La pandemia del covid-19 motivó hacer cambios radicales en manifestaciones religioso-culturales en el Cusco, como la peregrinación al santuario del Señor de Qoyllurit’i (Estrella de nieve) y la festividad de la Virgen del Carmen de Paucartambo. Sin embargo, la fe y devoción de la comunidad permanecen intactas, y, por el contrario, se han fortalecido.
Hoy, en el día de “mamá Carmen”, se comparten remembranzas y las misteriosas versiones sobre su aparición en la provincia de Paucartambo, región Cusco, y de cómo miles de fieles la siguen, admiran y claman a la santísima abogada que interceda ante Dios por el perdón de los pecados.
Cada 1 de julio, la entrada triunfal de la cuatricentenaria cuadrilla mayor de maqt’as (jóvenes campesinos) por el puente colonial Carlos III al villorrio de casonas blancas con balcones azules, abrazada por verdes cerros y dibujada por los ríos Q’enqomayu y Mapacho marca el inicio de la singular manifestación.
Los cholos, llamados así cariñosamente por llevar esa careta del joven andino de sonrisa jocosa, caminan 16 horas para demostrar sacrificio y valor por un camino inca que cruza valles y cumbres bañadas por gélidas neblinas al Antisuyo; su destino es estar con su madre, mantener el orden y alegrar con sus ocurrencias a feligreses antes, durante y después de la festividad.
“El maqt’a muestra su valor con el temido yawar unu [agua ensangrentada en español, que consiste en un enfrentamiento con huaraca con las piernas descubiertas] y ahora que no bailaremos nos da mucha tristeza y nostalgia; pero esta pandemia reconforta nuestra fe”, relató Aldo Pérez, caporal de la cuadrilla.
Tristeza
De igual forma, los centenares de integrantes de 19 cuadrillas están tristes y recuerdan que vieron sangrar sus dedos al confeccionar sus coloridos trajes llenos de adornos, esa sangre se impregna y parece desaparecer milagrosamente entre los tejidos de terciopelo, pana y otras telas. Las vestimentas al final brillan en los iris de "mamá Carmen".
Un día como hoy, antes de la pandemia, Paucartambo lucía repleto de fieles y turistas que acompañaban la procesión en medio de sollozos o se detenían para fotografiar y compartir durante cuatro días la expresión de su gente, días que no eran suficientes para saber la tradición que atesora esta tierra por siglos.
Era común oír: “Señorita exquisita, hermosa filigranita…” de los danzantes de qapaq negro y ver la mirada fija de la feligresía en el rostro de María para recordarle entre sollozos el pecador que llevan o intentar saber qué significaba parte de la canción de los qapaq aollas: “Kausaspacha kutimusaqku, wañuspaka Diosllawanlla; ay señorallay, ay ñustallay” (Si vivimos volveremos, al morir solo con Dios, ay señora mía, ay ñusta mía).
En medio de los fuegos artificiales, danzas, degustación de meriendas, romerías al cementerio y el compartir de alguna bebida surgían interrogantes sobre cómo llegó la virgen de rasgos europeos a esta villa y por qué la admiración a ella crece día a día.
Orígenes
“Entre lo poco [de documentos] que guarda el Archivo Regional sobre Paucartambo se sabe que la virgen fue enviada por orden de la corona española como patrona de Kosñipata y después fue albergada en Paucartambo al ser incendiada su capilla y ya no volvió”, explicó Fredy Villagarcía, guiador de qapaq negros.
Cusco tiene innumerables imágenes en sus templos que fueron traídas de España, por lo que el relato parece convincente; sin embargo, hay otro que involucra al distrito puneño de Paucaccolla, adonde habrían llegado dos imágenes, pero la más bonita fue traída a Paucartambo, hecho que generó un conflicto con los pobladores del Altiplano con el afán de recuperar a la Virgen del Carmen.
Esta segunda versión es escenificada cada 17 de julio en la pequeña plaza del villorrio decorada con palmeras, con la tradicional “guerrilla”, en la que qapaq qollas sitian el pueblo, intentan burlar a los habitantes con el qonoy (incendio) para llevarse a la "Mamacha Carmen".
Los fieles defensores son qapaq chunchus provenientes de los valles de Kosñipata que, a punta de lanzas de chonta, defienden a la "mamá Carmen" en una furibunda lucha. La escena tiene ribetes entrañables porque aparecen saqras para llevarse a los invasores al fuego del infierno en su ninacarro o vehículo de fuego.
Devoción en aumento
Según Villagarcía, la devoción a la virgen se acrecentó desde el siglo XVII. Los pobladores de la época mantuvieron su fe y lo mostraron con danzas. La primera fue el k’achampa (de origen inca), qapaq qolla, qapaq chunchu, qapaq negro.
“El qolla le cantaba sus penas, su intención de llevarla, y el negro su condición de esclavo”, y así nacieron otras danzas y con origen paucartambino.
La versión del guiador de los qapaq negros tiene cierto vínculo con la del rey o chutumikichu (hombre fornido) de los qapaq chunchu, Junior Jurado, quien relata que los aborígenes de Kosñipata incrustaron tres flechas en la imagen de la virgen venerada por hacendados y arrojaron la cabeza al Amaru Mayu, hoy río Madre de Dios, y varó en un islote.
El atrevimiento trajo cólera y diezmó Kosñipata; los nativos comenzaron a huir en tribus, una de ellas la comandaba Chutumikichu, que en sueños vio a una bella señora que le mostraba el camino si quería vivir o de lo contrario morir: conducía a Paucartambo.
“Los chunchus, que entraron en caballos [como lo hacen en la actualidad], se dieron con la sorpresa de que esa bella señora estaba en el templo de Paucartambo y casualmente era la misma que habían arrojado al Amaru Mayu. Ahí es donde el chunchu se arrodilla ante la virgen y le promete ser su protector y pide perdón”, relató Jurado.
“Hay varias versiones, como la que llegó por error: el chunchu, que una vez juró ser su protector, la defiende de los qollas que querían llevársela a la fuerza. Vence el chunchu y los sobrevivientes qollas van a la puerta del templo al encuentro con el rey y es ahí donde se les hace entender que son hijos de la virgen como ellos y estos tiene que retornar al Altiplano”, refirió.
Este conflicto por la permanencia de la virgen se habría escenificado mañana ante una plaza repleta, pero, debido a la pandemia, habrá que esperar hasta el próximo año. En su lugar se oficiarán misas transmitidas por plataformas virtuales como se dan desde el 1 de julio.
Un enemigo invisible y letal
Los coronavirus son una gran familia de virus que causan enfermedades que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) o el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Pueden transmitirse entre animales y personas.
El nuevo coronavirus (covid-19) es una cepa no identificada previamente en humanos, que se propaga de persona a persona, mediante gotitas o partículas acuosas que se quedan en el ambiente al toser o estornudar. También podrías contagiarte si mantienes contacto físico con una persona infectada.
Según la
Sala Situacional Covid-19 Perú, del Ministerio de Salud, hasta las 00:00 horas del 16 de julio, a escala nacional había 341,586 casos confirmados de coronavirus y 12,615 fallecidos; la tasa de letalidad es de 3.69 %.
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(FIN) PHS/JOT
Publicado: 16/7/2020