El 75 % de la superficie de su cuerpo tenía quemaduras de segundo y tercer grado. Ese fue el diagnóstico de Conan González Merino, un joven de 22 años que sobrevivió a un incendio forestal en su natal Apurímac. Por su grave estado de salud fue trasladado a la Unidad de Quemados Críticos del Hospital Nacional Arzobispo Loayza del Ministerio de Salud (Minsa).
Su espalda y miembros superiores e inferiores tenían las quemaduras más graves. Requirió más de 80 unidades de sangre y tuvo más de 30 intervenciones quirúrgicas para cubrir las áreas quemadas con injertos de piel. Los especialistas del hospital idearon los mejores tratamientos para recuperar la salud de Conan.
Juan Ludeña Muñoz, jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Quemados del hospital, precisó que se aplicó matriz dérmica celular para brindar soporte a la dermis y generar mayor elasticidad. Resaltó que esta técnica tiene mejor resultado estético y funcional.
También se usaron apósitos de plata; se empleó el sistema Versajet que elimina el tejido necrótico; y le aplicaron la técnica de injerto MEEK para expandir la piel hasta nueve veces de su tamaño original.
“Se utilizaron técnicas de vanguardia para optimizar la cobertura de las áreas afectadas por las quemaduras. La recuperación de Conan fue lenta y compleja debido a la extensión de las heridas”, indicó el médico Ludeña Muñoz.
Tras cinco meses de tratamiento, Conan fue dado de alta y está con su familia. Aún se quedará en Lima para continuar su recuperación en cuanto a recuperar fuerza muscular y la movilidad de las zonas afectadas. Su rehabilitación la hará con ayuda de los especialistas del hospital Loayza.
“Agradezco el apoyo del Ministerio de Salud y el hospital Loayza, los médicos estuvieron muy involucrados en mi recuperación, fue un proceso largo, pero ahora estoy listo para ir a casa con mi familia”, comentó Conan Gonzáles.