National Geographic destaca también los descubrimientos arqueológicos que se realizaron en excavaciones clásicas, como sucedió en Bélice, una excavación en una pirámide de Caracol desenterró una cámara que contenía un entierro real maya; y en el Valle de los Reyes de Egipto, los arqueólogos desenterraron la última tumba desaparecida de un faraón de la XVIII dinastía.
Megaestructuras andinas reescriben la antigua vida
Sobre la investigación en Monte Sierpe, la publicación especializada resalta que este trabajo logró resolver uno de los enigmas más llamativos de la arqueología andina: ¿Cuál era la función de los más de 5,200 agujeros excavados y perfectamente alineados en esta colina ubicada en el valle de Pisco y que durante décadas fue objeto de diversas interpretaciones que le atribuían hasta funciones esotéricas o especulativas, alejadas de la ciencia.

Ahora, con la ayuda de drones y el análisis microbotánico, los investigadores, encabezados por Jacob Bongers, arqueólogo digital de la Universidad de Sydney e investigador visitante del Instituto de Investigación del Museo Australiano, estudiaron la "Banda de Agujeros" a lo largo del Monte Sierpe, y su trabajo sugiere que la cultura Chincha y luego los incas lo utilizaron como mercado y sistema de contabilidad.
El mapeo con drones y el análisis de los restos vegetales sugieren que los hoyos alguna vez contuvieron cestas de mercancías y que pueden estar relacionados con un antiguo método de conteo que se veía en cuerdas anudadas llamadas khipus.
El resultado de esa investigación se plasmó en el artículo: "Contabilidad e intercambio indígena en Monte Sierpe ('Banda de Agujeros') en el Valle de Pisco, Perú", publicado en la revista Antiquity. En el estudio participaron también Charles Stanish, quien impulsó el proyecto regional que permitió identificar el sitio; el Dr. Luis Huamán (UPCH), responsable de parte de los análisis microbiológicos; Manny Medrano, especialista en quipus que aportó la interpretación contable del diseño; y los investigadores de la Universidad de San Marcos, encargados del trabajo de campo y recolección de muestras: Henry Tantaleán, José Román y Carito Tavera.
Las primeras evidencias de este lugar se remontan a 1933 cuando la revista Nationtal Geographic publicó fotografías aéreas de los agujeros.

El artículo de National Geographic añade que en el extremo sur de la cuenca del río Camarones, en Chile, las imágenes satelitales llevaron a un arqueólogo a descubrir 76 estructuras de piedra en forma de V que se cree que son “chacu”, grandes trampas de caza. "Los antiguos pueblos que vivían allí utilizaban muros de piedra de 150 metros de largo para conducir a las vicuñas salvajes, pequeños animales parecidos a las llamas, a corrales circulares donde eran sacrificadas", acotó.
"Estos dos descubrimientos ilustran cómo las antiguas sociedades andinas moldearon la tierra durante generaciones para satisfacer sus necesidades", concluyó.
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