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Inseguridad ciudadana: enemigo silencioso en la reactivación económica de las mypes

Mypes y sectores clave como el turismo ven frenado su crecimiento mientras los delitos se multiplican en las calles

ANDINA/Ricardo Cuba

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18:40 | Lima, set. 15.

Por Gianmarco Delgado Sánchez

¿Cuántas veces dejó de comprar o realizar algo por miedo a ser víctima de la delincuencia? Si su respuesta fue "más de una vez", las consecuencias económicas son más variadas de lo que aparentan.

En un contexto de persistente reactivación económica, una venta menos para una micro o pequeña empresa (mype) puede llegar a significar no llegar a fin de mes con los ingresos necesarios para cumplir con las obligaciones que toda compañía tiene, sumado a la evidente y angustiante preocupación que genera en cualquier ciudadano de a pie no poder salir tranquilo a las calles para realizar cualquier actividad.

Las mypes, motor fundamental de la economía peruana, enfrentan una lucha no solo por recuperarse de la crisis generada por la pandemia de la covid-19, sino por sobrevivir en medio de un entorno donde la delincuencia se ha vuelto omnipresente y hasta más agresiva.

Rutinas perjudiciales


Andrés Choy, presidente de la Asociación de Bodegueros del Perú (ABP), describe un panorama sombrío para los pequeños comerciantes: "Muchas de las bodegas se han tenido que allanar a la delincuencia pagando los cupos que les piden, no hay otra forma. Las acciones que proponen las autoridades no están siendo muy efectivas. Estamos conversando con ellas, pero esto es un trabajo de largo aliento". 

Según Choy, las mypes enfrentan una disyuntiva cruel: cerrar definitivamente o pagar a los delincuentes. La inseguridad, lejos de ser solo un obstáculo, es un freno al desarrollo de estos pequeños negocios que sostienen la economía de miles de familias.

La situación no es exclusiva de Lima. Ciudades como Trujillo y Arequipa también ven cómo las pequeñas tiendas, antes prósperas, optan por "atender tras las rejas". Este mecanismo de defensa, aunque necesario, afecta la relación con los clientes. "Estás enjaulado, esto no te permite que puedas exponer la gama de productos que tienes", relata el vocero.



Turismo, otro sector afectado


El turismo, uno de los sectores más golpeados por la pandemia, ahora enfrenta un nuevo desafío: la percepción de inseguridad. "Este flagelo es el que espanta al turismo. Debemos insistir en este punto que es muy importante no solo para los turistas internacionales, sino para nosotros mismos", refiere Ricardo Acosta, presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit).

El líder gremial apunta que ciudades como Trujillo y Chiclayo han visto una disminución en el interés de los turistas debido a las bandas criminales. A pesar de la recuperación parcial del turismo, con un incremento en las reservas hoteleras, según la viceministra de Turismo, Madeleine Burns, la inseguridad sigue siendo una sombra que amenaza el renacimiento del sector.



"Estamos trabajando con la Policía de Turismo, pero no podemos negar que la delincuencia está presente", menciona. El desafío es mantener un equilibrio entre la promoción del país como destino seguro y la realidad de los delitos comunes que persisten.

Resistencia y vulnerabilidad


Desde el lado de los emporios comerciales, la inseguridad se ha convertido en el enemigo número uno de los pequeños empresarios textiles. "Las mafias se esconden detrás del comercio informal al que le cobran cupo, a los que extorsionan. Luego pasan del ambulante al micro o pequeño empresario que no tiene ningún tipo de protección", explica Susana Saldaña, presidenta del consejo directivo de la Asociación Empresarial Gamarra Perú.

Esta realidad está presente en otros conglomerados como Mesa Redonda, mypes de Villa El Salvador y Trujillo, donde operan bandas criminales que operan con impunidad debido a la falta de sanciones firmes contra la delincuencia, según acusa Saldaña.

"Si no hay medidas concretas o realistas que generen un impacto más allá de ir y poner un policía o hace operativos, si no hay estabilidad y sostenimiento a largo plazo y que esto conlleve a tener delincuentes tras las rejas, seguiremos sufriendo el mismo tema. A ello se suma el tema del financiamiento. Con acceso a financiamiento, las mypes no van a tener la necesidad, en su desesperación, de acudir con engaños a los préstamos gota y gota", indica.



Lujo e inseguridad, “binomio perfecto”


La inseguridad no solo afecta a las mypes, sino que se extiende a sectores más exclusivos. Julio Pérez, presidente de la Asociación de Exportadores (Adex), asegura que la delincuencia influye incluso en el consumo de productos de lujo.
"El consumo de joyas dentro de Perú sería muchísimo más grande si la inseguridad bajara. Lo primero que los ladrones van a querer robarte son las joyas de oro. En otros países, tú vas por la vía libremente con estas. Sin embargo, en Perú las compras, pero no las vas a poder lucir". 

Esta contradicción, añade Pérez, afecta el desarrollo del sector de joyería y el consumo interno. Asimismo, no hace más que configurar el escenario perfecto para los robos al paso con alta agresividad, con uso de armas de fuego inclusive en zonas aparentemente seguras como Miraflores o San Isidro, por donde suelen transitar personas que portan objetos valiosos comprados con su esfuerzo.

Un paso hacia adelante


Desde el sector público, el viceministro de Mype e Industria, César Quispe, reconoce la gravedad de la situación y asegura que el Gobierno está tomando medidas para combatirla. "El Ministerio del Interior viene trabajando en diferentes programas y actividades. En Gamarra ahora vemos un número importante de efectivos policiales", afirma. 

Quispe resalta también los esfuerzos del Ministerio de la Producción (Produce) para mejorar la competitividad de las mypes a través de la innovación y el acceso a financiamiento. Ello a través de programas como Impulso Myperú, que ha otorgado más de 11,000 millones de soles en créditos con garantía estatal a los empresarios para que puedan tener un alivio financiero en contextos como el que se vive.

Costo oculto


El impacto económico de la delincuencia no es menor. Estimaciones del Instituto Banco Interamericano de Desarrollo señalan que la violencia criminal cuesta el 3.5% del Producto Bruto Interno (PBI) anual de los países de Latinoamérica. Solo en Perú, este costo asciende a 30,000 millones de soles, según el Instituto Peruano de Economía (IPE).

"Por robos al paso se puede llegar a perder entre 30% o 20% de los ingresos de un día, los cuales pueden llegar a ascender entre 3,000 y 5,000 soles o incluso más entre las mypes. En algunos casos se puede arruinar la venta de toda una semana. Y no solamente se pierden las ventas del día sino que también nos preocupa cómo le vamos a pagar al personal. A ello se suma que, por miedo, ya no nos visitarían o empiecen a ver otros locales", detalla Blanca Chávez, vocera de la Asociación Peruana de Hoteles, Restaurantes y Afines (Ahora Perú).



La inseguridad ciudadana sigue siendo un problema profundo que golpea a las mypes en todos los sectores. Mientras el Gobierno refuerza su presencia en zonas críticas, la población y los empresarios esperan que estos esfuerzos se traduzcan en una mejora tangible. Sin embargo, la reactivación económica plena parece distante mientras la sombra de la delincuencia siga presente en cada esquina del país.

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(FIN) GDS

Publicado: 15/9/2024