El Perú tiene una extraordinaria diversidad de especies de fauna y flora que lo convierten en un lugar privilegiado en el planeta, puesto que registra 25,000 especies de flora (10 % del total mundial). De ellas, el 30 % son endémicas. Ocupando, así, el primer puesto en especies de plantas con diversas propiedades utilizadas por la población (4,400 especies) y en especies domesticadas nativas (128) del mundo.
Hoy, por Fiestas Patrias te mostramos algunas de las plantas más representativas de Perú, que son motivo de orgullo de los peruanos, como el árbol de la quina, la Puya Raimondi, las orquídeas, el aguaje, la flor de cantuta, la totora, la caoba, entre otras
Árbol de la quina
La
quina, es un árbol nativo que forma parte de nuestro Escudo Nacional, es un emblema del reino vegetal. Pertenece al género Cinchona, de la familia Rubiáceas, y es reconocida principalmente por sus propiedades medicinales, especialmente en la lucha contra enfermedades como la malaria o el paludismo.
Con una altura promedio de unos 10 metros, este árbol ha dejado una huella significativa en la historia de la medicina peruana y mundial, esto debido a que durante el siglo pasado, la quina salvó la vida de millones de personas afectadas por la malaria en todo el planeta, gracias a la quinina presente en su corteza, un potente alcaloide con propiedades curativas.
Los antiguos peruanos ya conocían y utilizaban las propiedades curativas de la quina para reducir la fiebre y aliviar el dolor. A lo largo del tiempo, su trascendencia histórica en la cura de enfermedades ha sido innegable.
Puya Raimondi
La
Puya raimondii Harms, conocida también como "Queen of the Andes" o
"puya de Raimondi", es una especie endémica de la zona altoandina de Perú, y su hábitat se encuentra en altitudes superiores a los 3,800 metros sobre el nivel del mar. Fue descubierta por el naturalista italiano
Antonio Raimondi (1826-1890) durante sus viajes por el Perú, en el distrito de Chavín de Huántar. En 1874, Raimondi asignó el nombre científico a esta impresionante planta, llamándola inicialmente Pourretia gigantea, aunque en 1928, el botánico alemán Hermann Harms (1870-1942) la rebautizó como Puya raimondii Harms.
Se trata de una especie extraordinaria que puede alcanzar alturas impresionantes de hasta 12 metros. Su ciclo de vida es asombroso, ya que tarda aproximadamente 100 años en florecer. Una vez que alcanza este hito, produce una deslumbrante inflorescencia con millones de semillas, entre 6 y 10 millones. Tras este acto prodigioso, la planta llega al final de su vida y muere.
Esta especie crece en rodales, lo que significa que se encuentra en conjuntos de ejemplares, siendo uno de los lugares más conocidos el Parque Nacional Huascarán, en el departamento de Áncash; así como también, en el Santuario Nacional de Calipuy, La Libertad, donde se puede encontrar un denso grupo de plantas de esta maravillosa especie.
La puya raimondii es una joya de la naturaleza que nos muestra la majestuosidad y la sorprendente adaptación de la vida en las alturas de los Andes peruanos. Su preservación es de vital importancia para mantener la diversidad biológica y resaltar la belleza única de estas regiones.
Orquídeas
Perú es hogar de una asombrosa diversidad de orquídeas, con aproximadamente 2,700 especies, de las cuales más de 800 son exclusivas de este país. Entre estas joyas de la naturaleza, destaca la fascinante
orquídea Phragmipedium kovachii, que florece en los bosques montanos de Perú, y que además, es considerada por muchos expertos como
una de las más bellas del planeta, debido a sus tonalidades rosado intenso y fucsia. Sus inflorescencias que pueden albergar hasta cuatro flores, que tienen una asombrosa duración de hasta 21 días. Además, su impresionante tamaño también es digno de admiración, ya que una sola flor puede medir hasta 26 centímetros de ancho.
Lamentablemente, debido al comercio ilegal, esta maravillosa especie estuvo amenazada en el pasado. Sin embargo, en la actualidad, es posible apreciarla en el Bosque de Protección Alto Mayo, ubicado en el departamento de San Martín. Su valor como especie emblemática de la flora peruana es tan significativo que incluso ha sido representada en el nuevo billete de 100 soles, un honor reservado para las especies más destacadas y simbólicas del país.
Otra
orquídea única del Perú, y de hecho la más grande del mundo en cuanto a tamaño, es la Inkill (Sobralia altissima). Esta majestuosa
orquídea puede alcanzar alturas sorprendentes de hasta 13.4 metros y se encuentra exclusivamente en el Bosque Nublado Amaru, en el departamento de Huancavelica. Su nombre en quechua, "Inkill", significa "portadora de lengua", en referencia al amplio labelo que semeja una lengua. Cada tallo leñoso de la planta lleva de 3 a 4 racimos, y cada uno contiene entre 8 y 9 flores de un intenso color púrpura con las puntas de los pétalos y sépalos en tonos blancos.
La riqueza y la singularidad de las
orquídeas peruanas son un testimonio de la exuberante biodiversidad del país y una fuente de maravilla para los amantes de la naturaleza en todo el mundo. Su conservación es de suma importancia para proteger estas especies únicas y seguir admirando su esplendor en los bosques andinos de Perú.
La Cantuta
La
flor de la cantuta ha sido siempre un símbolo profundamente arraigado en el corazón de los peruanos. Durante la época de los Incas, esta flor era
considerada sagrada y se llevaba como emblema representativo de los logros y conquistas de esta gran civilización.
Lo que hace a la flor de la cantuta aún más especial es su variedad de colores, que van desde el rojos, blancos, amarillos y violetas, otorgándole un valor ornamental excepcional. Su presencia es notable en diversas regiones del país, como Áncash, Apurímac, Cajamarca, Pasco, Cusco, Huánuco, Lima y Puno, entre otras.
Además de su significado cultural, la cantuta es una especie resistente y valiosa para la prevención de la erosión en laderas. Su versatilidad va más allá, ya que algunos habitantes de las regiones andinas la utilizan con fines terapéuticos para tratar dolencias como la diarrea, la tos y la inflamación ocular. Incluso se emplea en el ámbito veterinario.
Tal es el arraigo de esta hermosa flor en la identidad peruana que su imagen ha sido inmortalizada en el reverso del nuevo billete de 20 soles, reafirmando su importancia y valor cultural.
La cantuta no solo es un tesoro natural del Perú, sino también un recordatorio vivo de su rica historia y tradiciones. Su presencia en la vida cotidiana de los peruanos resalta la importancia de proteger y conservar estas especies emblemáticas como parte del patrimonio nacional.
Totora
La totora es una planta nativa que ocupa un lugar emblemático en la región del lago Titicaca, y su importancia trasciende en la historia, ya que fue utilizada por las antiguas civilizaciones prehispánicas para diversas creaciones, incluyendo embarcaciones y construcciones como viviendas y puentes colgantes.
En la actualidad, esta especie es protegida y aprovechada de manera responsable por artesanos aimaras que habitan en la zona del lago Titicaca, quienes reconocen su valor cultural y trabajan para asegurar su conservación.
El campesinado local, también saca provecho de la totora en su vida diaria. Utilizan la planta principalmente como fibra de amarre para los cultivos de vid y tomate, demostrando su utilidad práctica en la agricultura. Además, tiene diversos usos y aplicaciones: algunos pobladores la utilizan como forraje y como material para la construcción de sombras, techos y trenzados para amarrar. La comunidad también ha aprendido que
la totora puede ser empleada en la fabricación de sombreros, roperos, esteras y canastas, contribuyendo a la diversidad de productos artesanales.
Aunque hoy en día no existe una aplicación de gran relevancia más allá de estas actividades tradicionales,
la totora sigue siendo un recurso valioso y arraigado en la vida de las comunidades que habitan en las orillas del lago Titicaca. Su preservación y uso responsable son esenciales para mantener viva esta parte importante de la cultura y la biodiversidad del Perú.
Aguaje
El
aguaje, una palmera prominente en la Amazonía peruana, es una especie de gran importancia debido a sus diversos usos y su amplia presencia en la región. Esta versátil planta es valorada por su fruto, que se considera un superalimento debido a su alto valor nutricional.
Prospera en áreas pantanosas permanentemente inundadas, cubriendo una extensión de más de 6 millones de hectáreas. Su densidad es asombrosa, superando las 250 palmeras por hectárea. Esta especie ocupa un papel fundamental en la vida de los pobladores amazónicos, quienes le atribuyen una significativa connotación cultural.
Para los indígenas de la etnia yagua, el aguaje es "la madre de la floresta" y el "árbol de la vida", simbolizando la inmortalidad. Esto refleja la importancia que esta palmera tiene en su cosmovisión y su relación cercana con la naturaleza.
El aguaje no solo es un símbolo cultural, sino que también tiene aplicaciones prácticas en la vida diaria de las comunidades amazónicas. Es utilizado como alimento, proporcionando nutrientes esenciales para su dieta. Además, la planta tiene usos industriales y es
aprovechada para la construcción y la artesanía, brindando una fuente valiosa de recursos naturales para la comunidad.
Caoba
La
caoba es uno de los árboles más icónicos de la Amazonía peruana y altamente valorado por la excelente calidad de su madera. Este majestuoso árbol se desarrolla en el bosque tropical húmedo y
alcanza alturas que superan los 30 metros. Su tendencia a formar agrupamientos le otorga una presencia imponente en los departamentos de Amazonas, Cusco, Huánuco, Junín, Loreto, Madre de Dios, Puno, San Martín y Ucayali.
La madera de
caoba es altamente cotizada debido a su
belleza y durabilidad, lo que la hace apreciada en la industria de la carpintería y la construcción. Sin embargo, debido a la sobreexplotación y la amenaza a la supervivencia de la especie, la caoba está protegida bajo el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (CITES), en el cual el Perú es un país signatario desde 1975.
La inclusión en el Apéndice II de CITES significa que la extracción de caoba está regulada y requiere un permiso específico conocido como "Dictamen de Extracción No Perjudicial". Esta medida tiene como objetivo evitar la sobreexplotación y garantizar la conservación de la especie y del ecosistema en el que se encuentra. De esta manera, se busca asegurar que la utilización de la caoba sea sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
La protección y el manejo responsable de la
caoba son fundamentales para mantener su presencia en la Amazonía peruana y preservar esta especie emblemática de la rica biodiversidad de la región. Su existencia es esencial para mantener el equilibrio del ecosistema y garantizar el futuro de este valioso recurso natural.