09:00 | Huancayo, jun. 21.
A la peruana Kimberly García nunca le gustó correr dentro ni fuera de las pistas. Lo suyo siempre ha sido la resistencia, el largo aliento. Con el mismo aguante, la bicampeona mundial de marcha prepara su revancha en los Juegos Olímpicos de París.
En Tokio 2020, García abandonó la prueba de 20 km. Asimiló el golpe. "Siento que ahora estoy mucho más preparada tanto emocional, física y sicológicamente", dice la campeona panamericana de 30 años.
Imperturbable, García se entrena en la pista descubierta que está frente al coliseo Wanka. Lleva visera y lentes para protegerse del sol que iluminan los cerros de su natal Huancayo, a 3.250 de altitud.
Apenas si se agita al completar vuelta tras vuelta. "A mí no me gusta correr, me da flojera, es algo mental y siento que me canso más. Pero la marcha es igual una prueba de largo aliento", comenta a la AFP al término de su entrenamiento.
La atleta de 52 kilos y 1,64 metros de estatura quiere llegar fuerte mentalmente a París. Por su cabeza no pasa menos que una medalla: "Yo con tal de subirme al podio, voy a estar muy contenta".Esta vez Kimberly García cree que su sueño "está a punto de cumplirse": "Los juegos olímpicos están bastante cerca (...) y no quiero desaprovechar ningún entrenamiento".
- ¿Feliz? No siempre -
La peruana dio un golpe de autoridad al imponerse en los 20 y 35 kilómetros marcha en el mundial de 2022 en Eugene (Estados Unidos).
En 2023, logró la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Santiago en 20 km. Al año siguiente se colgó la presea dorada en el Campeonato Mundial de Marcha en la misma distancia pero por equipos en Antalya, Turquía.
García es de lejos la principal opción de que Perú rompa un ayuno olímpico de 32 años en las justas de París que arrancan el 26 de julio.
La última vez que un peruano subió a un podio en unos Juegos Olímpicos fue en 1992, cuando Juan Giha se colgó la plata en tiro en la modalidad skeet.
Después del fracaso en Tokio, "Kimy" - el apodo familiar con el que ahora es conocida en su país - se puso en manos del ecuatoriano Andrés Chocho, quien le dio un completo giro a su carrera imprimiéndole más "disciplina y perseverancia".
"Esto que hacemos es bien rutinario: vamos a fisioterapia, entrenamos y descansamos. Es así diario. No puede cambiar otra cosa porque es así", resume.
Y la rutina, se sabe, no siempre se disfruta. "No te voy a mentir, hay días que me canso, me estreso, no todos los días llego feliz, a veces no me siento bien", confiesa.
Quizá por eso, junto a la fortaleza física, la peruana invoca tanto su mantra: "automotivación".
- El amor en la piel -
Nacida en una cuna de comerciantes, comenzó a practicar la marcha atlética a los cinco años junto a sus primos.
Movida por su padre, se aficionó a ver las grandes competencias atléticas por televisión. "Veíamos campeonatos mundiales de atletismo y juegos olímpicos. Desde ahí creció ese sueño", evoca.
Sacrificó amigos y diversión por el deporte. Kimberly García profesa un amor absoluto por sus padres y dos hermanos. Fueron ellos - recuerda- los que le ayudaron a paliar el dolor del fracaso.
En el brazo izquierdo lleva tatuado un león con flores y la frase "familia donde la vida comienza y el amor nunca termina".
Al igual que otros atletas, Kimberly García cultiva su vanidad en las pistas.
Suele competir maquillada y llevar uñas postizas con los colores blanco y rojo de la bandera peruana: "Tratamos de estar bien, pero tampoco supermaquillada porque un kilómetro después ya estoy hecha un desastre. Te mojas, sudas, no hay maquillaje que aguante todo eso".
Aunque ya es una figura consolidada, García le rehuye a las redes sociales, las que - asegura - apenas usa para dar a conocer sus competencias.
De su estricta dieta están proscritos los dulces. Sin embargo, cuando siente antojo se aferra al ejemplo de su ídolo portugués fuera del atletismo.
"Me gusta mucho (Cristiano) Ronaldo por su disciplina. A veces cuando digo 'quiero comer algún dulce' veo un video de él y digo tengo que ser fuerte mentalmente".
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(FIN) AFP/RES
Publicado: 21/6/2024