“La UNI es el Perú y la UNI es la UNI”, se escucha en los pasillos de la Universidad Nacional de Ingeniería, en el distrito del Rímac. Con 17.396, Alessandro Lisarazo Ortiz ha roto la tradición: es la primera vez que un postulante de Ingeniería de Minas gana el primer lugar en los exámenes de admisión a la UNI. La costumbre siempre daba el podio de los máximos puntajes a los cachimbos de Civil, Mecánica o Sistemas. En el proceso ordinario 2020-I, un postulante a la Facultad de Química también logró el tercer puesto, con Luis Angelo Huamán Quillay, quien sumó 17.052 puntos.
Cuando se enteró de que había alcanzado el primer puesto, lo primero que hizo Alessandro fue abrazar a su madre, Zenobia Ortiz. Ella ha levantado a su familia trabajando en un salón de belleza, desde que su esposo falleció hace cinco años.
La señora Ortiz madrugaba para acompañar a Alessandro a correr por la playa que hay cerca de casa, en Villa El Salvador. Correr le ayudaba al cuarto de sus cinco hijos a despejarse de las largas jornadas de estudios.
Él siempre brilló en los concursos de matemáticas. La química, la física, también las dominaba. Estudió en el colegio American System de VES, y durante toda la secundaria integró el círculo de estudio, a donde llegan los chicos con mucho talento académico para recibir clases más profundizadas y prepararlos así para los diversos certámenes de ciencias. Los demás días de la semana, por las tardes, asistía a la academia César Vallejo “para pulir otras cosas”, cuenta.
Si Alessandro optó por Ingeniería de Minas en su prospecto, fue por la influencia de su profesor de Química: había sido ingeniero de minas y le habló de los pro y los contra de esa carrera. Él se enamoró de la profesión. Además, otro hermano de Alessandro ingresó el año pasado a Ingeniería Geológica –también a la UNI– y le puso también la valla alta: “UNI o nada”, dictaminó.
En la ceremonia para presentar a los tres primeros lugares de la UNI, a Alessandro lo acompañaron su madre –quien había madrugado con él los tres días de exámenes–, una de sus hermanas y su profesor. La madre recordará siempre cuando su hijo salió de la primera de las tres pruebas insatisfecho; le dijo, “Mami, pude haberlo hecho mejor”. Al momento de dirigirse a los presentes, el flamante cachimbo dedicó su triunfo a su madre, a sus hermanos y a la memoria de su padre.
Estudio y distracción
Las diferencias aquí son decimales. Roger Loayza Segura logró 17.289 puntos y estudiará Ingeniería Mecatrónica. La semana pasada, Roger empezó el primero de los tres exámenes para ingresar a la UNI con 16 años y acabó el proceso, el viernes 14, cuando cumplió 17.
Él estudió en el colegio Saco Oliveros del distrito de Jesús María. Y este año fue la primera vez que postuló a la UNI. Cumplía ese sueño que todo padre tiene de que su hijo acabe el colegio y al año siguiente inicie la universidad en esta aventura loca por la competitividad.
“Lo que enseñaban en el colegio solo lo repasaba en mi casa. Suficiente con eso”. Roger iba al colegio, de 7 de la mañana a 7 de la noche –“con sus respectivas pausas”, aclara–. Ya en casa, “repasaba un poco” y dormía.
Su filosofía es: “Hay tiempo para todo, solo es cuestión de acomodar tu tiempo”. No está de acuerdo con que estudiar para un examen de admisión de la UNI sea una actividad excluyente. Él, por ejemplo, se relajaba los domingos pichangueando con su papá y tíos, y jugando con el PlayStation.
Roger es hijo único. Su madre, Elia Segura, dejó su carrera de Economía para acompañar a su vástago a todos los concursos, como el famoso Conamat, donde Roger lograría la medalla de plata. Su padre, Salvador Loayza, es un agente de la División de Emergencias de la PNP. Viven en Praderas de Pariachi, en la Carretera Central, y le tomaba cada día entre dos horas y media y cuatro llegar a su colegio, dependiendo del tráfico vehicular. Así fue su vida escolar.
Hasta el tercer año de secundaria sus notas eran buenas (“ingresó” en el simulacro a la UNI), así que le pasaron al “grupo especial” del Saco Oliveros, donde les daban horas extras de preparación con miras al exigente examen de admisión de la UNI.
Uno de los motivos del por qué estudiar Ingeniería Mecatrónica es poder crear una empresa que permita ofrecer a las personas de escasos recursos económicos “partes biónicas” y que hagan su vida con normalidad. Será su aporte, a largo plazo, al país.
Siempre quiso ciencias
“Prácticamente, Luis Angelo se ha pasado la vida estudiando. Siempre ha sido de ‘Quiero, quiero estudiar’”, dice María Quillay, la madre del tercer puesto del puntaje a la UNI. Él sumó 17.052 puntos.
Han vivido todo el tiempo en Huaral, en el norte chico. Y siempre demostró que quería estudiar Ciencias, desde que estuvo en programas no escolarizados de educación inicial para las zonas rurales y en la primaria ganando concursos de matemáticas. Esta actitud le permitió becarse la secundaria en el colegio particular Claper.
“Vengo de provincias”, dice orgulloso Luis Angelo Huamán Quillay, cachimbo de la Facultad de Química. En cuarto de media, pasó al colegio Trilce del Centro de Lima. Empezó a vivir en cuartos alquilados. “Todos los días me levantaba a las cinco de la mañana y volvía de noche a mi casa. Mis días eran así”, recuerda. Los fines de semana, retornaba a Huaral a visitar a su madre. Se acostumbró a vivir así, todo con el norte de labrarse un futuro.
Luis Angelo es hijo único y dice que su mayor motivación fue ver el enorme esfuerzo que hacía su madre para sacarlo adelante. “Yo tenía que dar lo máximo también”, dice el joven quien encontraba descanso a los estudios de ciencias leyendo novelas.
Le preocupa la contaminación ambiental, por ello optó por la Química. A las once de la noche del viernes 14, toda su familia se abrazó cuando vieron que era uno de los tres primeros lugares.
El rector de la UNI, Jorge Alva Hurtado, les pide a los tres primeros puestos que se esfuercen para mantener los siguientes cinco años sus altas notas en la universidad. Será la siguiente meta.
Perfil de los postulantes
La jefa de la Oficina Central de Admisión, Noemí Quintana, informa que en el proceso ordinario 2020-I de la UNI participaron 6,563 postulantes. A ellos se suman 3,000 postulantes por la modalidad Extraordinaria 2-Ingreso Escolar Nacional (IEN-UNI) de diciembre.
Es decir, más de 9,500 postulantes en ambas modalidades cuyos ingresantes iniciarán clases en marzo. Quintana compara con el proceso anterior (2019-I), en el que se recibieron casi 1,000 postulantes menos (cerca de 8,000).
Opina que una de las causas de este aumento puede ser la migración de postulantes que antes apuntaban a otras universidades, pero que no cuentan con la licencias de la Sunedu.
Con respecto a la procedencia de los 931 ingresantes del período 2020-I, hay 841 de Lima; 7 de la región Callao, 16 de Junín, 8 de Ica, 5 de Áncash, entre otros. Con respecto a las edades, 154 de los ingresantes tiene 18 años; 246, más de 20; y 191 ingresantes, 17.
Cifras
-En cuanto al sexo: 15% (145) son mujeres y 85% (785), varones.
-931 Ingresaron en el examen ordinario UNI 2020-I.
-27 Carreras profesionales ofrece la UNI en dos procesos ordinarios anuales