El poder de una imagen. Manos ásperas, como las acostumbradas al mal tiempo de los campesinos. Secas y agrietadas después de haber estado almacenadas durante muchas horas en tres pares de guantes, a veces, incluso, cuatro. Manos que se asemejan a las de una persona de la tercera edad, aunque sean las de un hombre de 48 años.
La mano de la imagen pertenece al anestesista Salvatore Quarta, quien trabaja desde hace 16 años como anestesiólogo en el policlínico de La Scotte, en Siena, Italia. Ni bien las hizo públicas, se volvió viral.
“Si hubiera imaginado que se volvería viral me lo habría guardado para mí. Soy particularmente tímido por naturaleza”, confiesa Quarta, y de inmediato agrega de un tirón: “La empresa está siempre al lado de sus profesionales y son muchos los que trabajan todos los días para afrontar esta emergencia. Los números aumentan, las necesidades de atención, y el hospital siempre está cerca de los profesionales”, argumenta.
La foto de su mano tan marcada es poderosa. ¿Un mensaje a los ciudadanos para que sean responsables?
Exacto. Estamos al final del túnel y veremos la luz. Sin embargo, se encuentra en lo alto de una pendiente. Así que todavía queda trabajo por hacer, pero estamos alcanzando la meta. Aquí, el sentido de esta imagen es un llamado a la responsabilidad de todos.
¿Cómo pasó?
“Durante el servicio en la sala de covid-19 sentí irritación en mi mano, pero no podía quitarme los guantes. Lentamente, enjuagando, mejoró. Al día siguiente llegó la idea de esa foto. Secando la piel, me recordó a las manos de mi padre cuando regresaba del campo. Una referencia sentimental, por tanto.
Prueba de la fatiga de aquellos que nunca retroceden en esta batalla. La regla es usar tres pares de guantes esterilizados, a veces incluso cuatro. No es fácil trabajar así, con casco, overol y todas las debidas precauciones”.
Pero no quieres que te llamen héroe...
Esa es una etiqueta que siempre se rechaza. Quizás los demás nos vean así, incluso mi hija al principio. Pero el héroe es la figura menos adecuada para representar nuestra vida diaria. El contexto es extraordinario, no la actividad que realizamos.
¿Cuál es el momento más delicado en la zona de covid-19?
"Muchos y se viven todos los días. Pero yo diría que el tomar la decisión de intubar a un paciente. Porque nos enfrentamos a personas que hasta el final relatan sentirse bien, compensan bien su respiración. Luego está la etapa en la que no lo logran. Es necesario actuar antes de que se agoten los recursos físicos para optimizar las distintas terapias. Se establece un doble vínculo con el hospitalizado entre tú que prometes que saldrá y el paciente que confía en ti. Hay mucha confianza y empatía.
¿Qué sientes cuando ves a toda esa gente sin máscaras y reunida en las plazas?
Tengo una hija de 15 años que ha dejado de ser adolescente. Entiendo la necesidad de que los jóvenes escapen. Pero al ver esas imágenes me sentí muy amargado por la desobediencia cívica ante esta situación que se ha presentado.