13:37 | Lima, jun. 14 (ANDINA).
Por Susana MendozaEs actriz y maestra de educación inicial también. Conversa con facilidad y se reconoce parte de una estirpe de mujeres genovesas fuertes e intensas. Es protagonista de la obra de “La señorita Julia” que va de jueves a lunes en el teatro ISIL.
¿El personaje de Julia es caprichosa, cómo es usted?
… uhmmm… ¿Cómo yo?... no, yo soy intensa, y quizás me parezco a Julia en eso.
¿Intensa por apasionada?
Vinculo la intensidad con el compromiso que tengo con cualquier proyecto en el que me involucro.
¿Amoroso también?
¡En todo el sentido de la palabra, todos los proyectos son impactantes. No hay uno más que otro!
¿En una mujer de hechos o de palabra?
De los dos. Me gusta que las personas cuenten conmigo, con mi compromiso, presencia y tiempo en cualquier proyecto que me involucro. Pero también con mi capacidad de confrontar y discutir. Para el montaje teatral son necesarios los espacios de reflexión de lo que la obra quiere decir. Por lo general quien dirige tiene una visión que uno comparte o no.
No es común que las mujeres confrontemos…
Aquí en nuestro país. He vivido en Argentina, y es diferente. Creo que tiene que ver con la educación. En el hogar existe un espacio ideal para la confrontación: la sobremesa. Mi padre siempre insistió que comiéramos juntos. Fue un ritual importante.
¿En su adolescencia fue fácil confrontar para usted?
Fui una adolescente muy comunicativa. Mis hermanos mas bien fueron reservados.
Siempre me sentí cómoda al hablar, de decir lo que pienso y de compartir mis emociones también.
Se dice que la gente que hace teatro es para compensar su timidez…
No es mi caso. No me considero una persona tímida si no sociable. Disfruto compartir con otros, de tener espacios de conversación. Me gusta trabajar en equipo, estoy acostumbrada por los dos trabajos que realizo…
¿Cuál es el otro trabajo que tiene?
Soy maestra de educación inicial. Trabajo desde muy joven con niños, y con ellos se generan espacios muy bonitos de diálogo por su capacidad de interpretar el mundo con mucha libertad, y construir sus propias teorías sobre cómo funcionan las cosas.
Es una mujer comunicativa ¿fue difícil interpretar el personaje de Julia?
Si porque Julia busca a Juan, el criado, por una profunda soledad, su necesidad de sentirse amada y vivir todos los límites posibles. Es su forma de sentir más. Debe haberla confundido ser hija de una madre liberal, feminista y un padre conservador.
¿Se identifica con Julia en esa búsqueda?
Me identifico con ella en su necesidad por explorar. No me identifico con su soledad ni su necesidad por sentirse amada.
¿En su caso qué inspira su necesidad de explorar?
La posibilidad de aprender más. Soy curiosa por naturaleza, así nací.
¿Cree en la lucha de clases?
Si, y es lo interesante en esta obra de teatro que además hace una pequeña denuncia a las relaciones perversas que establecemos…
¿Le parece perverso que una mujer con dinero se enamore de un hombre pobre?
No, perverso me parecen las condiciones en que trabaja la gente dentro de los hogares; del abuso de poder y autoridad; que sean figuras invisibles y al mismo tiempo comparten cariño con nuestras familias.
¿Que una mujer con dinero se enamore de un hombre pobre, le parece romántico o una locura?
Ninguna de las dos. Es tan real como cualquier situación. No creo que responda a la locura ni a la histeria. Lo complicado en nuestro país es que todavía no hemos logrado identificarnos con lo que es diferente a nosotros.
¿Qué reconoce que tiene de semejante con una mujer indígena?
Mucho y poco. Somos mujeres, tenemos un registro histórico y genético que compartimos. Hemos sido preparadas para muchas cosas, tenemos emociones e interpretaciones sobre la vida, semejantes y diversas. Pero fuimos criadas por familias distintas, ubicadas en zonas distintas y de orígenes diferentes.
¿Qué siente que tiene de italiana?
Cuando visité Génova, me invitaron a ver el mausoleo de los De Ferrari. Había fotos, y una especie de árbol genealógico. Cuando vi el rostro de las mujeres, me di cuenta que venía de ellas. Seres muy fuertes, expresivos, dominantes, expansivos, con mucha presencia. Seguramente, complicadas también por ser de mucho carácter. Es lo que he heredado por lado paterno. Me sentí reconocida en ellas, y sentí alivio.
¿Por qué alivio?
Cuando vine al Perú, con frecuencia sentía vergüenza de ser muy comunicativa, de sustentar mis ideas, de disfrutar del debate. Me sentía incómoda por ser así porque me encontraba en espacios donde las mujeres debatían poco o cambiaban de tema.
¿Le creó inseguridad?
No, pero si cierta vergüenza. Pero entendí que tenía que contenerme en este contexto.
Desde niña esta vinculada al arte ¿es una ventaja?
La experiencia artística desde la infancia tiene que enriquecer y ampliar tu conciencia con relación al mundo. La sensibilidad y la estética, conectan con el mundo sensible.
¿Qué tiene la señorita Julia que le molesta?
Nada. Quizás lo que me apena es sus ganas de morir. Tiene sentimientos que no los reconozco en mí ni me identifico por ningún lado. Pero reconozco que tiene derecho de tomar esa decisión.
¿Qué podría tener Julia de usted?
¿De mi? Mi interés por vivir hasta ser bien vieja (risas)
(FIN) DOP
Publicado: 14/6/2011