Tal vez en el mediano plazo veamos navegar por los ríos y el mar veleros sin tripulantes. Y esto gracias a que la Marina de Guerra del Perú ha desarrollado un prototipo de vehículo ligero con sensores, radares e inteligencia artificial que servirá en tiempo real no solo para la investigación ambiental sino la seguridad naval.
El director de Ciencia y Tecnología de la institución, el contralmirante Jorge Dorrego Arias, explicó que un equipo de ingenieros, oficiales y técnicos iniciará en las próximas semanas las pruebas sobre aguas fluviales y marinas, a fin de hacer los ajustes y mejoras necesarias del prototipo de velero sin tripulante, y dejarlo operativo.
La Marina de Guerra no quiere quedarse a la saga en el uso de este tipo de nave, que en países como Estados Unidos ya se usa para monitorear la contaminación de los mares por descargas de petróleo y para la seguridad naval.
“Nos inspiramos en los saildrone. Son veleros no tripulados que existen en Estados Unidos y Europa, pero nuestro aporte es su tamaño, es más grande. Hemos usado tecnología nacional y de la Marina de Guerra del Perú”, precisa a la agencia Andina.
El prototipo
El prototipo de velero sin tripulante es de fibra de vidrio. Mide cuatro metros de largo, la vela mide tres metros de alto y la killa, una pieza para que la nave tenga contrapeso, tiene de 2 a 3 metros. Su velocidad de viaje es de 12 kilómetros por hora (entre 4 a 6 nudos).
Contralmirante Dorrego Arias con el equipo de la Dirección de Ciencia y Tecnología de la Marina
La vela está colocada sobre una caja de tamaño similar a una laptop, en cuyo interior hay tarjetas electrónicas y sensores que pueden monitorear el agua, la contaminación ambiental y realizar tareas de comunicaciones. Consume energía renovable, como eólica y de panales solares.
¿Qué usos tiene?
El velero sin tripulante puede servir para realizar vigilancia costera, medir y registrar las mareas, monitorear la calidad de agua. En el aspecto hidrográfico, sus sensores pueden medir temperatura del mar, la salinidad, la presencia de metales pesados y la cantidad de azufre.
Por el momento, el Perú no tiene cómo medir la contaminación en los caudales de los ríos, ni cuáles son las causas ni qué desemboca en el mar.
Para Dorrego Arias, la medición de contaminantes de partículas de metal, de plástico, de micrometales le servirá al Estado para exigirle a las empresas y municipalidades que traten sus aguas servidas según los parámetros establecidos.
Los veleros sin tripulantes también pueden usarse para monitorear fenómenos meteorológicos ambientales provocados por el calentamiento global, que impactan, por ejemplo, en el cardumen, cada vez más alejado del litoral por buscar aguas calientes.
Otros usos
Por su bajo costo, las empresas pesqueras podrían optar por esta alternativa, por ejemplo, para monitorear la presencia de cardúmenes, labor que se hace con mucha anticipación y que requiere mucha inversión por la necesidad de movilizar embarcaciones.
A su vez, la aviación puede utilizarlo como repetidora de comunicación y para el control marítimo de las 200 millas porque podría ubicar embarcaciones desconocidas cercanas a litoral peruano.
Planes a futuro
La visión del contralmirante Dorrego Arias es involucrar a la empresa privada y la academia en la producción de este tipo de velero.
Ya empezó con la convocatoria al concurso de regata de veleros sin tripulantes dirigido a estudiantes universitarios de las carreras de ingeniería que forman en automatización (mecánica, eléctrica, por ejemplo), además de electrónica y robótica.
Con su equipo de Ciencia y Tecnología presentó el prototipo a los jóvenes que participaron en la competencia. Motivados por esa exposición, el 29 de octubre, estudiantes de la PUCP, UNI, UTEC, UPC, San Ignacio de Loyola y Ricardo Palma, expusieron los avances de sus trabajos.
La Marina de Guerra del Perú ha desarrollado con recursos propios este modelo de velero para que sirva de referencia a las universidades y al mismo tiempo para gestionar con la Sociedad Nacional de Industrias (SIN) el financiamiento para este concurso.
“Nos interesa incentivar la tecnología, vemos que muchos jóvenes no tienen una identificación colectiva ni nacionalista, son inmediatistas y buscan soluciones para su satisfacción rápida. Estamos fomentando el uso de tecnologías y el cuidado del ambiente”, señala.
La final del concurso será en marzo del 2023. Mientras tanto la Marina y la SNI están proyectando organizar una segunda edición de este concurso a nivel nacional porque saben que el talento universitario de las diferentes regiones del país está esperando oportunidades para crecer y aportar al país.