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Malena la luchadora: a 25 años de su asesinato por Sendero Luminoso

ANDINA

13:26 | Lima, feb. 15.

Se conmemoran 25 años del asesinato de María Elena Moyano, la dirigente de base, mujer de izquierda y teniente alcaldesa de Villa El Salvador, quien fuera asesinada por el grupo terrorista Sendero Luminoso.

En Villa El Salvador (VES), una avenida y un monumento la recuerdan. En el cementerio Cristo El Salvador, de donde se divisa todo el distrito de Lima Sur, un cenotafio pide a las nuevas generaciones seguir el camino de la luchadora social, la dirigente vecinal, la feminista, la madre: María Elena Moyano.

Ese sábado 15 de febrero de 1992, sus amigas como Diana Miloslavich la esperaban de vuelta en Lince, donde pernoctaba algunas noches la teniente alcaldesa de VES, debido a las amenazas hechas por Sendero Luminoso. 

Tenía desde enero de ese año un policía asignado a su resguardo. Esas últimas semanas de vida, casi nadie sabía dónde vivía; sus dos hijos sentían las caricias de mamá solo los fines de semana. 

Sendero Luminoso la amenazaba porque en sus discursos multitudinarios decía clara y contundente: “no vamos a terminar con nuestra lucha frente al terror, compañeras. Nosotros apostamos a la vida”. 

Ese sábado 15, Moyano había dicho, después del desayuno, que volvería antes de las siete de la noche, pero no pudo cumplir su palabra. 

Tenía 33 años, y era madre de dos niños, cuando, en el Sector 1, Grupo 23, en el cruce de las avenidas Primero de Mayo con Micaela Bastidas, una mujer la acribilló en la puerta de un local comunal, donde se realizaba una pollada. Solo tuvo tiempo para ordenar que tapen los ojos de sus hijos, que huyan. Para que todo Villa El Salvador se entere, la hicieron explotar con varios kilos de dinamita. 


Miles en su despedida 

Dos días después, más de 20 000 personas llevaron simbólicamente un ataúd blanco hasta Cristo El Salvador, para enterrar lo poco, lo casi nada que quedó de su cuerpo. (Se cuenta que sus restos reunidos fueron cremados y esparcidos por VES, como ella había deseado. Eso se dice).

La repercusión de su muerte trajo a las principales cadenas de noticias extranjeras para cubrir sus funerales. Mientras en Villa el Salvador, hombres y mujeres gritaban al terrorismo: ¡Y no podrán matarla!


Vida de una heroína 

Nació en Barranco en 1958, pero de niña, junto a sus seis hermanos y sus padres, llegó a los arenales de Villa. Tal vez ese momento, con la carencia de los servicios, con el esfuerzo de levantarse a las cinco de la mañana para terminar el colegio, fueron detonantes para que ella se compenetre con su comunidad. 

Era una joven de convicción cristiana y los dos años de estudio de Sociología le sirvieron para ser consecuente en su labor social. A los 19 años, fue animadora del primer Programa No Escolarizado de Educación Inicial (Pronoei) de VES, y ya como coordinadora ayuda a capacitarse a las demás animadoras para los otros Pronoei que se crearon en el distrito. 

Malena o La negra, como la llamaban sus amigos, era una mujer proletaria que no conocía de descanso. A la par de madre y esposa, trabajaba en un colegio y por las noches colaboraba en la alfabetización de su comunidad. Funda el club de madres ‘Micaela Bastidas’, allá por 1983, con el que inicia su etapa de dirigente, interesada en conocer más de la problemática de la mujer de VES, en dar servicios de educación y salud a esas familias de precaria economía. 

A los tres años, es elegida presidenta de la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (Fepomuves), durante la segunda convención de esta organización. En 1988, debido a su desempeño, es reelegida en su cargo dirigencial y político. Su preocupación era que las mujeres no solo sean vistas como una masa trabajadora, sino que aprendan a dirigir. 

Son los años de crecimiento urbano, de la guerra interna, y Villa El Salvador está en boca de todos. SL quiere dominar esas partes de la ciudad, pero se da con dirigentes como Moyano y otros que, desde una perspectiva de la izquierda y de organizaciones de base, dan frente a la violencia. 


Un ejemplo

A Malena Moyano la asesinaron cuando era una figura destacada de las organizaciones de base a escala nacional. Se había reunido con el exsecretario de la ONU Javier Pérez de Cuéllar, un hombre de centro, quien la había convocado para su partido político. 

Era cercana también a las organizaciones feministas. Le gustaba la vida, el color lila, decir salud, reír, cantar. Era un personaje de Bertolt Brecht hecha carne y hueso, por eso la bautizaron Madre Coraje; por eso una película –que a sus familiares no agrada del todo– se intituló Coraje (1998) recordando a esa mujer epopeya. A la heroína. 

“No vamos a terminar nuestra lucha frente al terror. Nosotros apostamos por la vida”.

(FIN) DOP/JCC/CCR

Publicado: 15/2/2017