Científicos del Instituto Nacional de Investigación y Capacitación en Telecomunicaciones (INICTEL - UNI) presentaron una sonda para ser utilizada en la medición de la radiación producida por los teléfonos móviles (conocida como radiación no ionizante o RNI), lo que permitirá determinar la cantidad de RNI que emiten equipos de diversas gamas, generaciones y bandas, como la 5G.
, investigador y miembro de la Dirección de Investigación y Desarrollo Tecnológico, explica a la
de los seres vivos, aunque sí podrían presentarse ciertos efectos biológicos.
"La energía electromagnética del universo se divide en dos tipos de radiación: la ionizante y no ionizante. Esta última se caracteriza por no romper la estructura molecular del cuerpo humano o de cualquier ser en la Tierra; pero la ionizante sí, como los rayos ultravioleta, gamma o beta que, al incidir sobre el cuerpo, produce mutaciones o la muerte", señala el experto.
En contraste, la RNI no tiene la capacidad de romper ni modificar nuestra estructura molecular, pero sí provoca calor. Cuando la frecuencia es alta, por ejemplo, como sucede con las de telefonía móvil, se produce un aumento de temperatura. Las frecuencias bajas, como las que se producen en los enchufes, generan una corriente interna en el cuerpo. "Solo cuando este calor es demasiado alto se pueden producir daños al cuerpo humano".
Lo que sí pueden haber son efectos biológicos cuando estemos expuestos a RNI. "Cuando hablamos por teléfono móvil por mucho tiempo, podemos experimentar un aumento del calor interno o desorientación. Pero luego de terminar la llamada volvemos a un estado normal", afirma Samaniego.
Cabe resaltar que el horno microondas, los monitores de computadoras e incluso los seres humanos también producen RNI, aunque la intensidad varía. "Cuando somos irradiados con estos tipos de energía, es importante saber con cuánta intensidad o potencia se está expuesto para evitar efectos adversos", detalla.
La radiación de la telefonía móvil es bastante baja y solo produce un leve incremento temporal del calor. El tiempo de exposición a esta RNI y la frecuencia de uso (es decir, cada cuánto tiempo hablamos por teléfono o usamos diferentes periodos) también son importantes de determinar.
Posibles efectos biológicos de antenas y teléfonos móviles
Los
investigadores emprendieron el estudio de la RNI producida por la telefonía móvil desde 2010, según relata Samaniego. "Nos hemos puesto a indagar sobre este tema porque hay una alerta técnica-científica y popular. La primera con base de estudios, y tenemos certezas de que podrían o no causar daños. Por ejemplo, está científicamente demostrado que las estaciones base [antenas] no ocasionan daños a la salud".
Pero en cuanto a los teléfonos móviles, sí hay una alerta por parte de la Organización Mundial de la Salud que ha denominado a su RNI como
posible cancerígeno. "No está comprobado fehacientemente, pero hay una posibilidad. Es decir, que no hay estudios contundentes, pero eso no quiere decir que no tomemos las debidas precauciones", sostiene.
Este es el motivo por el cual el equipo de investigación ha desarrollado un sensor para medir la RNI que emiten diversos teléfonos móviles. Así, una sonda detecta estos niveles y los convierte en otro tipo de energía (voltaje) que luego es medida con un multímetro. Mediante un software se calcula el valor del SAR [Specific Absorption Rate], que determina el porcentaje de cuánta RNI estamos absorbiendo.
"Lo que medimos es el SAR [Specific Absorption Rate], que nos dice cuánta de esa energía que emite el teléfono móvil estamos recibiendo. Actualmente existen límites normados internacionalmente y también en el país que propone el Ministerio de Transportes y Comunicaciones", apunta el ingeniero.
Afortunadamente, el equipo pudo observar que, conforme surgen nuevas generaciones de teléfonos móviles, el índice de RNI y el SAR ha ido disminuyendo. "Hicimos una prueba no académica en 2017, pero sin arrojar resultados contundentes. Aun así, notamos que algunos teléfonos que vinieron de forma clandestina al país sí superaban los niveles de radiación, a diferencia de los comprados en tiendas oficiales. Pero es un indicio, no es nada contundente".
Cabe resaltar que estos altos niveles fueron detectados durante la etapa del timbrado. "Cuando uno llama por teléfono, el timbrado transmite mayor potencia. Cuando contestamos y hablamos, la intensidad baja", puntualiza.
Para lograr que la sonda sea más accesible, se usaron materiales alternativos de bajo costo, obteniendo buenos resultados.
"La misión es tener sensores que cumplan una labor preventiva. Es decir, primero medimos con este sensor y vemos qué valor nos arroja. Si es muy alto, usamos el sensor convencional", concluye Samaniego.
Polémica por móviles 5G
Actualmente, el equipo de investigación se encuentra midiendo el SAR y la RNI de teléfonos de segunda generación (2G). El próximo año continuarán con los 3G hasta llegar al
5G.
"El tema del 5G en los teléfonos móviles es controversial. Hay entidades científicas que han pedido que se detenga su implementación porque no se han hecho estudios adecuados que permitan determinar cuál es su nivel de absorción [SAR] de radiación. Se han hecho estudios en los teléfonos móviles, pero no encuentran una certeza, por eso, se ha pedido que se detenga su distribución mientras se amplían los estudios al respecto", remarca Samaniego.
Es importante precisar que las empresas de telefonía hacen sus propios estudios, pero pueden ser sesgados (por ser juez y parte) y es por este motivo que la comunidad científica espera poder contribuir a este panorama de manera imparcial. "Primero vamos a medir emisiones en antenas de 5G. Luego, queremos hacer la medición de los teléfonos móviles, que toma más tiempo porque necesitamos adecuar nuestro sistema para ello".
Posteriormente, el
INICTEL - UNI espera continuar usando los sensores para medir el SAR de dispositivos inalámbricos aplicados a
Internet de las Cosas (IoT) que se usan muy próximo al cuerpo humano, tanto en el ámbito medico e industrial.
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