Óscar Santivañez Venero sintió el llamado de servir al Perú en los años 80, cuando Sendero Luminoso asesinaba a campesinos y destruía todo aquello que le impidiera manifestar su violencia. La institución policial fue el lugar que eligió para luchar contra la barbarie y afirmar su voluntad de sacrificio al servicio del Perú.
Desde hace una década trabaja como psicólogo forense en la Dirección de Criminalística de la Policía Nacional (PNP). Eligió esta especialidad porque en un momento se dio cuenta de que tenía que profundizar su labor investigativa y mejorar su capacidad de análisis y observación de los hechos delictivos que le encomendaban.
“Por eso estudié primero psicología, y me especialicé en
psicología forense, cuya finalidad es evaluar a las personas involucradas en investigaciones policiales, del Ministerio Público y el Poder Judicial. Son acusados, víctimas y testigos a los que evaluamos sus conductas, personalidad, salud mental y estado emocional”, sostiene.
Observador y analista
Óscar ha desarrollado su capacidad de observación, confiesa. Y esa habilidad no se la enseñaron en las aulas universitarias, revela, sino que la adquirió gracias a diez años de experiencia que ha compartido, y aún comparte, con un equipo de nueve especialistas en psicología forense que trabaja en la sede central de San Isidro.
Las personas acusadas son las más difíciles de entrevistar y evaluar, primero porque llegan a nuestras oficinas obligados por la situación y están a la defensiva, mienten o responden de manera esquiva, comenta el
suboficial superior Santivañez.
Es cuando, como especialista, siente el llamado del deber y agudiza su visión, mira cada detalle con sospecha, movimientos corporales, reacciones emocionales sobre lo que narra el facineroso, pregunta y repregunta hasta corroborar la veracidad de la historia contada.
“Este esfuerzo es permanente. Usamos diversas técnicas e instrumentos para elaborar un diagnóstico lo más objetivo posible, pues de eso depende para que las autoridades judiciales tomen decisiones acertadas que beneficien a nuestra sociedad”. Además de entrevistas, realiza necropsias psicológicas y análisis psicografológico, técnicas efectivas.
Policía orgulloso
No se arrepiente de haber escrito parte de su historia en la
institución policial, a la que ingresó en 1983, pues, desde niño, siempre tuvo la certeza de ser parte de ella.
Su convicción y tenacidad, como buen cusqueño, lo ayudaron. Y aunque hoy no puede explayarse en relatos sobre los casos de criminales emblemáticos que combatió, Óscar siente que con este oficio ayuda a nuestra sociedad, y la manera de hacerlo es siendo objetivo.
“Ser objetivo es muy difícil, uno tiene que dejar de lado sus emociones, no dejarse influir por ellas. Es una exigencia. La población debe creer en nosotros; al departamento de psicología forense lo caracteriza la honestidad, analizamos bandas criminales”.
Hoja de vida
Se formó como psicólogo en la U. de San Martín de Porres (1994).
Estudió psicoterapia en el Instituto Peruano de Psicoterapia Cognitiva Conductual (Ipsicoc–2015).
Es egresado de la Maestría en Docencia Universitaria de la U. Nacional Federico Villarreal (2016).
Es suboficial superior y psicólogo forense de la PNP porque sintió que debía profundizar su lucha contra el crimen. No es sencillo analizar la conducta humana, dice, sobre todo la de quienes son sindicados como acusados por las autoridades del sistema judicial. La honestidad es su divisa y bandera.
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(FIN) SMS/DOP
Publicado: 14/11/2019