El Instituto Nacional de Salud cumple hoy 125 años. Desde el inicio de la emergencia sanitaria sus profesionales realizan la vigilancia genómica del covid-19. Cuenta en la actualidad con 100 laboratorios en el país para el diagnóstico molecular del temible virus.
Biólogos, químicos farmacéuticos, tecnólogos médicos, ingenieros sanitarios, médicos cirujanos y veterinarios, entre otros especialistas, se dedican a estudiar al temible virus. Seis de ellos fallecieron víctimas del covid-19. Es un organismo nuevo, que muta y requiere que los especialistas estén alertas a cualquier modificación para responder inmediatamente.
El INS adaptó sus laboratorios y redirigir a especialistas para atender un laboratorio exclusivo para el diagnóstico molecular del mentado virus.
Retos y oportunidades
El conocimiento adquirido permitirá al INS y al Perú estar mejor preparados para afrontar las siguientes pandemias, que vendrán en 5, 6 o 10 años.
Víctor Suárez dice que su institución tiene tres grandes retos y oportunidades.
El primero se da con el Decreto Legislativo N° 1504, emitido el año pasado, el cual actualiza la organización y funciones del INS. Permitirá realizar más investigaciones. Con esta evidencia científica, el Ministerio de Salud (Minsa) tomará mejores decisiones a nivel clínico y de salud pública. También permitirá al INS ejercer la rectoría en investigación y ser el brazo técnico y tecnológico del país.
La segunda oportunidad es un proyecto con el Banco Mundial por 300 millones de soles para fortalecer la capacidad de respuesta frente a las epidemias a escala nacional y regional. En el proyecto, que deberá ser firmado en los próximos días, trabajan el INS y otra entidad del Minsa: el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades. Comprende la creación de tres centros macrorregionales en Chiclayo, Arequipa e Iquitos, para un mejor control de las epidemias, con nuevos laboratorios y capacidades operativas.
Producción de vacunas
El tercer y último reto es el proyecto de la Planta de Producción de Vacunas, que podrá recibir transferencia tecnológica para la producción de vacunas contra el Sars-CoV-2. La institución busca los fondos para elaborar el perfil del proyecto de inversión.
Es vital, ya que el 80% de las vacunas anticovid lo concentran los países más ricos.
“Frente a ello, una estrategia para poder acceder a las vacunas son los convenios, mediante los cuales un laboratorio internacional nos transfiere la tecnología y aquí empezaremos a producirlas. Hay experiencias de estos modelos de transferencia tecnológica en Argentina, Brasil y México. Y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) gestiona una estrategia para desarrollar estas capacidades en los países de la región”, cuenta el jefe del INS.
Hace 125 años se fundó el INS para prevenir las enfermedades transmisibles, las epidemias que se daban en el Perú de entonces. La entidad tuvo un papel destacado en la década de 1970, cuando comenzó a producir la vacuna contra la viruela y contribuyó a la erradicación mundial de esta enfermedad contagiosa.
Un laboratorio en cada región
La emergencia sanitaria actual ha permitido al INS fortalecer su capacidad y adaptarse. Si en marzo del 2020 era la única entidad que en el Perú hacía pruebas moleculares del covid-19, hoy se cuenta con una red nacional de 101 laboratorios, entre entidades públicas y privadas.
Hoy, en todas las regiones hay un laboratorio con esa capacidad de hacer diagnósticos.
Para ello, las regiones firman un convenio con el INS, este les facilita los insumos y las regiones ponen la infraestructura y los recursos humanos. En el caso de los privados, el INS valida las técnicas que utilizan.
Esta semana, el INS validó en Puno el primer laboratorio de secuenciación genética fuera de Lima. Subraya Suárez Moreno que eso era impensable hace un año. “Se ha desarrollado e implementado con tecnología moderna, gracias al apoyo del gobierno regional de Puno”, agrega.
En el siglo pasado, el INS era reconocido en América Latina por el trabajo en su laboratorio de biomedicina, de nivel 3. En este “laboratorio de contención” se realizan hoy los estudios del Sars-CoV-2. Se trabaja la capacidad de neutralización de los virus que tienen los sueros de las personas vacunadas.
Frente al covid-19, el instituto ha desarrollado distintas innovaciones tecnológicas. Una de ellas son los laboratorios móviles Covid Maskaq (“Buscando al covid”, en quechua). Se trata de un camioncito que lleva un laboratorio de biología molecular, el cual realiza un diagnóstico rápido del virus. El Covid Maskaq se traslada permanentemente a las regiones para apoyar en el diagnóstico de la enfermedad. Recientemente estuvo en Arequipa.
Otra innovación de la entidad es el kit de diagnóstico molecular para Sars-CoV-2 basado en técnica LAMP, denominado Tariki covid-19: permite un diagnóstico rápido y puede ser implementada en los laboratorios sin necesidad de mucha infraestructura y equipamiento. Ya varios hospitales del Minsa y EsSalud han adoptado esta tecnología.
Vigilancia genómica
El primer reto del INS, al inicio de la pandemia, fue el diagnóstico del covid-19. Hoy es la vigilancia genómica, que se desarrolla a escala nacional. Las muestras llegan de todo el país y se estudia en Lima la secuencia para identificar las variantes del covid-19 que circulan en este momento en el Perú. “Tenemos una capacidad de análisis muy similar a Brasil, Argentina o Colombia. Integramos ese grupo grande que realiza la vigilancia genómica, que es el reto actual”, dice el jefe del INS.
El investigador Óscar Escalante es el responsable de la vigilancia genómica del covid-19. El trabajo incluye la coordinación con los laboratorios regionales para poder obtener muestras en tres tipos de contexto. Primero, una “vigilancia regular”, con una muestra representativa en cada una de las regiones cada mes a fin de conocer qué variantes circulan en las regiones. Segundo, las muestras de los puertos de entrada al país (fronteras y aeropuertos) permiten estar atentos a la llegada de alguna variante del covid-19 u otro virus. Cuando se detecta un caso positivo, los pacientes pasan a aislamiento; a la vez, el INS en 5 o 7 días ya tiene la secuencia genómica del virus.
“Estamos con un gran avance. En el 2020 solo había capacidad para procesar 1,200 muestras al año. En el 2021 incrementamos 10 veces la capacidad y podemos secuenciar 1,200 muestras cada mes”, dice Óscar Escalante.
La tercera son los muestreos de los “brotes”, gracias a los laboratorios a escala nacional se identifican rápidamente en qué localidad del país se da un incremento de casos.
“El primer gran desafío es enfrentar al covid-19, desarrollando una capacidad de respuesta, con acceso a vacunas y a una mayor capacidad de diagnóstico. Pero no olvidemos las otras enfermedades, como las inmunoprevenibles. Tenemos que recuperar las campañas de vacunación y mejorar el acceso a la salud”, recuerda el doctor Víctor Suárez.
Centros nacionales
El INS cuenta con seis centros. El Centro Nacional de Salud Pública (CNSP) se encarga del investigar y diagnosticar las enfermedades transmisibles. El Cenan formula políticas e intervenciones en alimentación y nutrición. El Censopas realiza exámenes especializados en salud ocupacional y protección del ambiente (hoy revisa los planes de prevención del covid-19 de las empresas). El Centro Nacional de Salud Intercultural (Censi) trabaja con las comunidades indígenas y las redes del Minsa para promover la aceptación de la vacuna anticovid. El CNPB produce los antisueros, contra el veneno de arañas, serpientes, y produce kits de diagnóstico de dengue y fiebre amarilla (único en el mundo). Y el CNCC hace el control de los productos farmacéuticos y dispositivos médicos.