Las autoridades aseguraron este viernes que existen "condiciones" para ingresar a la mina del norte de México donde 10 obreros quedaron atrapados hace nueve días por una inundación, reavivando la esperanza de sus familiares tras dos jornadas de lentos progresos.
"Tenemos todas las condiciones para bajar el día de hoy (...) a la búsqueda y el rescate" de los mineros, dijo la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, durante la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Desde entonces el equipo de respuesta ante desastres de la secretaría de Defensa "ha realizado tres descensos al pozo 2" para retirar "elementos que obstruyen el ingreso de los rescatistas", según un tuit de Protección Civil.
Más temprano, se informó que el nivel de agua en dicho pozo había alcanzado 70 centímetros, frente a 30 metros un día después del accidente, ubicándose ya dentro del rango que las autoridades consideran viable para maniobrar que es de 1,5 metros.
En los otros dos pozos la cota se encuentra en 3,9 y 4,7 metros, detalló el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval.
Velázquez explicó que la operación es posible gracias a que se ha llegado a "un 97% de extracción del agua" que inundaba la mina de carbón en el poblado de Agujita (estado de Coahuila, norte).
"Se tienen preparados los recursos necesarios para iniciar las labores de búsqueda y rescate", insistió.
Militares desplegados en la zona redoblaron la seguridad en el perímetro más cercano al pozo 2, restringiendo el acceso de reporteros, constató la AFP.
"Ojalá haya un milagro"
"Con ese nivel ya se puede entrar. Dios quiera que sí", declaró a la AFP David Huerta, de 35 años, cuñado de uno de los obreros atrapados.
Aunque ya abandonó la dura labor de minar en los llamados "pocitos", un método artesanal y riesgoso para extraer el carbón, Huerta comenta que se dedicó a ello por casi 13 años.
Explicó que al fondo de los pozos está la zona de la "plancha" del mineral, donde se despliegan las galerías o túneles subterráneos en los que se realiza propiamente la extracción y donde probablemente estén los trabajadores.
Armando Ontiveros, uno de los mineros voluntarios que apoyan a los rescatistas, está deseoso de participar en esta labor.
"Si está derrumbada la plancha, la galería, hay que limpiar, hacer limpieza para poder avanzar hasta donde estén ellos. Si están ahí, ¡qué bueno!", dijo a periodistas.
Ontiveros, de 47 años -27 de los cuales ha trabajado en pozos- afirmó que "hay esperanza" porque en los túneles a veces existen espacios más altos "donde el agua no llega".
"Ojalá haya un milagro o algo y que estén ahí con vida", añadió.
La coordinadora de Protección Civil informó que el bombeo de agua se mantendrá, pero utilizando bombas más pequeñas. "Es un proceso lento, pero no queremos correr riesgo", sostuvo.
Oraciones y cantos
El anuncio del gobierno devuelve la esperanza a la comunidad alrededor de la mina siniestrada, donde la noche del jueves un grupo de unas 15 mujeres llegó caminando con veladoras en las manos y entonando canciones religiosas.
Ya en el sitio rezaron un padrenuestro y oraron para que el rescate resulte exitoso.
El accidente se produjo el 3 de agosto, cuando una pared de una mina inundada y abandonada colapsó, provocando la inundación del socavón donde maniobraban 15 mineros. Cinco de ellos lograron escapar.
Desde entonces no se tienen señales de vida de los 10 trabajadores restantes, en cuyo rescate participan varios cientos de personas entre militares, funcionarios de Protección Civil y mineros voluntarios.
Los siniestros mineros son frecuentes en Coahuila, principal productor de carbón de México.
El más grave ocurrió el 19 de febrero de 2006, cuando una explosión de gas en la mina Pasta de Conchos, controlada por el conglomerado Grupo México, provocó la muerte de 65 trabajadores. Solo dos cuerpos fueron rescatados.