerca de 18 pasacalles distribuidos en todo Mesa Redonda y el Mercado Central, con el objetivo de guiar al público sobre las rutas de desplazamiento y evacuación.
Finalmente, Casaretto reiteró que la municipalidad desarrolla operativos las 24 horas del día, con más de 1,000 trabajadores municipales y 500 efectivos policiales y militares diarios.